—LA PRINCESA VALIENTE LIX—
En toda historia cómo se vivía aquí en Auradon, las personas encontraban la felicidad, tarde o temprano, era algo que pasaría y disfrutarán, el fruto de su esfuerzo yacía en ello.
Creo que lo aprendí. Y aunque aún tenía tanto por entender, sabía muy bien que no era mi final, aún tenía tantas cosas por descubrir, el poder del amor, que creció en mí, me sorprendía que la maldad no lo hubiera anulado, pero como dice el hada Madrina, es la magia más poderosa.
No lo creía, realmente en el momento en que besé a Tristán, no creía que el amor fuera eso, sin embargo lo que me movió a hacerlo fue el acto necesario de salvar mi vida de una oscuridad eterna, una vida sin Tristán, como lo era antes, me parecía miserable.
Me había atrapado por completo y no tenía escapatoria.
— te cambiaré el cabello —Dizzy sacudía mi cabello, recientemente había llegado de darle el traje a Diaval.
— yo me encargaré del vestido —Evie resguardaba tras un enorme delantal el vestido, lo cual me asustaba, era muy enorme.
— he traído la corona —y Mal recién llegaba.
Cuando pensé que no tenía una familia, cuando pensé que no había nadie conmigo, de pronto llegaron personas, personas que me dieron la bienvenida y me dieron la oportunidad, que no me dejaron de lado y me ayudaron a progresar.
— creo que no hay tiempo para algo extremo, ¿podrías utilizar tu magia? —
— ¿cómo crees que quedaría mejor? —Dizzy había crecido y no me había dado cuenta, ella había cambiado mucho.
— tal vez largo y ondulado, no mucho, pero sí ondulado, con mucho volumen, en cuanto al color, déjalo así —asentí ante su idea, el espejo frente a mí me guiaría.
— en cuanto termines con el peinado, ven conmigo —Evie se encargaba de dar unos últimos retoques y apenas podía ver la falda del vestido, morado.
De alguna manera ahora me sentía en paz, todo había terminado, el hechizo de Úrsula sobre Tristán. Ahora, lo único que faltaba era cumplir la promesa de Luna.
— Peinado, deslizó, convierte y transforma el cabello de rizos —mi cabello rizado estaba desapareciendo, poco a poco Dizzy fue sonriendo, mi imagen cambiaba en el espejo y nuevamente me volvía a ver como antes, solo que un poco más largo.
— me encanta —aplaudió Dizzy encantada, Mal tras de mí sentada en una silla sonreía.
Pero, notaba algo extraño en su rostro, por lo que pude, en cuanto Dizzy se fue a ver algo con Evie del vestido, me acerque a Mal— ¿te pasa algo? —
— son, son los tacones, creo que son demasiado altos —masculló suspirando— pero, estoy bien —sonrio.
Aunque podría jurar que su cara era de náuseas— segura no comiste algo que te hiciera vomitar —bromee.
— solo he tomado una copa de vino, nada más —
El final de la conversación apareció en cuanto Evie presentó el vestido, con adornos en sus palabras y todo— inspirado en la princesa que salvó muchos reinos con su valentía —y quitó la sábana de encima para dar a conocer el enorme vestido morado.
Me quito el aliento.
— vaya —
— es muy grande —
— es perfecto, aunque parezca enorme, es muy transportable, es liviano —indicó Evie.
— si tu lo dices —masculle aterrada.
— menos charla y más acción —Dizzy tomó mi mano y me empujo hacia allá.
Entre risas de Mal, exigencias de Evie y halagos de Dizzy, logre ponerme el vestido que tanto me habían preparado, Dizzy me ayudo con los tacones, mientras que yo batallaba con el espejo para arreglarme el cabello, Evie se encargaba de que nada sobresaliera del vestido y que todo estuviera en su lugar.
Y cuando finalmente habíamos acabado, alguien tocó a la puerta, alguien que conocía muy bien— ¿chicas? sé que están en un momento aparte, pero hay unos invitados a los cuales recibir —
— ¡Ben! —y era como si sus náuseas hubieran desaparecido, camino hacia donde Ben y ya no le dolían sus pies.
— vaya, que pasajero —masculle.
— da un giro, Meido —hice casi a lo que Evie me decía y maravillosamente no era tan pesado, eso era reconfortante.
— al menos no me caeré —
— por supuesto que no, tus tacones se verán altos y todo, pero son muy estabilizadores —agregó Dizzy terminando de poner el rubor en mis mejillas.
— vaya —volví a Ben con una sonrisa, él solo me miraba de arriba a abajo, impresionado— es un enorme vestido —
— ¿Se ve bien? —inquirí con una ceja alzada.
Ben ladeo su cabeza y río nervioso, no sabía responder— bueno, sí, se ve bien, pero... —frunció su ceño y rasco su nuca— es muy grande ¿No es pesado? —
— es tan ligero como una pluma —indicó Evie orgullosa.
Ben asintió y aplaudió sonriendo— bueno, señoritas, Mal, Meido, debemos ir a presentar la fiesta, como realeza —
— ¿Yo también? —cuedtiibe ladeando mi cabeza.
— claro que sí, eres la princesa de Auradon —
Bueno, ahora no sonaba tan impactante porque ya estaba acostumbrada, pero hablar en público— ¿Necesito hablar en público? —
— un saludo solamente —Ben le resto importancia a medida que salía tomando la mano de Mal.
— bien, hora del show —Evie salió tras de ellos y Dizzy también, ahora solo faltaba que yo saliera.
Pero, volví mi mirada al espejo y me di cuenta...mucho había cambiado, no solo mi rostro, mi cabello, mi carácter, mis modales.
Y ahora estaba segura de esto.
Era la princesa Meido de Auradon, creación de Maléfica, héroe de Auradon, novia del príncipe blanco. Mi vida ahora era feliz me consideraba feliz, mi hermana y yo estábamos unidas otra vez, había hecho un viaje que me llevó al mañana, obtuve muchas memorias que apreciaré con mucho amor, ayude a mi amigo cuando más me necesitó.
Sí, está Meido no era igual que la anterior, ahora todo era diferente.
La corona hacía sobre la mesa frente a mí, la corona de eventos, que pocas veces había usado y tomarlas en mi mano, con todo lo que había pasado, de alguna forma me hacía sentir orgullosa.
Puse la corona en mi cabeza y ahí quedé estancada, en cómo me veía ahora, era como un espejismo, mi antiguo yo sé reiría de mí, pero mi yo de ahora anhelaba esto.
— nada mal, Meido —masculle con una sonrisa en el espejo.
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Descendientes - Salvemos al País de Nunca Jamás
FantasyLa vida de los Héroes de Auradon vuelve a verse en peligro. Una vez más Meido y sus amigos se ven en apuros por ir a rescatar un reino, esta vez irán hasta Nunca Jamás en ayuda a Peter Pan y su familia, aún con los problemas que se le presentan a Me...