Descendientes - Antes de irme

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—LA PRINCESA VALIENTE LII


Desde que era pequeña, Luna fue traviesa y desobediente a sus padres, pero aún así era amada, su dulzura muchas veces la llevaba a ser centro de atención, pero su ingenuidad muchas veces también la condenó, como tratar de domesticar a una víbora que el granjero desconocía en su rancho, pero una vez que la hubo visto con Luna, fue suficiente para sentenciar a muerte a la víbora, como la vez que quiso montar un ternero y terminó cayendo de trasero en el terreno o también, como la vez que le creyó a esa mujer que la ayudaría, cuando se había alejado de casa.

Luna, estaba dolida, estaba sedienta de venganza, pero su corazón aún estaba rasgado.

— solo quiero remediar las cosas —

— ERES UN VILLANO, LOS VILLANOS NO REMEDIAN NADA —me llevó hasta la esquina del lugar y ahí me abstuve con todas mis fuerzas, porque aunque no quería usarla, debía hacerlo, sino moriría.

La hice retroceder con mi fuerza y logré estabilizarme— esta no es la manera, Luna, la venganza no es la forma —

— porque cuando quise regresar con papá, lo único que obtuve fue dolor, fue sufrimiento, FUERON MESES DE TORTURA, poco a poco mi esencia se desvaneció —sus ojos se estaban cristalizando— y esa mujer lo sabía, cruel y despiadada mujer que no me dejó vivir más y a cambio de mi, puso un demonio —

— se que extrañas a tu familia, lo sé, Luna, porque ahora yo también tengo una familia —y creo que mi mayor miedo en estos momentos era dejarlos a todos, era no regresar— y, apenas estoy aprendiendo sobre la familia y la bondad, por favor, Luna, entiéndelo —

Gruño con odio— ¿entenderte? Cuando nadie me entendió a mi —otra ventisca más fuerte, las varas de cadenas me estaban aprisionando —esto dolía demasiado, algo que ella seguramente estaba sufriendo por mucho tiempo.

— déjame ayudarte a buscar tu descanso eterno, Luna —

— tú jamás me darás un descanso, profesas bondad cuando eres un demonio —

— no me importa lo que digas, pero estoy aquí, porque quiero remediar las cosas —

— ya no hay nada que remediar, todo para mí terminó, pero para encontrar mi descanso eterno, me aseguraré que también termine para ti —me empujó nuevamente, quería lanzarme, pero no podía dejarla hacerlo, ella quería volver con su familia y yo también tenía una familia.

No quería dejar eso atrás, no después de todo lo que me tocó hacer, mantuve firmeza, no podía retroceder. La energía recorría mis venas y por primera vez dentro, mis manos volvieron a iluminarse de la misma manera que antes, con destellos verdes, morados y azules. Cada color significaba mi progreso, mi magia estaba sincronizada con mis sentimientos.

— ¿No que lo pelearias? —ella estaba provocándome, pero sería inútil.

— te quitaré estas cadenas que te apresan —solo quería que fuera libre, que ya no se sintiera tan miserable y tal vez, solo tal vez, creo que Luna se sentía culpable de no poder regresar con su familia y sentía que ella realmente se quería al menos despedir.

Las cadenas fueron brillantes por un instante y al otro terminaron cayendo al suelo, ambas estábamos libres y ella miraba sus manos.

Suspire— conocí a tu padre, ¿No? El granjero —

Era ella quién ahora no se atrevía a mirarme, volví mi vista al precipicio y no lo ví, había desaparecido, ella había calmado su furia.

Ella se mantenía en silencio, fruncí mis labios, cuando sentí la tristeza en ella— ellos te aman, tú los amabas —

— solo quería descubrir más y más —se un lado contrario al mío— quería descubrir el mundo, pero —su voz se apagó— jamás imaginé que eso me tomaría la vida —

— no es tu culpa Luna —

— sino es mía ¿De quien? —volvió a mi— sino hubiera desobedecido, sino hubiera ido a la orilla del mar, seguramente sería yo la que ahora estaría con mi familia —

— es cierto, que los errores nos dan cuenta, pero también hay que aprender a perdonar, aún así mismo —realmente era como Ben.

— no —desvió su mirada— yo no merezco perdón… por eso ahora me he convertido en un espíritu sin descanso —

— ¿Quieres encontrar paz? —

— no creo merecerla —admitió con detesto— cada cosa que hice de pequeña… —

— ¿Te recrimines tus actos de la niñez? —cuestione con incredulidad— puede que yo no haya tenido una niñez, pero tú sí la tuviste, la disfrutaste como nunca, es normal sufrir, créeme, lo sé mejor que nadie —por mucho tiempo me ate a la idea de que debía ser mejor en todo, durante mi estadía en la isla, creía que ser la mejor y ser la más despiadada era mi deber, luego en Auradon me afirme a controlar mis poderes, aún con mi mal genio, intentar compensar todo el mal que hice y no causar problemas, adaptarme a la vida de princesa, sin rechistar, ser buena, ser paciente, ser valiente y luchar por un futuro mejor, para todos, inclusive para ella— ¿Si tu padre escuchara tu último mensaje? ¿Podrías estar en paz? —

— papá… —

— él te recuerda con amor —podía ver sus lágrimas caer, pero no me atrevía a avanzar— toda tu familia, cree que fue su culpa que desaparecieras y se lo recrimino por mucho tiempo, inclusive el reino le dijo que abogaba por un mejor futuro para sus hijos, pero… —

— él se negó —completo ella con pesadumbre— yo no quiero que mi familia siga culpando y retractando las buenas oportunidades, pero ¿Cómo les hago saber? Que no tienen que hacerlo, si tan solo pudiera verlo una vez más, te juro que lo haría —

— pues considero que eres tan testaruda como tu familia —masculle divisando una sonrisa— ¿quieres verlos una vez más? —

Y por primera vez en mucho tiempo, ella me miró, me miró con lástima, la primera vez ella me sonreía con malicia, pero ahora en esta oscuridad, su sonrisa era débil y su mirada de auxilio.

— yo me encargaré de eso —por ella, por su familia— antes de irte, verás a tus padres —

— he visto tus actos y tus peleas, he visto tus lágrimas, también eres testaruda —

— entonces… —

— sé que lo harás, a cambio de dejarte en paz y poder ir a los campos Elíseos —

Sonreí de lado— no se de que estas hablando, pero acepto eso, es hora de que partas —río por lo bajo y me atreví entonces a acercarme.

Estire mi mano hacia ella, sabiendo que lo haría, que cumpliría esta promesa y que habría logrado mi objetivo— no lo olvides, Meido de Auradon, demonio, esta es mi misión para ti —fruncí mi ceño en cuanto la malicia recorrió su sonrisa y cuando pude reaccionar ella estiro su mano hacia mí y cerró nuestro trato, para entonces todo se había vuelto oscuro.

Había salido bien ¿no?

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