Lágrimas de Estrella

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Nuevamente reinaba el silencio. Los pasos, los gruñidos, la gente... Todo había desaparecido. Caminaba con los ojos vendados, siguiendo almas en pena buscando el descansar eterno. El silencio de una tumba, la oscuridad de un muerto.

La bestia, que una y otra vez las voces en mi cabeza no paraban de repetir que era Frank Horrigan, había desaparecido. Lo único que quedaba de él era el cuerpo de Mason y la pierna quebrada de Ábalos.

En fila india, caminábamos en el más absoluto silencio hacia la falsa seguridad otorgada por un hogar.

Después de todo, no hay hogar como el hogar.





















































































Amber: ¿Me pueden explicar por qué querían ir a una cueva en mitad de la noche?— le preguntó bastante enojada a sus dos seguidores

Kat: Esa era el Génesis...

Amber: Si es mentira los voy a matar.

Vivien: La Corporación Génesis, sabes perfectamente que formábamos parte de ellos.

Amber: ¡Eso no justifica que sea de noche!

Penny: Tampoco que hayas aceptado— respondió desafiante

Amber: ¡Soy tu líder! ¡Vuelve a faltarme el respeto y terminaré contigo de una buena vez!

Penny: En realidad, ella es mi líder— me señaló— tú eres mi jefa. Claramente no son lo mismo.

Roja de cólera, una resignada Amber Cornelia Escipión abandonó el laboratorio.

Malikov: La buena noticia es que está vivo— Kat suspiró de alivio— lo malo es que no por mucho. Sus huesos están destrozados. Tuvo demasiadas suerte de que ninguna de sus costillas atravesara sus pulmones.

Vivien: ¿Hay algo que se pueda hacer?

Malikov: Con un poco de suerte vivirá, pero por ahora está delicado. Voy a tener que hacerle una cirugía para reajustar sus costillas, pero no disponemos de los instrumentos necesarios... Es un riesgo— habló con su tono de voz rusa y sabiduría de un experto

Kat: ¡Un riesgo que hay que correr!

El doctor asintió con la cabeza, y nos pidió abandonar la habitación. Erén y Rosa seguían con la investigación del informe redactado por Jessie, mientras Ábalos y Radcliffe permanecían junto a su compañero de guerra.

Penny: Bea, aunque oficialmente soy tu guardaespaldas, sigo siendo una mensajera. Megara me pidió que después de acompañarte aquí, debía de informar a los demás supervivientes sobre la Fábrica. Por favor, no me odies por esto, pero estaría agradecida de que no hicieras ninguna estupidez en mi ausencia...— rápidamente cambió de expresión— Q-quiero decir, no hagas algo como lo de ayer... Solo mantente segura.

Me entregó su gorrito, y partió fuera de la ciudad.

Yo en cambio, me senté en el pasto, en medio de las improvisadas viviendas. El sol asomaba en el Este, cual estrella orgullosa de su presencia. Y al estar en el Este, hizo que la entrada de Max fuera la de una estrella.

Max: Este lugar es una mierda, ¿Verdad? Llegaste buscando Refugio y te metiste de cabeza al río— sonrió, esa afable sonrisa que mostraba confianza— ¿No has notado que aquí todo el mundo quiere ver sangre?

La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora