Descendientes - El sueño de un hada

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—LA PRINCESA VALIENTE XXIII—

El atardecer siendo una hada no era nada mal, podías ver las telas del sol caer poco a poco mientras veías como el sol se despedía con mucha lentitud de todos.

Sentada sobre una hoja de alguna flor, me limitaba a mirar al sol despedirse y oír como las pequeñas y amigables hadas se iban de sus labores, sonrientes, muchas veces cansadas. Una que dos veces una de ellas caía en un momento de problema y debía solucionarlo, creo que en uno solamente corrí para ayudarle.

Su nombre era Miriam, hada de las flores y decía que era nueva y un poco torpe. Conocí a Miriam cuando uno de sus ratones se escapó a toda prisa con sus cosechas, aún sentada sobre la misma hoja corrí tras el ratón tratando de compensar estos pequeños aleteos con una gran velocidad, pero no eran mis alas reales.

— DETENGAN A ESE RATÓN —podía oír gritar a la hada, dentro de un paso entre flores, el ratón corría más y más. Bufé y alcé mi vuelo, buscando un lugar donde atajarlo, conseguí caer en una hoja y correr a gran velocidad, creo que usar mis pies en estos momentos era mejor que mis alas, iba mucho más rápido, entre los saltos mis alas me ayudaban a aterrizar. Cogí impulso del que no pude más y con suficiente de eso volé aún más logrando caer con estilo sobre el enorme ratón, mis piernas de cada lado de él, primero me asombre por lo enorme que se veía, era alucinante y su pelaje era muy suave, creo que si lo comparabas con las ratas de la isla, seguramente encontrarás que está estaba mucho mejor cuidada— DETENGAN AL RATÓN —pero la chica volvió a gritar, mire al ratón, parecía asustado y frunció mi ceño, pensé que sería por la carga pero veo que tenía otro tipo de problema.

Tome las riendas del ratón e hice que se detuviera, si podía con un caballo, seguro también podría con un ratón. Poco a poco fue deteniendo la intensidad de su velocidad.

— calmado, calmado —masculle poco a poco— eso es —hable por lo bajo y una vez que se detuvo acaricie su cabeza en compensación. Baje de él en unas cuantas aladas y frente a él sonreí y acaricie su cara— parece que no te hacen pasar hambre —realmente también era muy tierno.

Un fuerte ventisco se hizo presente en cuanto la hada que lo perseguía se acercó, parecía muy exhausta, sobre su carreta miraba al cielo con mucho delirio, aún el sol no se estaba ocultando.

— deberías tener más cuidado con tu ratón —masculle en su dirección.

— y tú deberías dejar de estar metiéndote en lo que no te importa —era un hada grosera. No podía ser cierto, ¿Todas eran así? Aunque Fawn y Rossetta exactamente no se vieron así.

— oye, trate de ayudarte —entonces camine cerca de ella— deberías al menos agradecerme, hada orgullosa —bufo y me miró de reojo.

— no eres un hada normal ¿Cierto? —fruncí mi ceño. 

¿A qué venía el tema? Se incorporó en su lugar y sonrió de lado— seguro eres una Winx, ¿Vienes del mundo humano? —y la verdad no me molestaba que preguntara, pero si que me viera con zozobra, con una sonrisa muy quisquillosa y una mirada muy interesada.

Me aleje de ella y volví al inicio del ratón— solo ten cuidado con él, seguro se asusto —masculle.

— siempre se asusta, es un roedor muy asustadizo, ¿Si me entiendes? Todo lo que ve nuevo es motivo para salir despavorido —aterrizó frente a mí. 

Ella era un hada de alas iguales a las mías, con un vestido amarillo y un chaleco verde su cabello era rubio, pero amarrado y su mirada sinceramente era de una persona orgullosa.

— ¿Cuál es tu nombre? —masculle entre cerrando mis ojos.

La chica atendió de inmediato y se alejó sonriendo— soy Miriam, hada de las flores, nacida de la risa de una pequeña niña —estiró su mano, de pronto parecía muy amigable— perdón por lo del principio, es que tengo muchos problemas con los animales —rodó los ojos.

Alcé una ceja— dijiste que eras un hada de las flores, ¿No es parte de tu trabajo tener un ratón de acompañante? —cuestione estirando mi mano también y tomando la suya.

Frunció su ceño— de hecho no, esto del ratón es solo un favor que estaba haciendo y se me ha ido de las manos, prefiero estar entre flores, que con un roedor así —

— Wao, entonces hada de las flores, debí suponer que le haces el favor a un hada de.. ¿Animales? —masculle mirando al ratón.

— puede ser, aunque también las hadas artesanas tienen animales de carga, es normal entre esos dos talentos, en cambios las flores, son más delicadas y presentables —decía con orgullo— si le llegas a regalar a alguien un animal seguro se verá muy indignado, ¿Quién necesita un animal que cuidar? —mire de reojo al ratón, quién solo la miraba a ella sin entender, oculte una sonrisa— pero si regalas flores, les llenarán de alegría y contento y será un honor recibirlas —de verdad era un hada orgullosa.

— entiendo —masculle volviendo al animal— en Auradon, de donde vengo, los animales sirven mucho más que las flores —acaricie sus orejas— una bestia guardaba su vida en una flor, creo también que las flores deberían ser importantes —hice una pausa— pero gracias a muchos animales se han logrado grandes cosas, las flores son son tan importantes, pero supongo que tienen sus momentos —

— sería un lugar que detestaría estar, pero —se acercó— ese Auradon del que hablas, ¿Cómo es? —

— oh —masculle— bueno es más bien un pueblo entero —mire a mi alrededor, me era difícil explicarle algo que seguramente no entendería, por eso planeaba hacerlo de una forma que ella entendiera— ¿Has visto la casa de la reina Clarion —masculle entrecerrando mis ojos.

— oh, pocas personas tienen acceso a la casa de la reina Clarion, pero sí la he visto de lejos —asentí.

 — bueno el castillo de Auradon es como la casa de los reyes, así como de la reina Clarion el lugar que dices que no hay mucho acceso —asintio, bien hasta entonces me estaba entendiendo— el roble en el que aparecimos —y ahora lo veía mucho más grande— es la preparatoria Auradon, dónde los jóvenes estudiantes van a prepararse desde príncipes y princesas —aleteo de inmediato.

— ¿Conoces a alguna princesa o Príncipe? —sus ojos destellaron— como me encantaría conocer a uno, sería todo un honor —estaba alucinando— podría ser un hada protectora de una princesa y poder vivir en esos famosos castillos, lujos, sonrisas, final feliz —

Un hada obsesionada con los príncipes. Interesante.

— no podría decir con exactitud que la conozco —masculle por lo bajo.

— siempre he querido ser un hada de una princesa —ahora aleteaba soñadora.

— que gran sueño —masculle.

— el ocaso se asoma —frunci mi ceño, entonces la hada bajo a gran velocidad— debo volver estás cosechas lo antes posible —ordenando todo y que no faltará nada tomo después las riendas del ratón— por cierto, gracias por detenerlo —sonrio amablemente— creí que perdería todo, fue un gusto en conocerte —y lista para hacer que el ratón cabalgara furncio su ceño y me vio— ¿Cómo te llamas? —

Sonreí de lado— soy MEIDO, princesa Meido de Auradon —hice una inclinación dejamos ver mi reluciente corona.

Sonrió— oh, princesa Meido es un placer —atontada dijo preparo el ratón para correr  pero después su rostro paso a impacto— ¿Princesa? —y se fue dejando ese cuestionamiento en el aire.

Saludé mientras se iba, seguro nos volveríamos a ver.

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora