Descendientes - Solo tú y yo

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Hola, si estás leyendo esto, bienvenido al último capítulo de Descendientes - Salvemos el País de Nunca jam Jamás

La música, insertala cuando lo indique y si es necesario repitela.

Disfrútalo.

—LA PRINCESA VALIENTE LXIII

PERSONA OMNISCIENTE

La noche ya había caído y la madrugada se hacía presente, pocos quedaban en la fiesta, en su mayoría los jóvenes que ahora disfrutaban. Mientras Ryan hablaba en una esquina con un grupo de amigas, Andy alardeaba sobre su sombrero con otros compañeros de química, Allice por su parte después de haberse despedido de su madre se fue a su cuarto a leer su libro favorito mientras trenzaba su cabello, a Allice nunca le gustaron las fiestas.

Mal y Ben habían regresado a su castillo, con la noticia en mente de que pronto tendrían un bebé, Ben quería corroborar eso mañana mismo, lo más temprano posible, para así poder confirmar y dar la noticia.

Cada rey y reina volvían a su reino, no podían dejarlo a su Merced.

INSERTAR CANCIÓN

Sin embargo, aún en una madrugada tan fría, dos furtivos amantes caminaban en el verde pasto de la preparatoria hasta el banco frente a ella, justo a unos cuantos pasos de la estatua del rey bestia, la chica del cabello morado y el príncipe del cabello blanco, ambos tomados de la mano y con abrigos que la chica morada había conjurado para el momento.

Reían bajo la luz de la luna, sobre las ideas locas de Ryan al querer ser príncipe y querer montar un tobogán en vez de escaleras para bajar en el castillo Crims.

Y entonces el príncipe blanco miró a la luna y su alrededor, la paz y tranquilidad reinaban y de pronto se sentía que nadie podría molestarlos, nadie estaba para atormentarla, solo él y ella, Meido se sentó sobre la banca y Tristán suspiro al verla.

Casi no podía imaginarse un futuro sin ella.

Diaval, quién era el guardián siempre vigilante, lo hacía desde la entrada de la preparatoria, con una bebida en su mano y apoyado en el umbral, mirando a la feliz pareja.

— nunca tuve personas a quienes llamar familia —Meido también reflexionaba en su tranquilidad, con sus ojos cerrados sonreía a la luz de la luna— siempre creí que el mundo estaba en mi contra, que nadie era de confianza, porque ¿Cómo podrían confiar en alguien como yo? —rio y frunció su ceño— pero, ahora los tengo a ustedes, Ryan, Diaval, Mal, Ben, tú —el corazón de Tristán se estremeció cuando escucho ese pronombre en los labios de Meido.

Tristán tosió levemente— Meido —

— dime —

— ¿Alguna vez pensaste en alejarte de… Auradon? —Tristán quería ser sutil, pero sus preguntas no ayudaban.

Meido frunció su ceño y se levantó de su asiento— bueno, cuando estaba en la isla, pero ahora vivo aquí ¿Por qué me alejaría? —Meido no entendía la situación.

Tristán rasco su nuca y suspiro— claro que no —debía buscar otra manera, Meido trataba de entenderlo, pero se le estaba dificultando también— es que… ya sabes, es nuestro último año, nos graduamos —pero Tristán no se rendiría, su corazón palpitaba con fuerza, solo por ella— empezaremos a vivir nuestras vidas, tomamos decisiones, por mi parte seré el futuro de un reino, Ryan también, dime tú ¿Qué harás? —el vapor que salía de sus labios se desvaneció.

Meido bajo su mirada y luego volvió a la luna— planeo encontrar mi lugar, ayudar a quienes me necesiten, pero… sin apartarme de quienes amo —sus mejillas se ruborizan al pensar solo en Tristán.

Pero, Tristán ¿Dejaría que Meido se fuera? Tal vez ella haría un nuevo viaje al que él no podría ir, próximo tomaría el trono y ya no podría escaparse de sus deberes.

Una angustia agobia el corazón de Tristán, una angustia que lo empezó a atormentar. El tener que ver a Meido irse, el no tenerla cerca…

— Meido —

— claro que te visitaré en el Submundo —

¿Visita? Quería que se quedará toda la vida.

Tristán bajo su mirada y entonces recordó las palabras de Meido, esas palabras que volvieron su memoria y él las  pronunció— sí esto es real y el amor que hay entre tanta maldad funciona… —Meido frunció su ceño y volvió su mirada a él—  creeme que no volveré a dejarte ir, fue suficiente castigo por meses sin verte, no soportare no verte durante toda la vida —Tristán respiró hondo y se acercó a Meido, algo que intuitivamente hizo a ella ruborizar— dime Meido, dímelo de nuevo, dime qué me amas, dime qué amas tanto como yo te amo a ti —

— Tristán… —eran fuegos artificiales, ya no eran mariposas, eran fuegos artificiales que amenazaban con estallar más y más alto.

— dime qué quieres quedarte a mi lado, tanto como yo quiero hacerlo contigo, dime qué no amarás a nadie más que a mí y yo te jurare por siempre que ninguna chica más existirá en mi corazón que no seas tú —Tristán tomó sus manos— dime qué estaremos tú y yo para siempre, porque Meido, estoy enamorado de ti —Tristán soltó un respiro— estoy enamorado de ti, te amo y yo… no quiero volver a alejarme de ti —y soltó una de sus manos, la soltó en el momento en que Meido ya estaba por romper a llorar del momento tan conmovedor, Tristán entonces sacó la caja de su bolsillo y la abrió— Porque si me haces el honor, prometo amarte hasta el final de mis días y muchos más allá de las estrellas, prometo que el tiempo no será impedimento para nosotros y que cada día me esforzaré por hacerte feliz, prometo darte mi corazón a ti, solo a ti, porque Meido, a tu lado descubrí el verdadero amor, algo que busque en muchas, pero lo encontré en ti —una lágrima rebosó de la mejilla de Meido, tapó sus labios en el momento en que Tristán se atrevió a sacar el anillo de la cajita, trago fuerte mientras sus manos temblaban.

Y entonces, guardó la cajita y se arrodilló— de ahora en más, solo seamos tú y yo, Meido, déjame mostrarte un mundo ideal —

Otra lágrima rebosó en su mejilla, sus manos temblaban en sus labios, Meido sonreía, mientras lloraba, su sentimiento había crecido a tal magnitud que el amor era incontable y rebosaba, pero bajo sus manos y sonrió asintiendo una y otra vez, mientras Tristán reía y estiraba su mano para que ella hiciera lo mismo, Meido estiró su mano izquierda con delicadeza y Tristán la tomo, pero antes de poner el anillo miro a Meido a los ojos, tan cristalizada y con sus ojos incandescentes en verde, Tristán beso el dedo anular de Meido y terminó poniendo el anillo— solo tú y yo, Meido —

Tristán se levantó, Meido tuvo un vuelco en su corazón y por segunda vez se tiró a los brazos de Tristán y lo abrazó con fuerza, para separarse y tomar su rostro y besarle, mientras las llamas consumían todo. Tristán no demoró en posar sus manos en la cintura de su amada, sentirla cerca era un bendición para él, pero cuando pensó que no sucedería más, Meido se separó y sonrió contra su frente y dijo:

— seamos tú y yo para siempre, Tristán —

Para volver a unirse con un beso.

Pues el final feliz, encajaba perfectamente hasta para un dragón, el final feliz encajaba perfectamente en los recónditos lugares de la isla, solo hacía falta seguir intentando y llenar de luz, todo y cada una de las esquinas.

Con fe, esperanza, amor y… un poco de magia.

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora