"El discurso presidencial. Muy ostentoso. Muy elegante.
Terriblemente falso.
El nuevo regente del imperio no era lo prometido. El acuerdo era que Farr sea el emperador y yo su segunda al mando, pero no: el nuevo era muy joven, inexperto y estúpido.
Había que deshacerse de él"
"No fue culpa mía..."
Pero no había nada. Nadie respondió. Ni Vengeus, ni Sanguine. Nadie.
Estaba sola. ¿Pero exactamente desde cuándo? ¿En algún momento realmente tuve alguna compañía?
¿O todos aquellos con los que hablaba eran producto de mi locura?
Era lo mejor.
Emmett: ¿Entiendes lo que ha hecho? ¡Nefarian y Harmony muertos! ¡Sanguine desaparecido! ¿¡Por qué estás tan tranquilo!?
Dreyland: No lo estoy. Tampoco estoy de acuerdo con llevarla junto a nuestro emperador. Pero no tenemos otra opción. Hay que velar por su vida.
Emmett: Y para eso le vamos a llevar al demonio hecho persona.
Me sentía observada en todo momento. Aunque Marcy trataba de mantener la esperanza mientras que Colette buscaba formas de huir, yo no veía claro mi destino. En sus propias palabras, tendría el honor de conocer Navarro, una estación petrolífera cerca de la costa en California. Por mis actos, algunos me consideraban una heroína de guerra. Otros un ser impredecible y tremendamente peligroso que podía cambiar el trascurso de los acontecimientos.
Mi sola presencia ya lo haría.
Eléboro, Lirio Blanco y yo fuimos escoltadas al mismo lugar del que tratábamos de huir. Marcy aún intentaba averiguar cómo, y especialmente por qué, Colette había entrado a la boca del lobo. Aunque no íbamos a durar en la estación, no querían que supiéramos la dirección exacta, y el hecho de avanzar con tres personas inconscientes era un peligro, teniendo en cuenta que dos de esas personas eran agentes bien entrenadas en distintas disciplinas y bastante misteriosas.
Nos llevaron un poco más abajo, mucho más abajo de la habitación de Byron. Concretamente la madriguera de las Flores Escarlata. Un conjunto de habitaciones donde dormir, enseñar y practicar.
Únicamente dejaron a dos guardias apostados.
Marcy: Entonces, ¿No nos van a matar?
Emmett: Ojalá.
Marcy: ¿Y sabes que es una estupidez?
Emmett: Tristemente sí.
Marcy: ¿Por qué no tomas la ley por tu mano y le haces un favor al mundo acabando con las únicas personas que conocen "El Secreto"?— exageró sus últimas palabras—
Él levantó una de sus dos armas en su dirección. La sonrisa en el rostro de Marcy no fue borrada por ese acto.
Tras unos segundos, él bajó su arma.
Emmett: Es preocupante que alguien como Landon Farr y como La Regente las haya subestimado. Casi me haces hacer una estupidez. Bien jugado Eléboro.
Abandonó la sala, sin saber que Marcy le había quitado algo más que su tiempo.
Ella le disparó a los dos guardias mientras tarareaba el tonito de Tacones Rojos de Sebastián Yatra como si fuera lo más normal del mundo.