Descendientes - La tormenta dentro de él

89 13 12
                                    

—LA PRINCESA VALIENTE VIII—

El barco zarpó casi enseguida, con Harry Hook de capitán y con la tripulación con los nervios de punta.

No podíamos pensar que pasaría, pero solo teníamos la idea de salvar a Nunca Jamás y con solo eso mi mente tenía millones de pensamientos.

Todo parecía tan frustrante.

— ¿no piensas hablar con Tristán? —me sobresalte al escuchar una voz detrás de mí y aferrándome al madero del barco gruñí, Ryan se había acercado, dándome un infarto de muerte.

— ¿De qué hablas? —masculle sin mirarle.

El océano seguía siendo muy extenso y parecía tan pacifico.

— ¿De qué hablo? —se cuestionó extrañado— del dulce de cumpleaños —bromeó enojado— ¿de qué más voy a hablar Meido? —escupió a mi lado— él está enojado, así que a no ser que seas sincera con él —

Parpadee una sola vez bufando y mirando con una ceja alzada— ¿qué pasará? —le rete.

Pero Ryan se enderezó por completo y me miró con seriedad— la relación se verá afectada —mi corazón se estremeció.

Mis ojos ardían, baje mi mirada parpadeando unas cuantas veces, ¿cuánto dolor representaba para mí que nuestra relación se fuera por la borda? lo único que sabía es que me dolía y demasiado.

— ¿dónde está? —masculle con pesimismo.

— en la cabina —respondió con un suspiro— detestaría que mi pareja favorita terminará —lo mire con odio a lo que él sonrió.

Era un odioso. Capte la mirada de Diaval, pero asentí ante él para que supiera que no debía venir tras de mí.

SE VE INCREÍBLE —los gritos de Andy y los regaños de Harry me hacían ver la parte graciosa de esta embarcación.

OYE NO HAGAS ESO, TEN CUIDADO —la falta de sentido de preocupación por Andy hacía a Harry gritar de euforia, se sentía el líder solo por ser su barco y claro, ser el mayor de todos aquí.

Cerré la puerta tras de mí en cuanto entre en la habitación, Tristán leía un libro en la ventana que daba al mar, sentado sobre el sillón que había allí, estaba muy concentrado.

Suspiré, sabía que había notado mi presencia, pero no decía nada, qué difícil era esto.

— Tristán —musité por lo bajo.

¿Por qué debía disculparme? no hice nada malo.

— la relación se verá afectada —

¿Desde cuándo lo habían nombrado cupido?

Pero, sino lo hacía tendría razón.

— Tristán —musite nuevamente, no podía mirarle, sentía mucha presión al hacer eso— sobre lo de... morirme y eso... —masculle a regañadientes, bufe al no recibir respuestas, rayos estaba disculpándome ¿qué más quería?— no es tan grave como parece —dije rascando mi nuca.

Pero fue entonces que él cerró el libro y lo sentí caminar por la cabina— entonces ¿eres como un fénix? ¿Te mueres y resurges nuevamente? —

Pero fue entonces que él cerró el libro y lo sentí caminar por la cabina— entonces ¿eres como un fénix? ¿Te mueres y resurges nuevamente? —

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hice una mueca, de hecho no lo sabía— bueno, tendría que investigarlo —

— no bromees con eso —escupió, finalmente le miré, realmente estaba enojado, fruncía demasiado su ceño— se supone que soy tu novio, que debías contarme todo, entonces ¿por qué me entero después de que Diaval te diera unas pastillas? —demasiado enojado— podría ser yo el que te estuviera ayudando, no él —

Fruncí mi ceño, ahora no tenía que ver sólo con morir, también estaba hablando de Diaval— es mi protector —

— y yo tu novio —

— ¿de eso se trata? —cuestione extrañada— de Diaval y tú, ¿hablas enserio? —cuestione caminando hacia él, él solo rascaba su nuca.

— eso solo que... —bufo y soltó un gruñido— ¿por qué siempre que estamos juntos tiene que venir e interrumpirnos? —

— no nos interrumpe siempre, Tristán —contradije

— ¿por qué siempre está contigo? —

— para cuidarme —respondí con obviedad— cuando tú no estabas, era Diaval el que estaba conmigo —Diaval siempre estaba conmigo, baje mi mirada— la realidad es que si él no hubiera estado, posiblemente me habría sentido sola, Mal estaba ocupada, Dizzy siempre estaba con Celia y... ahí acaba mi lista, en ocasiones estaba con Ben, que me enseñaba esgrima, pero con nadie más. Y me costó acostumbrarme a Diaval, pero por alguna razón lo dejé estar, agradezco que haya estado, por eso, no puedes enojarte con Diaval —levante mi mirada. Porque sentía que con Tristán podía ser sincero— tú estabas en el país de las Maravillas, en Marmóreo, atendiendo tus cosas reales, no te contradecía cuando estaba con Allice, porque se que es tu consejera real, ¿cierto? —frunció su ceño y parpadeo unas cuantas veces— así como Allice está contigo siempre, así también está Diaval a mi lado —

Desvió su mirada y se alejó de mí— solo eso —masculló por lo bajo y empezó a caminar de un lado a otro, se estaba frustrando, se rascaba la cabeza una y otra vez.

Suspire pesadamente, era aquí donde me preguntaba ¿por qué me gustaba tanto este chico? Yo que decía que jamás me enamoraría de un príncipe, porque era muy dramáticos, pero me encantaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Suspire pesadamente, era aquí donde me preguntaba ¿por qué me gustaba tanto este chico? Yo que decía que jamás me enamoraría de un príncipe, porque era muy dramáticos, pero me encantaba.

Me encantaba demasiado. Sonreí de lado y corrí hacia él, porque aunque estaba enojado conmigo, quería sentirlo cerca, muy cerca.

Tristán tenía el corazón muy acelerado, estaba muy eufórico, el frío que estaba desatando parecía tan devastador, que necesitaba un poco de calor para iluminar su tormenta— tu eres mi novio —susurre en su pecho— eso no va a cambiar —

Jamás iba a cambiar, porque con Tristán había sentido lo que era el amor real.

Y entonces sentí sus brazos en mi cintura y como me acerco más a él para enrollarme por completo en sus brazos.

No podría decir cuanto me encantaba esto.

— no quiero perderte —el susurro del chico frío hizo que la corriente eléctrica llegará a mi corazón, mis pies se sentían débiles, pero ese susurro en mi oído, realmente estaba haciendo que el fuego en mi interior ardiera cada vez más.

— entonces no lo hagas —la voz me temblaba.

— seguro que no —hubo un silencio y río, fruncí mi ceño y me separe de él extrañada.

— ¿qué pasa contigo? —se supone que era un momento conmovedor, ¿no?

Negó con la cabeza mientras reía y tocaba su frente— no sé qué me has hecho, pero no soporto mucho estar enojado contigo —alce una ceja y sonreí de lado cruzando mis brazos.

— un hechizo tal vez —aposté, paro de reír y me vio con el ceño fruncido.

— ¿qué? —

Chasquee la lengua— es broma —dije restándole importancia— aunque si fuera así, creo que habría sido el mejor hechizo que habría hecho —musite mirándola.

Tristán frente a mí sonreía mientras me veía con sus manos metidas en los bolsillos.

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora