Descendientes - Mi miedo más grande

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—LA PRINCESA VALIENTE XVII—


Las pastillas de Diaval no funcionaban, esto fue un error, gruñí, ¿Por qué me duele la cabeza?

Quise tocar mi cabeza, pero mis manos.

Mis.manos.mis.manos.

Cadenas... no, no otra vez.

— creo que ya no es necesario que tomes mi lugar en el mundo real, Meido —sonreía tan complacientemente.

¿Qué rayos le causaba gracia?

— ahora, puedo volver a tomar mi lugar —las cadenas me estaban apresando cada vez más y esta vez dolían.

De verdad dolían.

¿Donde estaban todos? ¿Dónde estaba Tristán?

— oh, el joven Tristán —pare mi mirada en ella.

Ella lo conocía. Se cruzaba de brazos y sonreía.

— no te preocupes por él —caminó un paso más— una vez que te vayas —disfrutaba verme así, ella me ataba más con cada palabra— el río Estige te llevará —

— sucederá lo mismo contigo, si sigues en esto y al final Mal me pedirá que busque tu alma en lo profundo de río Estige para que vuelvas a la vida —

Las palabras de Hades...

— y una vez que te vayas... —y sin previo aviso las cadenas me arrastraron con fuerza, mi cuerpo quedó tendido en el suelo y el viento que recorre mi cabeza me hizo darme cuenta del precipicio que ahora estaba.

No era mi imaginación, realmente estaba aquí, al borde del río Estige, trague fuerte, pero no pude hacer nada para impedirlo.

Ella dio un paso más, mis ojos estaban cristalizados a medida que el fuego de Maléfica ardía en mí.

— no tendrás más nada de qué preocuparte, Meido —su sonrisa sonaba entre tantos llantos— yo ocuparé tu lugar, tanto en el reino, como en el corazón de tu hermana —Mal...— de tu protector —Diaval...— de tus amigos —chicos...— y el último pero no menos importante —estaba tan cerca de mí— tu querido príncipe blanco —Tristán....

No... no... Tristán, no...

Y como si lo hubiera llamado para que mi agonía se hiciera más fuerte, Tristán caminaba en mi dirección, tan frío como siempre, viéndome al borde del precipicio al río Estige.

No...

Ella tomó su rostro y lo mantuvo cerca suyo— seremos felices juntos —su rostro, no...

— ALEJATE DE ÉL —gruñí con exasperación.

El aire me faltaba, no podía respirar.

Tristán ayúdame por favor, no la toques, por favor, Tristán te lo suplico— NO ME DEJES —mi último grito me llevó juntamente con las cadenas al fondo de este lugar.

Pronto me vi envuelta en mares profundos y nostálgicos, la pena me llevaba al fondo, las cadenas me arrastraban cada vez más, mientras veía como Tristán me dejaba hundirme en el río Estige...

— creo que ya no es necesario que tomes mi lugar en el mundo real, Meido —

Ella volvería a la realidad, ella tomaría todo por lo que había luchado.

Y yo, acabaría en el fondo de la pena, en un fondo oscuro, sin nadie...

— esa niña humana que conocí, ella es la que volverá —

Hades tenía razón.

Ella era la que tomaría mi lugar, pensé que podría aceptarlo fácilmente, pero me equivoque.

Aún tenía mucho por hacer, personas con quién compartir, metas que alcanzar, personas con quién estar.

NO PODÍA IRME ASÍ.

Mal, Ben, Diaval, Andy, Peyton, Ryan... Tristán.

Tristán asintió— mi padre murió el mismo día que nací, en una batalla que no pudo ganar —masculló con sinceridad— no lo vi cuando nací, ni tampoco en mi vida, solo retratos de él que han sido guardados bajo llave —sentía pesar en sus palabras.

— entiendo —masculle tomando las barandas del puente y admirando el lago cristalino.

— pero, ahora creo que es excusa perfecta para pasar un momento a solas contigo y poder compartir mis primero instantes con dieciocho junto a ti —sí sonrisa resplandecía y sus ojos me estaban atormentando nuevamente.

Dejé escapar un suspiro y sonreí sin pensarlo— ¿ahora dirás cosas tan cursis conmigo? —cuestione con humor.

Entonces me miró y se acercó peligrosamente— ahora que me he determinado seguirte a donde sea, sí —

— ¿seguirme? —

Ella lo tendría para él, pero la realidad es que ella no lo conocía como yo, ella no lo vio como yo, ella no pasó las cosas tanto como las pase yo... ella... ELLA NO LO AMABA COMO YO.

Y ahora, mi mayor miedo era que Tristán amara y aceptara a Luna y no a mí. Tenía miedo de que ella ocupará ese lugar en su corazón, mientras yo sufría.

Tenía miedo de que la viera con esos ojos que me hacen erizar la piel y que mi corazón se acelere, tenía miedo de que él la tomará de la cintura como él lo hacía conmigo.

Miedo de que tuvieran citas, cuando yo solo había tenido una con él, me negaba a que Tristán la tomara a ella y no a mí.

Porque ese... ese era mi miedo más grande.

El miedo a que Tristán escogiera su vida junto a otra chica que no fuera yo.

...

No podía irme así, no debía irme, no aún.

— Meido... —y su voz tan apacible aún seguía retumbando en mi corazón, casi podía sentir sus manos sacando mi cuerpo de ese lugar, cuando la agonía me estaba ahogando— Meido, responde —cada vez podía sentirlo más— no dejes que esto te controle —

No.Dejes.Que.Esto...

Abrí mis ojos de golpe, la luz verde encandila mi mirada y por un instante retrocedí de miedo, dando contra algo duro termine en el suelo, mi respiración se había entrecortado y por un instante había perdido la vista— Meido, Meido, hey, aquí princesa —entorno mi mirada en todo mi alrededor, en todo lo que estaba pasando, tratando de entender qué sucedía, pero fui capaz de ver a Andy con Peyton dormido en brazos, a Ryan sentado en el suelo sacudiendo su cabeza y a un Diaval preocupado mirándome desde una altura considerable, mientras que Tristán... él estaba frente a mí, estaba preocupado, con sus labios entreabiertos y agitado— ya no pasa nada, solo fue una pesadilla —¿una pesadilla? baje mi mirada, tocando mi rostro, se sentía tan real, por un momento pensé que...Tristán...— no hay de qué preocuparse ¿okay? —trague con dificultad y asentí.

Mi mayor miedo... era perder a Tristán. Él trataba de dibujar una sonrisa en sus labios mientras tomaba mi rostro en sus manos.

Oh Tristán...

No quería perderlo, de un impulso termine abrazándolo con fuerza, porque aún mi corazón sentía que esto tal vez se podría ir y que también fuera un sueño, que Tristán realmente no estaba aquí, no quería que eso sucediera, pero con cada momento que pasaba y Tristán enredaba sus manos en mi cintura, más tranquilidad me daba de que él estaba aquí conmigo, mi piel se erizaba aún, el temor a perderlo era inimaginable, ¿cuánto tiempo podría vivir una persona sin el amor de su vida?

Porque aunque no lo admitiera, Tristán era el amor de mi vida, el amor en mi vida y el chico que estaba predestinado para mí, no quería apartarme de él, creo que ahora no me imaginaba un futuro sin él.

Un futuro a tu lado...

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora