La inmensidad del desierto era mi único impedimento para llegar a la civilización. Aquél lugar donde debería estar la ya mencionada República. Al igual que la Corporación Génesis, y la Mafia de Mr.P
Debería de estar en Yerington, al sur de Carson City. La zona yerma a mi alrededor por la que estaba vagando inútilmente era la prueba de mi error. Nada podía confirmar que estuviera en el camino correcto. Ni negarlo. Caminar sin rumbo por un infierno sin inicio ni final.
"Hacia Frío como en el Infierno". Cuanta razón. La nieve del desierto rápidamente afectó mi organismo. Estaba temblando por el inmenso frío glacial. Era incapaz de ver unos pasos más adelante. La niebla me impedía ver con claridad.
Mi objetivo seguía siendo claro: Carson City. ¿Por qué? Ir solo por la presencia de una amiga. ¿Por qué? Esa amiga me abandonó a mi suerte. ¿Por qué? Es solo un lugar. ¿Por qué? Este lugar es el foco principal.
La voz del silencio dictaba. Los mortales escuchaban. Una larga poesía rítmica. Versos de fuerza sabiduría y corazón. Un espectáculo de rítmica y pasión. ¿Por qué?
Doce voces distintas. Seis versos. Tres ideas y un solo poema. Todas profetizaban lo mismo dicho de tres formas distintas. Todas tenían razón. Todas sabían la verdad. Lo pedían a gritos. El bello poema se transformó en un triste aullido de pena y dolor. Y poco a poco Las Voces Rotas fueron silenciadas. El dolor del silencio siguió el llanto de las últimas cuatro voces.
El poema terminó con el desaparecer de la última voz. Un llanto silencioso, un llanto desesperanzador. Un cantar de melancolía. Una acción desesperada con tal de evitar el destino. Toda una fantasía de supervivencia llevada al extremo, un deseo de finalmente reunirse con las demás. La voz solitaria de la joven fue la única restante. Su ahora escandaloso llanto impregnaba el mundo. Un triste cantar, esperando a sus amigas. Con su último aliento, pidió perdón por su pecado, por lo que hizo. Quería disfrutar de su pequeño infinito, y su vida dio a cambio.
Con sus últimos segundos, la voz de su amiga se hizo notar. I forgive you... Palabras que el viento se lleva. Un deseo de abrazarla conlleva las tristes palabras. Un último hito por la supervivencia. Un amargo adiós. Un maldito despertar.
Después un largo silencio. Un silencio recordando lo monótona y solitaria que se había convertido mi vida. Solo sobrevivir hasta que no pueda más, o los parásitos acaben conmigo. La desdicha de mantener una ruta monótona sin motivo era aquello que inundaba mi mente cada día. ¿Por qué seguía persiguiendo el inalcanzable sueño de llegar a Carson City? ¿Que era aquello que me impulsaba a seguir? ¿Cual era ese deseo de seguir? Si todo a mi alrededor se derrumba con cada paso. Y cada vez más enemigos gano en el camino. Mr.P, Byron Vengeus, La Regente...
Uno me quitó a mis amigas, otro mi vida y la última todo. La causante de todos mis problemas. Ella era la única persona que deseaba asesinar.
La radio funcionaba aún con la tempestad. Todas las frecuencias reproducían algo distinto. Canciones, noticieros, programas informativos, publicidad e incluso un partido de Cricket. La sintonía personal de los Malditos del 33, 107.3 FM, reproducía música clásica. Era la quinta sinfonía de Beethoven. Así mismo, la nieve empeoró. Temblaba constantemente, pensando en aquello que fue y aquello que seré. Una odisea existencialista, siendo yo un secundario fingiendo ser principal.
— sin la muerte, todos los nacimientos serían una tragedia. No fue mi intención Gulptill, era necesario— la voz de Byron Vengeus era tan clara y ominosa, así como la repentina ausencia de la música clásica— te aferras a un clavo ardiendo como sea. La esperanza es lo primero en perderse. Ninguno de nosotros es libre Bea. ¿O Beatriz? ¿Quién eres? ¿Bea o Beatriz?
— No eres quien para llamarme Bea. No eres nadie.
— En eso estamos de acuerdo. Nadie está hablando contigo, y nadie está detrás de la radio. ¿Quién eres Gulptill? ¿Te has visto en un espejo desde que esto empezó? No te puedes reconocer. Ya no eres tú.
— Soy Bea...
— Bea está muerta. Murió junto con Mortis y Colette. Tú eres Beatriz. Eres una sombra del pasado, esperando un desenlace a toda esta locura— mientras escuchaba su ominosa voz poco a poco iba perdiendo el equilibrio, así como el conocimiento— Beatriz Gulptill, el inicio de todo. ¿También el final? No tiene sentido Gulptill. Debiste haberte quedado en Texas. Debiste haberte quedado en Brawl Stars. Nunca debiste provocar que cerrara. Nunca debiste ser libre.
Finalmente, caí desmayada en la nieve mientras el hombre finalizaba su monólogo.
Fecha de publicación 5 de Febrero de 2022