Descendientes - Cambios drásticos

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—LA PRINCESA VALIENTE XXXV

— Andy —y Peyton reaccionaba de la tristeza que estaba inundado a la chica.

Pero la realidad era que Andy no quería a nadie, no quería que nadie estuviera a su alrededor, solo quería escuchar la voz de Tristán y sentirlo cerca, ahora la sonrisa de Andy había desaparecido y la sombra de la oscuridad estaba sobre ella. Inclusive Harry en el timón miraba a la chica con su ceño fruncido y Peyton solo intentaba acercarse a ella mientras los demás solo estaban sentados esperando alguna señal.

Pero Andy entonces sintió el frío apoderarse en su corazón y entendió que Tristán no volvería y que había fallado en su misión, Andy había desarrollado una especie de conexión con el príncipe, una conexión que no tenía con nadie más, era como una luz en su interior que la hacía sonreír, pero una vez que esa luz se apagaba, la razón de Andy habría desaparecido y ya no habría razón de ser como era, porque esa luz desapareció.

— Andy —Peyton sentía que la esencia de Andy se estaba entristeciendo. Pero lo que no sabía era que Andy ya no estaba.

Ella aferró sus uñas en el borde del barco y bajó su mirada— él ya no volverá —y Peyton paro de caminar en cuanto la voz de Andy que él conocía ya no era la misma.

Sino una voz gruesa y ronca que provenía de sus labios, los ojos de Andy se tornaron oscuros y su piel se volvió aún más pálida, la flor se había marchitado y con ella todo en su interior.

— no te acerques —fue Harry quién bajó las escaleras y alertó a Peyton— ella no es quien crees —porque ahora Andy no era segura en el barco.

Había perdido su objetivo y ya no tenía sentido de vivir.

— lo perdí todo —sus ojos abiertos de par en par, maniática en busca de algo que no sabía que era, el contorno de ellos estaba completamente negro y su cabello poco a poco estaba perdiendo su color, el rojizo que antes tenía se había vuelto blanco y la coleta que tenía se había soltado y podrido.

— Andy —Peyton entonces presenció su transformación y asustado por ello retrocedió.

Andy gruño, porque sentía que ese nombre no era el de ella— no soy Andy —

— ¿Que? —

El pobre de Peyton no sabía lo que estaba sucediendo, pero entonces Andy dió un giro a él y sus ojos de odio se implantaron en él— es mi culpa que él se haya ido, no merezco ser Andy, nunca más —

Andy había sellado su felicidad y su orientación como castigo por perder a Tristán y es que Tristán era la razón de vida de Andy y ahora ella lo había perdido y no tenía razón de vivir por lo que la oscuridad la invadió con facilidad y la obligó a comprimir su ser y sacar el odio que sentía por ella.

— no es tu culpa —

Impotente Peyton intentó acercarse, pero Andy se alejó con precaución— no te acerques —era como un animal no domesticado, porque así se sentía ella.

— chico eres necio, si sigues cerca te hará daño —

Tinkerbell entonces atendió la situación y se levantó de su asiento viendo cómo la vida de Peyton corría peligro en la chica que ahora todos desconocían.

— Peyton —Tinkerbell llamó, pero Peyton no hizo caso, porque el cariño que tenía por Andy lo obligaba a permanecer.

Pero Tinkerbell no dejaría que se acercará más pues entonces terminó sacando su espada, algo que Harry vio desde el momento en que se levantó y él también sacó su espada contra Tinkerbell— debes estar loca para atacar a una chica herida —

— esa no es una chica —

Y ahora Tinkerbell y Harry estaban frente a frente. Peyton lo vio y regresó su mirada a Andy, ahora habían dos cosas que resolver y él exactamente no sabía qué hacer. Porque sentía que la culpa era completa de él al haberlos traído a Nunca Jamás y ahora Tristán ya no estaba más y Diaval no regresaba.

— sí es una chica, solo porque el odio la controla ¿No lo es? —Harry no pensaba dejar que el Hada se saliera con la suya, aunque exactamente no sabía porque él protegía a Andy.

Pero entonces algo más sucedió y robó la atención de todos, inclusive la de Andy, pues Diaval había vuelto y exactamente no con Tristán. Úrsula lo convenció de regresar, Diaval había tomado su decisión y era estar al lado de su ama.

El príncipe Tristán estaba en manos enemigas.

Y Ryan trataba de medicar a una débil Meido, que había perdido sus poderes a causa de la tristeza que se hallaba en su corazón y aunque Ryan no dejaba de pensar en Tristán y anhelaba que Diaval trajera de vuelta a su hermano, debía ser fuerte frente a ella. Aunque fuera Tristán quien confío en él, primero que todos los demás, fue el reino del príncipe el que le dió la bienvenida y era parte de su hogar, ahora sentía que la mayoría del castillo de su corazón se había desmoronado. 

Meido por su parte se culpaba por sus impulsos porque sino hubiera atacado primero, tal vez ese tentáculo gigante no se hubiera llevado a Tristán y no fue lo suficientemente fuerte para embestir el tentáculo porque realmente Meido nunca tomó la pastilla que Tristán le dió, se le había olvidado y la había guardado en su bolsillo y eso fue una falla más en todo.

Ryan aún recordaba lo que él príncipe había planeado hacer desde que llegó a Auradon unas semanas antes y solo decía en su mente lo estúpido que el príncipe blanco era por no haberlo hecho antes.

Y aunque Diaval eligió estar con Meido, no fue sin razón, él sabía que ahora mismo era ella quién lo necesitaba y que una vez que ella estuviese bien, iría en busca del príncipe blanco y esta vez acertará en terminar todo de una vez por todas.

— Diaval, ¿Dónde está Tristán? —Peyton tenía la esperanza, pero se fueron en cuanto Diaval apareció y ahora no podía evitar sentir aún más el peso de la culpa.

— no llegue a él —con su voz baja y lamentándose, Diaval frunció su ceño y apretó sus puños— ¿Dónde está Meido? —

— lo perdí —Andy aún se culpaba por no ser lo suficiente para Tristán y que si ella hubiera estado ahí, seguramente no hubiera dudado en ir en lugar de Tristán, su vida era de él, pero sin él, ya no tenía razones.

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora