Reunión

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"No debes abandonarla..."














































"La pluma vence a la espada; el que dijo eso no conocía las armas automáticas"

Por un momento pensé que Billy-Ray Sanguine lo había dicho, pero no. Fue el hombre representado por una Serpiente.

"Vete Byron..."

"¿Al igual que Amber? ¿O como Jessie, Nita y Bibi?"

Cada día mi odio hacia él crecía, tanto como mi odio hacia mi misma.

"Solo déjame en paz..."

"La pistola está allí. Solo hay una forma de encontrar la paz"

Y el silencio reinó la habitación.













































































La ciudad era más grande de lo imaginado. Era como un poblado cualquiera, sin ni un solo edificio presente. Aún así, la extensión del lugar era vastísima. Desde la montaña en la que me encontraba me era imposible ver completamente la ciudad.

El clima nublado le daba un aspecto peculiar al entorno. Y el hambre y la sed me causaban desmoralización. Por un momento llegué a pesar en comer alguno de los cadáveres de la Mafia de Mr.P; no estoy segura de si realmente lo hice. Mi cuerpo y mi mente son ahora entes diferentes. Mi mente está dividida, y no controlo mis acciones ahora.

¿Ahora? Yo soy la vocecita de la razón. La poca cordura existente.

Las calles estaban desoladas y el ambiente de destrucción era notorio, aún así no había ni cadáveres ni rastros de pelea. Solo automóviles abandonados y uno que otro periódico volando. Estos eran noticias de antes de la catástrofe, y una en particular que por la fecha denotaba o bien que todo había empezado casi por la noche, o que en realidad los medios de comunicación realmente desinformaban a la población.

Ya no tenía importancia, pero me resultaba interesante saber por qué.

Y entonces empecé a retorcerme sobre mi propio eje. Mi visión se nubló ligeramente, de un extraño color celeste. Entonces caí en la mordida que tenía en ambos hombros. ¿Finalmente era el día? ¿O simplemente los huevos del parásito finalmente eclosionaron?

Y seguí caminando sin rumbo por las desoladas calles, con fuertes dolores en el estómago. Y un enorme malestar físico. Divisé una catedral enorme, un lugar donde descansar. Color negro y lúgubre aspecto, un lugar para acabar conmigo misma. Yo soy el inicio, es la hora del final. Una muerte en el corazón de Dios sería suficientemente poético para mí gusto. Quizá incluso encuentre una cripta lo suficientemente espaciosa.

No había rejas, no había nada. Solo dolor. Mis torpes pasos me hacían caer constantemente. Mi visión había empeorado. Abría y cerraba mis ojos constantemente, como si tuviera algún somnífero.

Y al abrir la puerta, mi fantasía traviesa se hizo realidad.

"¿Quién cojones es esta"

La voz de un hombre, quien estaba detrás de la puerta.

"¡No tiene un biomarcador!"

La voz de una joven mujer que presenció mi torpe andar

Entonces caí al suelo, retorciéndome lentamente. Intentando incorporarme.

La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora