las dos torres

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"Ya... Aquí... Comienza... Todo"

Sufría un terrible dolor en el estómago, como si alguien me hubiera apuñalado. Pero no podía detenerme. Tenía que escribir la historia, mi historia, para que la persona que la encuentre sepa lo necesario para sobrevivir...

Ví la "botella" vacía de la bebida energética de mi amiga con cierto desprecio. Cómo la tinta de la pluma se agotó, decidí agarrar el bolígrafo de Colette para seguir la historia.

......

Tras escuchar la historia de ambos, me quedé boquiabierta por eso. No solo porque Tallahassee sea Mortis, sino porque conozca a esa tal Colette desde hace varios años.

Mortis: Debemos seguir. Tal vez ya no quieras acompañarme en nuestro viaje, pero cumpliré mi promesa de ayudarte.

Dudaba de si acompañar a Mortis en su viaje, pero sí quería volver a ver a Maxine, a Bibian y a mis padres.

Mortis: Colette irá con nosotros.. sé que ella también tiene algo que recuperar.

Miré al hombre que me salvó con un poco de desprecio, para después soltar un suspiro pesado.

Beatriz: Ya no confío mucho en ti, pero iré con ustedes.. cumpliré mi promesa— dije un tanto cabizbaja mientras bajaba el arma

Mortis asintió con la cabeza mientras Colette salía de su escondite ya no tan asustada.

Mortis: Partimos en unas horas.

Él se retiró, seguido de una Colette curiosa. Puse la pistola en la mesa y volví a suspirar. Agarré la mochila de Colette y la revisé. Tenía únicamente un traje de un lugar llamado "Star Park", un libro enorme con su respectivo bolígrafo, vendas y un cuchillo ensangrentado.

Por un momento pensé que ella nos mataría cuando tuviera la oportunidad, pero ella conoce al vampiro y dudo que cometa homicidio con la persona que alguna vez la salvó.

Coloqué los objetos nuevamente en la mochila y la llevé donde se encontraba la fémina.

Mortis: Colette no puede salir así; será un blanco fácil. ¿Ella tenía prendas en su mochila?

Beatriz: Sí. Un traje de trabajo de algún lugar.

Él cogió el bolso y se llevó a la mujer al baño más cercano, supongo que lo hace debido a que Colette está herida y no puede sola, y necesita la ayuda del pálido. Varios minutos después, ambos salieron. Colette tenía su franela blanca, manchada de sangre y polvorienta. Pero tenía el extraño pantalón de la mochila y también los hermosos zapatos.

Ella aún conservaba su cabello grisáceo y su "camisa" manchada y desgastada.

Mortis: Los hombres de Mr.P siguen afuera; debemos seguir antes de que nos encuentren.

Asentí con la cabeza, mirándolo con cierto desprecio. Saqué mi celular de mi mochila, e intenté llamar a mis conocidos, pero ninguno respondió.

Mortis: No tenemos mucho tiempo.

Guardé mi móvil y cogí el arma. Los tres salimos de la casa abandonada y seguimos con nuestro camino. Mientras que yo caminaba tambaleante por las desoladas calles Texanas, Mortis estaba "preocupado" por la situación y Colette lo seguía admirada por su presencia, oculta bajo su sombra, jorobada y temerosa.

La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora