Babilonia

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La música seguía sonando en la radio. Era bastante animada para la precaria situación. A los pocos segundos, la radio presentó fallos, para luego descomponerse

Amargada, seguí escribiendo lo que sucedió y como llegué aquí. O al menos eso haría de no ser por su voz.

"Parece que la situación no nos favoreció mucho"dijo Sanguine a través de la radio, melancólico como yo "lamento lo que sucedió"

"Tranquilo. No te culpo por lo que ella hizo. Nacemos solos, morimos solos"

"No puedes culparla solo a ella, tú también tuviste parte de la culpa. Aunque no quisieras"

Suspiré amargamente. Agarré la pluma, la mojé en tinta y seguí con la historia. Seguían tocando desesperadamente la puerta. Los gruñidos que esa criatura que una vez fue humana me resultaban un tanto triste.






No pudimos esperar más. Mortis y yo salimos rápidamente hacía Nuevo México. Yo llevaba a Colette en brazos mientras él arrastraba a Amber. Tuvimos suerte que la llave del auto donde Piper se iría estaba en su cadáver.

Él condujo por los desiertos de Nuevo México, o mejor dicho, las casi ventiscas. Todo el camino estaba nublado, seguíamos una carretera y hasta caía nieve ocasionalmente.

Beatriz: Sabes, esto me recuerda a cuando iniciamos nuestra aventura. Solo nosotros, Sprout muerto en una habitación, te llamaba Tallahassee, me regía por una lista de reglas que se quemó por culpa de Amber y Piper— dije un tanto nostálgica. Me reconfortaba un poco como él decía que lo mejor era que yo no confiara en el, para que la muerte del otro no nos afectara tanto

Mortis: Antes era más fácil.

Beatriz: ¿Por qué dices eso? Amber calcina a todo lo que se mueva, Colette me salvó la vida mordiendo a un hombre que me iba a asesinar.

Mortis: Penny y Leon están muertos— eso me impactó un poco. Ya me acostumbré a su falta de empatía, pero eso me sorprendió— Amber es la causante de todos mis problemas y mi falta casi total de emoción. Colette sabe más de lo que dice saber, y es extremadamente impredecible.

Él tenía un poco de razón. Decidí mejor quedarme callada mientras el conducía. Fue una alegría encontrar un método de transporte, pasamos rápidamente por Clovis. Un tanto desesperada, esperé a que cayera la noche, que llegó más temprano que de costumbre. Antes de dormirme, vi que el vampiro agarró mi celular, y recibió una llamada:

Mortis: Le queda al celular menos de siete de pila, que sea rápido.

????: Oh mi Dios, ¿¡Vas a venir a visitarme!?— dijo emocionada aquella mujer

Mortis: Necesito que ayudes a una amiga. Se que tienes analgésicos por allá, iré en unas horas.

Colgó la llamada, y detuvo el auto. Fingí levantarme.

Beatriz: ¿Mortis? ¿Por qué detuviste el auto?— pregunté fingiendo somnolencia

Mortis: Debo hacer una cosa.

Él salió del auto, dejándome con la duda.

Rápidamente agarré mi celular, y revisé el historial de llamadas. Él lo había borrado. La hora marcaba las nueve y treinta y tres.

No pude evitar dormirme. Antes de caer rendida, guardé mi celular donde él lo había dejado, para luego dormir donde estaba: el asiento del copiloto.









La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora