Descendientes - Tierra Firme

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—LA PRINCESA VALIENTE XLVI—

— Bienvenidos de vuelta a tierra firme, muchachos —

Harry me obligó a salir del cuarto, solo para ver como cruzábamos el portal, nuestra llegada seguramente nadie la sabría, por lo que al llegar al puerto de Auradon, seguramente tendría que pedirle a un guardia que le avisará a los reyes de nuestra llegada.

Y ahora solo quería llegar a mi cuarto y descansar o tal vez, desaparecer por unos días.

Aunque ahora que regresaba, también pensaba en “hacer las paces con el alma atrapada dentro de mí” Luna, aún estaba encarcelada y seguiría causando problemas, sino intentaba lidiar con ella, era algo que debería hablar con la hada madrina y Diaval después.

Y ahora que lo pensaba, mis problemas se habían ido en cuanto deje Auradon, pero de vuelta regresaron y la nostalgia que me cargaba encima lo ponía peor.

— mi señora, ¿está exhausta? —

Apoye mis brazos sobre el barandal— exhausta, cansada, triste, deprimida, es como si todos los males se me vinieran encima y me impidieron el único bien —

— ¿no es eso normal en ti? —pero el comentario burlón de Harry me sacó de onda y le miré fulminante, mientras él timoneaba el barco.

Ryan venía subiendo las escaleras, frotando sus ojos— siento depresión, pero no puedo llorar, solo puedo sentirme enojado —

— dímelo a mí —masculle con pesimismo.

— me importa un bledo lo que diga el hada madrina, no pienso asistir a clases, aunque pensándolo mejor —se subió sobre un  barril y se sentó— le pediré al supervisor que me cambie de habitación, sería extraño para el blanco que yo esté en una habitación con él —

Era cierto, Ryan compartía habitación con Tristán, se me había olvidado por completo, Ryan era muy abrupto en sus palabras, no quería que salieran en discusión, Tristán era muy diplomático, aunque cuando estaba con Ryan olvidaba la diplomacia y solo se encargaba de disfrutar, algo que también hacía conmigo.

— debo hablar con el hada madrina cuanto antes —masculle, era detestable, termine frotando mi mano contra mi cara, porque aunque no llorara, el dolor punza mi corazón cada que disimuladamente miraba al chico en la parte baja y no solo eso, sino que nuestras miradas se cruzaban.

Él también me miraba, pero como si tuviera culpabilidad de algo.

— bueno, al menos estamos todos bien, uno pierde la memoria, pero seguro se puede solucionar —comentó con vagueza Harry.

Bajé mi mirada y suspiré, justo en el momento en que Peyton se dedicó a subir al timón con nosotros.

— Meido, Ryan, Diaval —atendimos a su llamado, Peyton sonreía y eso me reconfortaba, mostrando sus dientes entonces dijo— gracias, chicos —y sin pensarlo, solo vi como Peyton corría en mi dirección y me abrazaba con fuerza— muchas gracias, no sé qué habría hecho sin ustedes —me estaba dejando sin aire— arriesgaron su vida por mí, por mi familia —y entonces se separó, lágrimas rebosaban de sus mejillas— muchas gracias, Diaval, aunque no nos conocíamos, me ayudaste, muchas gracias —

Diaval correspondió con una sonrisa— no hay de que, joven Peyton —

Suspire, estaba sonriendo y llorando, Peyton realmente era muy emotivo, era inevitable su felicidad— solo cuando suceda algo así de nuevo, acude con más prisa —

— en mi familia nunca pedimos ayuda —alzó sus hombros con culpabilidad— es un defecto que tenemos, papá cree que debe ser el héroe de Nunca Jamás siempre y no lo culpo, somos los líderes y nuestros amigos confían en nosotros, pero jamás imaginamos que Garfio podría regresar —

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora