Descendientes - Es más que suficiente

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—LA PRINCESA VALIENTE LIII—

Ahora tenía una última misión, buscar la forma en la que Luna pudiera despedirse de su familia. Y aunque todo volvía a ser negro e infinito, con el tiempo mi cuerpo fue adquiriendo la parte correcta y mis oídos empezaban a percibir lo primero que había, una conversación, una entre Diaval y Hades.

— ahí está, está volviendo —

— ¿es ella? —

— eso sí no podría saberlo, su cabello ahora es azul —

— ¿es eso una buena señal? —

Era claro que ninguno de los dos sabía lo que me estaba pasando y estaban preocupados, bueno, Hades parecía más bien intrigado que preocupado, en cambio Diaval, él sí estaba preocupado.

Pero, eso indicaba que había vuelto.

Y para ser sincera, tampoco sabía cómo sentirme, aunque fuera buena ayudando a los demás, no lograba sentirme satisfecha completamente.

Fruncí mi ceño, volví a tener control de mí, mis manos levemente podía volver a moverlas y al poco rato me incorporé y abrí mis ojos, parpadeando un par de veces, agradeciendo que la guarida de Hades realmente no era tan luminosa.

Suspire pesadamente y me apoye en el respaldar cuando por fin volví, aunque tenía a dos personas frente a mí, mirándome con asombro pero también con algo de inquietud.

— ¿mi señora? —

Sonreí de lado, al menos estaba el hecho de que podía bromear un poco— ella ya no volverá —

— entonces el hechizo que usamos para regresar la memoria del príncipe Blanco fue en vano —me sobresalte al escuchar la voz de Mal y por un momento mi corazón se aceleró.

¿Lograron devolverle la memoria?

— ¿qué? ¿Quién? ¿Cómo? El hada madrina me dijo que solo podía hacerlo un acto de amor —

Mal entonces bajaba las escaleras y con una sonrisa de lado se cruzó de brazos— es broma, aún sigue con la memoria anestesiada —

Fruncí mi entrecejo y suspire con reproche, no creía que eso fuera una broma. Me hizo emocionarme sin sentido.

Me levanté de mi asiento, justo al momento en que Hades me tomó entre sus hombros— ¿qué sintió? —parecía destellar la emoción en sus ojos, alcé una ceja alejando mi rostro— ¿peleaste, hablaron? ¿Cómo fue? —

— tsk —quite sus manos de mis hombros y me aparté— tenías razón, ella quería matarme—

— entonces pelearon —

— no —dije de inmediato, sentándome en el brazo del sillón— hice un trato con ella —

— uh —Hades sonrió con misterio— ya haces tratos con almas como tu padre —alzó sus brazos con una sonrisa traviesa en sus labios.

Rodee los ojos— que no soy tu hija, maldición —masculle con recelo.

— ¿que tipo de trato? —inquirió Mal juiciosa.

Suspire— hablar con sus padres —

— ¿debes hablar con los padres de la chica? —cuestionó Mal— ¿ese es el trato? —

— no —me detuve y fruncí mi ceño.

¿Cómo podría hacer que viniera a este mundo y se despidiera? El único que podía hacerlo... era Hades...

Pero, sería difícil sacarlo de aquí solo por ese motivo, debía ser algo más urgente.

Hice un amago con mis labios y miré entonces a Hades, quien pasaba su piedra de un lado a otro, pero entrecerró sus ojos pasado unos segundos y suspiró pronunciando algo— un alma, no es tan fácil de complacer —

Descendientes - Salvemos al País de Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora