Epílogo

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Desperté en un lugar diferente. No había nieve. No había ventisca. No había nada. Solo el frío del viento.

Es más, ni siquiera estaba en California. ¿Donde demonios estaba?

Ah, sí: Cabo Beachey, El Lugar donde la Tierra se Acaba, en mi amada Inglaterra.

Aún seguía abrazando un cadáver. Pero no era mi madre. Era ella. Era la Regente.

La dejé en el suelo, y me acerqué al lugar del Fin del Mundo.

No por gusto. No por necesidad. Sino por quién estaba allí.

Tenía una Glock .45 en la mano, y una máscara de gas en la otra. Tenía su máscara de gas.

— ¿Es verdad lo que ella dijo? ¿Todo hubiera sido mejor si no hacíamos nada?

Colette estaba ansiosa por mi respuesta. La veía agitada. Temerosa. ¿Pero de qué?

— Sí Colette... Max era la Regente...

— Lo sé. Lo sé porque tú lo sabes. No creo que te importe mucho la verdad. Solo pregunto: ¿Es verdad? ¿Es culpa nuestra?

— No Colette... Es culpa de ella.

Sonriendo, se acercó a mí.

— Bea, ¿Te has puesto a pensar en donde estamos?

— Sussex Oriental, el Inglaterra.

— ¿Y como llegaste allí, si estabas en California?

Ya conocía esa pregunta. Ya lo había hecho. Pero no me gustaba pensar en la respuesta. Aunque era muy clara.

— ¿Estoy muerta?

— No. Ese es el problema. Tu sola presencia aquí rompe todas las reglas conocidas. No le va a gustar a Lola...

Bajé la cabeza. Tenía tanto que decirle.

— Y-yo... Agradezco que te hayas sacrificado por nosotras...

— Y cuando me conociste querías abandonarme a mi suerte. Jijiji

Me apuntó con su arma.

— Si no sabes que sucede, ¿Por qué no llevarte a un terreno conocido?

Y disparó.

Pero seguía aquí.

— Ah es cierto: Lola lo prohibió... En fin. Quisiera que veas a tu alrededor. Estás en el Velo. No estás muerta. Pero tampoco estás viva. Es un punto medio para personas como nosotras. ¿Que te parece? :D

— ¿Estoy alucinando?

— Da la impresión de que sí, pero en realidad no. Esto es tan real como lo que viviste allá abajo. O al menos eso me dijo. La verdad es que esto parece un sueño...

Una tímida risa afloró de sus labios, mientras volvía donde la Tierra se Acaba.

— ¿Que se todo esto Colette? No me mientas... No tengo fuerzas...

— ¡Es mi hogar! No espera, es el tuyo. El mío aún no existe...

— ¿Que quieres decir?

— Que yo sigo abajo. Vivita y coliando. Gracias a lo que me hicieron puedo ir y venir a voluntad. ¿Nunca te has preguntado exactamente por qué desaparecía sin razón? Lola me quiere a su lado. Para ella soy especial.

Por lo cerca que estaba, parecía que en cualquier momento iba a saltar al vacío. A las nubes.

— Honestamente tengo que agradecerte lo que has hecho por mí. Antes estaba loca de remate. Ahora tengo más control sobre mi misma... Y soy feliz por ello. Ahora mis hermanas no me verán como una loca psicótica con tendencias bipolares... Ahora sólo como una loca :3

Y me abrazó. También sentí como me entregaba su pistola.

— Lo lamento Bea, pero no puedo intervenir más de lo necesario. Ella está observando, y ella escuchando. Solo ten cuidado... Le prometiste a Max que estarías con ella Hasta el Final. Bueno Bea, bienvenida al Final de todo.

Y finalmente, se abrazó a si misma y se dejó caer por la montaña. Había una cálida sonrisa en su rostro, acompañada por una mirada tranquila en su ojo morado.

Ya sola, cogí la máscara de gas de La Regente. Y la tiré al vacío.

— Eso no funcionará~

Pero no había nadie.

Una lástima.

Espero que mis amigos y queridos tengan la suerte de descansar en paz. Que al menos tuvieran suerte de no acabar en el Velo.

Aún así, Billy-Ray Sanguine lo dijo: me estaban esperando.

Y era así.

Penny me sonreía con complicidad, con dos botellas de ron en las manos, dispuesta a cumplir su promesa: morir ahogada en alcohol, conmigo.

A su lado, Kat y Mason, cogidos de la mano, me saludaban con alegría. Vivien lo hacía pero con mayor seriedad.

Bibiana y Nita me esperaban. Querían comer un helado. ¿O solo pasar el rato? No importaba.

No fue sorpresa ver a Mortis. Pero sí que tras el beso que le plantó Amber en la mejilla haya hecho una sonrisa sincera. Al verme me saludó con un asentimiento de cabeza. En cambio, Amber lo hizo de forma más animada, y obligó al vampiro a hacerlo también.

Aún siendo enemigos, Piper y Sanguine estaban allí. Una con la expresión dura que la caracterizaba, y el otro con una sonrisa y sus lentes de sol.

Y aunque no lo llegué a conocer, Byron Vengeus estaba allí. Y detrás de él, algunas de sus hijas emergían. Solo Eira y Kat.

Me senté en el suelo. Era demasiado bueno para ser verdad.

Y era así.

Poco a poco esas figuras se fueron disipando como la niebla, y se hacían uno con las nubes que rodeaban El Fin del Mundo.

Todo hasta que solo quedó una figura.

Todo hasta que solo quedó el cadáver de Max con el que desperté.

Se levantó, y se acercó lentamente a mí.

Estaba rodeada de sombras. Su traje era negro con las rayas de un rojo escarlata. No tenía su casco.

Tenía una sonrisa maliciosa en el rostro. Tenía un aura de terror. Tenía la cabeza fija en mí.

No tenía vida. No tenía sentimientos. No tenía remordimiento ni miedo.

No tenía ojos.

La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora