Sentía el corazón palpitar aceleradamente. Mi pulso aumentó repentinamente. Sentía un agudo dolor en el pecho mientras cogía el bolígrafo para seguir escribiendo.
La canción de la radio cambiaba cada cinco segundos. Las canciones eran muy específicas. La primera hablaba de control sobre sí misma, la siguiente del hombre responsable de la masacre, la tercera de la edad oscura de la vida, la cuarta de que el sol no brillará, la antepenúltima de cómo todos quieren gobernar el mundo, la sexta de huir con la gloria, y la última del Cuatro de Julio.
"Todo esto para nada. Somos gotas de lluvia en una fuerte tormenta. Existimos hasta caer y juntarnos con el resto, y así formar parte de algo que cada vez es mayor. No importa que hagamos, algún día caeremos"— la melancolía de Sanguine era cada vez más peculiar—
No quise responder, no podía responder. Mi corazón ardía de culpa por recordar que fui yo la causante de ese fatídico día.
"¿No es curiosa la forma en la que la suerte nos llevó a esta situación? ¿Suerte o Dios? ¿O fue tu necesidad de seguir adelante como Escipión en Dubai? Todo estaba en ruinas, ¿Y tú decidiste callar el descubrimiento? Todo por una falsa determinación, causada por tus alucinaciones. El desierto es cruel con todos Beatriz, no debías confiar en tu mente y eso hiciste. ¿Cuál fue el resultado"— rió a carcajadas por su pregunta—
Solté unas cuantas lágrimas sobre el manuscrito, mientras mi cada vez debilitado corazón palpitaba aceleradamente.
.......
Llevamos dos días de trayecto por las dunas del desierto. Eran aproximadamente las tres de la tarde. Todo estaba en total oscuridad, al punto de que de no ser por el fuego de la antorcha de Escipión no podría ver ni mis manos. En contra de su voluntad, Jessie nos seguía en la oscuridad. Había formado parte de mi círculo amistoso, no tenía las agallas para dejarle morir, especialmente si recordamos como pasó de ser una genio con un futuro prometedor, a una causa pérdida por las malas influencias.
Únicamente había frío y soledad.
Por mucho que le preguntase, Jessie no respondía al motivo de por qué solo estaba ella, y no el resto. La idea de que ella fuese la piloto fue descartada por Escipión, y la de que el resto hayan saltado para evitar la caída también. La joven Jessie Junker no hablaría nunca.
O al menos, no hasta que Colette intervino.
Colette: El helicóptero fue derribado por el Monstruo que antaño fue El Primo. Al caer, De Valefort y Noland huyeron con Penny pensando que Junker estaba muerta. El piloto está diambulando por el desierto, mientras que el copiloto escolta a los últimos seguidores del Culto Solar.
Él qué le hizo, a petición de una Jessie torturada psicológicamente, es un misterio. La pelirroja solo dijo que debíamos deshacernos de Colette antes de que sea tarde. Antes de que descubramos quien realmente es.
Después de ese momento, Jessie confesó absolutamente todo lo que sabía. Era una miembro relativamente nueva, elegida después de la deserción de Penny. La encontraron creando robots en una fábrica abandonada en Texas, cerca de Ravenholm. Colaboró con Brock para la creación de un robot capaz de esparcir una droga alucinacionogena no letal. Un robot llamado El General Nuclear. La idea funcionó mejor de lo que se pensaba. Y ahora, ellos tenían a su disposición la segunda arma más letal del nuevo mundo. También había colaborado directamente con la Regente, pero evidentemente no sabía quién era, ni siquiera sabía que era mujer. En cambio, llegó a ser una sierva de Byron Vengeus y Landon Farr por separado. El primero le enseñó alquimia y como añadir artilugios para así facilitar su trabajo en Ingeniería. Mientras que Farr le enseñó a como matar con eficacia. Cómo eliminar objetivos de formas sutiles, como liberar una toxina invisible y letal en el aire, y otras no tanto, como que la víctima ingiera un parásito que en cuestión de horas crecerá, comerá todo a su paso y saldrá por la boca, muriendo a los pocos segundos si no encuentra otro huésped vivo al cual adherirse.