Descendientes - Bienvenida a Pixie Hollow

61 12 0
                                    

—LA PRINCESA VALIENTE XXV—

— sean bienvenidos, hadas de Pixies Hollow —la reina Clarion aclamaba frente a nosotros, en fila y preparados para la gran presentación que nos tenían preparados— hoy estas Winx y Believix se nos unen a la gran tierra de las hadas —una mirada furtiva de parte de la reina Clarion, una sonrisa de lado de mi parte. Peyton estaba junto a su madre y hermana quienes permanecían entre el público.

Me alegraba en parte que se pudiera encontrar con su madre. Era un alivio.

— Aquí en Pixie Hollow todos son bienvenidos, tanto humanos como hadas nacidas de la risa de un bebé —todos alzaban atentos sus miradas.

De alguna manera estaba inquieta o aburrida. Los sermones y discursos realmente me daban mucha pereza.

— ahora, como siempre se ha hecho, con cada hada talentosa que hay aquí, hemos de descubrir ahora, lo que estos valerosos Believix y Winx poseen en su interior —

— dicen que tengo poderes, como puede ser eso posible —a medias podía escuchar como Ryan se quejaba. Creo que aún estaba muy confundido por lo que la Reina Clarion le había dicho.

Se quejaba con Tristán a unas cuantas personas lejos de mí. Diaval permanecía a mi lado, sonriendo siempre con mucha atención.

No sabía cómo podía hacer eso, siempre sonreía. Yo por lo general siempre veía a alguien con una sonrisa de lado.

— ahora, vendrán, uno a uno a elegir, su talento, aquel que los acompañará por mucho tiempo —entonces dirigió su mirada a Tristán— aunque uno de ustedes ya lo tiene más que claro —una risita por parte de las hadas.

— parece que Tristán tiene admiradoras —fruncí mi ceño frente al murmullo de Andy a mi lado. Alce una ceja.

¿Admiradoras? 

Entonces lo vi, las hadas suspiraban por Tristán, algunas sonreían y murmuraban entre sí, otras miraban también a Ryan.

Me crucé de brazos, porque sentía que mi corazón se estaba encogiendo, pensar que él podría tener a cualquiera a sus pies. 

— Hadas de Pixie Hollow traigan ahora sus más valiosos tesoros, siéntete a gusto de tomar el que quieras —ahora se dirigía a Andy, sonreía y estirando su mano la dirigió al centro donde habían ciertos tipos de objetos, flor y otras cosas que me era difícil de reconocer.

Andy recurrió al centro y miró todos los objetos— ¿cualquiera? —la reina Clarion asintió. Andy suspiro.

— ¿qué se supone que hará? —

Diaval fue el que respondió— Andy debe escoger el que mejor vea, así podrá escoger el talento —asentí un tanto confundida.

Pero, ahora que lo veo todo, si mi yo del pasado  me viera ahora posiblemente no se lo creería. Y Mal, ¿qué diría Mal si me viera aquí? seguro se reiría, yo viéndome tan adorable y pequeña. 

Seguramente Ben se reiría también de mí, aunque no lo crean era un burlón de primera, Mal se lo había pegado y era a veces tan detestable.

Andy miraba todo con asombro, veía cada una de ellas y pasaba a su lado, tocando todo— se ven tan misteriosos —frunci mi ceño, inclusive había un pequeño remolino de viento.

Las hadas seguían mirando a Tristán con esmero y mucho encantó. 

Eso. Me llenaba de enojo. 

Bufé con odio— parece que está muy roja, mi señora —mire con recelo a Diaval, pero él me sonreía, siempre lo hacía.

Desvíe mi mirada— ya te he dicho que no me llames señora —masculle centrándome en Andy y su decisión.

— lo sé, Meido, pero es mejor que pensar en los celos que tienes ahora mismo —le mire de reojo— ¿Creíste que no lo notaría? —

Me crucé de brazos— a veces pienso que lees mi mente, Diaval —

— es mi trabajo, Meido, siempre velar por ti —sonreía oportunamente.

— Sí, eso de ser mi guardián, lo entiendo —bufé— en la isla nunca tuve algo así —admití con un amago de labios.

— yo estuve encerrado en una cueva por años —

Le miré, sonreía, sonreí, no podía enojarme por mucho con Diaval— ¿Entonces el destino? —le mire burlona.

— me gusta pensar que fue el destino quien me puso en su camino —suspiro— siempre —mire sus ojos por un momento, ese brillo de esperanza que siempre tuvo, desde el día en que nos conocimos, el día en que me tuvo entre sus brazos.

Suspire nerviosa. Volví mi mirada a Andy.

Fue entonces que la niña se interesó por las flores rosas que flotaban en una luz dorada, un grupo de hadas en cierto sector aletearon de emoción. Y finalmente las tomo con mucha alegría, las abrazo para sentirla y olerlas. 

Pronto Andy se vio iluminada por la flor que sacó un brillo innato, contuve la respiración al momento, sentí el peligro y estaba dispuesta a salir corriendo hacia ella, pero la luz desapareció y Andy sonrió y abrazó con fuerzas.

— parece que la señorita Andy encontró su don —Diaval parecía satisfecho.

— es su turno —ahora miraba a Ryan, suspiro el pobre y camino al frente— ¿seguro esto será algo indicado para saber de qué se trata el don escondido que tengo? —miro a la reina Clarion aún en el centro— porque estuve pensándolo y ser super veloz, sería increíble o tener un don de fuego innato, eso estaría cool —estaba muy nervioso.

Tristán suspiro— solo elige uno y ya —masculló con recelo.

Ryan miró todo con temor— es que ninguno me gusta —miro la flor— eso es para niñas —y al parecer a los chicos con alas no les gustó para nada, ahogué una risa al lado de Diaval, luego Ryan miró la roca con madera— ¿Que se supone que es eso? —las hadas de enfrente parecieron disgustadas, acudió a la enorme gota de agua— bueno, esto está un poco más interesante —pero al intentar tocarla se desvaneció.

— bien hecho Ryan, tal vez ese sea tu talento —masculle con sarcasmo.

— cállate —masculló con odio mirando otro talento, esta vez se trataba de la luz que resplandecía con mucho fulgor— agh, esto es mucho para mí —mascullo con odio, mirando a otro lado, ahora le tocaba al copo de nieve— oh, mira Tristán eres tú, seguramente serás tú —apostó con una sonrisa de lado.

— cállate y elige rápido —

Asentí ante la propuesta de Tristán— bueno cálmate que aún debo analizar —y finalmente acudió a él remolino de viento— bueno, esto está un poco más interesante —y quiso tocarla, pero de inmediato el remolino se deshizo— esto ha de ser una broma —rei a carcajadas.

— y de las buenas —recite negando con la cabeza.

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora