—LA PRINCESA VALIENTE XXXVI—
MEIDO
— el amor es tan tonto —
Gruñi con odio ante Úrsula y acelere mi aleteo, sintiendo cómo poco a poco jadeaba y me estaba quedando sin aire.
El efecto a falta de medicamentos estaba volviendo a surgir y me estaba siendo difícil controlar esta parte mía.
Pero, no podía, yo no podía, no podía simplemente dejarlo ir, no podía dejar ir a Tristán, realmente…
Abrí mis ojos exaltada, sintiendo como mis ojos ardían y mi cabeza dolía, la noche había caído y el barco se mecía, habíamos vuelto al mar, no me había dado cuenta, creo que había dormido mucho.
Pero tenía una sábana que me cubría hasta los labios, ¿Quién me la habría puesto?
Aún me sentía débil y todo estaba tan oscuro, sino fuera por los recuerdos, posiblemente me hubiera sumido en un sueño profundo.
Entonces me levanté, cómo pude levanté mi cuerpo con mis manos, el cuarto estaba oscuro, mis ojos los sentía hinchados, pero aún así, en medio de tanta oscuridad y silencio, pude ver la silueta de Ryan, Ryan dormía en una silla, en dirección hacia mí, parecía que me había estado vigilando todo este tiempo. Debí haber sido un desastre, seguramente.
Volví la mirada a mi sabana y suspiré tomando mi cabeza entre mis manos, no sabía siquiera de los demás, realmente solo recuerdo esos atroces momentos y también como Ryan me tomaba en brazos y me traía.
— debes tener sed —me sobresalte al escuchar la voz ronca de Ryan y terminé por plantar mis ojos en su rostro, un rostro que parecía en mísera, pero que su cuerpo aún así seguía dando señales de vida, Ryan se levantó y se alejó de mí, seguí la trayectoria hasta el momento en que encendió una lámpara y visualice un jarrón y un vaso.
Ryan me servía agua, entonces mire a la ventana, el mar estaba quieto y ya había oscurecido— Diaval dice que es mejor que descanses más, toma la pastilla y vuelve a dormir —su voz no era demandante, era apagada y sin fuerzas, la pérdida de Tristán lo había puesto así y pensar en ello me hacía un nudo en el corazón.
Ryan se acercó a mí, pero no me atreví a tomar el vaso con la pastilla que estaba dispuesto a darme— es mi culpa —no podía evitar sentirlo.
Pegue mis rodillas a mi cabeza y la escondí entre ellas— Meido… —
— es mi culpa que ahora no esté, debí haber resistido más, alcanzarlo, yo… —las lágrimas volvían a aparecer.
No podía siquiera pensar en lo que Tristán estaba pasando.
Todo por mi culpa.
Pero sentí a Ryan tras de mí, él se mantenía en silencio. Y seguramente se quedaría así hasta que yo estuviera frente a él.
Cerré mis ojos con fuerza y voltee, tomando la pastilla y el vaso de su mano, Ryan en un suspiro se sentó sobre una silla frente a mí y se dispuso a mirarme.
Lo cual me incomodaba, sabiendo que este chico siempre tenía algo que decir.
Tome la pastilla y trague rápido, sin darle oportunidad a que la regresara atrás, pero una vez que lo hice Ryan sonrió de lado y se cruzó de brazos.
— debo verme desastrosa —masculle recordando que había llorado y que seguramente estaba vuelta un desastre con mis ojos hinchados.
— recuerdo que una vez en el país de las maravillas —¿Me iba a contar un cuento?— Tristán me cuestionó el por qué había salido contigo y por qué justamente yo —¿Habían estado hablando de mi sin mi consentimiento?— fue una pequeña discusión que al final terminó en empate —
Dejé el vaso a un lado— ¿Empate? —
— sí, él dejó de preguntar y yo dejé de responder, concluimos que los príncipes a la corona del submundo, tenían extraños gustos que terminaba captando su atención y enamorándonos, un ejemplo claro eres tú —
— ¿Para que me cuentas esto? —
Porque sinceramente no me estaba haciendo sentir mejor, solo me hacía recordar más y más a Tristán.
— bueno, concluyó en que Tristán es un idiota, pero que pese a eso ha hecho la mejor elección en cuanto a la chica que quiere a su lado —suspiro y se reincorporo sus codos los terminó apoyando en sus rodillas— Meido, es claro que no sabemos manejar está situación, no pensamos que alguien saldría secuestrado —Ryan titubeó por un momento y tapo su rostro, era claro que no estaba seguro de lo que decía, pero terminó por hacer silencio al ver que ya no tenía más nada.
Aunque, agradecia al menos que lo intentará.
— gracias —se había quedado aún en mi crisis, él estaba aquí— si hace unos tres años atrás me hubieran dicho que estaría en un barco, deprimida y que tú serías mi apoyo, seguramente no me lo hubiera creído —débilmente mostré una sonrisa.
— es la primera vez que me das gracias —
— es porque mi corazón está descubierto, pero no te acostumbres —no era justo que Ryan siguiera estando aquí conmigo, baje mis pies al suelo.
— ¿Estás bien? —
Aún recordaba cuando Diaval entró hace unas horas atrás, diciendo que no pudo llegar a Tristán.
Eso me destrozó por completo, era mi única oportunidad y no funcionó.
— perdóneme, príncipe Ryan, pero me emboscaron y no pude llegar al barco —
Hasta para Diaval le fue imposible. Y no sabría decir si Úrsula realmente había planeado esto así o no.
Pero la risa de Úrsula se escuchó— caiste —y seguido de ello uno de sus tentáculo se alzó sobre mí, tragué fuerte y retrocedí, sin pensar en lo que vendría.
— MEIDO —escuche una voz.
— me quería a mí —y al recordar los minutos antes de que Tristán fuera llevado, me di cuenta de las intenciones de Úrsula.
— ¿Meido? —
¿Cómo no pude entenderlo antes? Úrsula solo me quería a mí y una vez que me tuviera, lo demás sería más sencillo para ella.
Me levanté de mi lugar de descanso sintiendo como mi corazón se estaba agitando— ella solo quería tenerme a mí, pero Tristán se interpuso —
— no entiendo a qué quieres llegar, Meido —
— siempre fui yo para ella —pero ahora tenía a Tristán.
Fruncí mi ceño, había fallado en su prisionero, pero aún así se lo llevó.
Empuñe mis manos, si se lo llevó… espero que sepa cómo usarlo.
Dime Úrsula, ¿Sabrás cómo usar a mi príncipe mientras esté en tus manos? Para tu beneficio…
— Meido —la voz demandante de Ryan sonó, estaba preocupado, pero no creía que debía estarlo, porque no pretendía dejar a la bruja con algo que me pertenece.
Porque buscaría a Tristán por cielo y tierra, no pretendía dejar que lo usará, así que será mejor que lo aproveche el tiempo que quiera, porque sería corto.
Úrsula plañiría, no pretendía dejarle algo que me pertenecía.
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Descendientes - Salvemos al País de Nunca Jamás
FantasyLa vida de los Héroes de Auradon vuelve a verse en peligro. Una vez más Meido y sus amigos se ven en apuros por ir a rescatar un reino, esta vez irán hasta Nunca Jamás en ayuda a Peter Pan y su familia, aún con los problemas que se le presentan a Me...