Se murmuraba que pasaba. El asedio final pronto llegaría. Nos perdonaron la vida no por misericordia. Solo para que siguiéramos los trozos de pan. Salvo el Locutor, ellos no querían diezmar un pueblo que hasta hace poco vivía en relativa tranquilidad.
No nos habían atacado aún solamente como burla.
Penny: ¿Realmente estás segura?
Beatriz: Creo que es el momento...
Penny: Bueno, no sabes lo malditamente feliz que me hace escuchar esa noticia. Voy a buscar a Edgar y nos vamos de este lugar.
Sonriente, corrió hacia el sur. En cambio, varios hombres, mujeres y niños corrían al este. Que decir, teniendo un punto tan vulnerable, era obvio que pasaría. Los líderes consulares habían tomado una actitud defensiva.
Kat: Bea, te necesitan en el laboratorio. Rosa tiene algo importante que decirte.
Ella me escoltó hacia el departamento médico. Allí, mi maestra, compañera e incluso madre informal estaba durmiendo. Habían anotaciones varias y muchos documentos por todos lados. El resultado de su investigación, en base a la fórmula dada por Jessie Junker.
De un pequeño golpe, Katherine Ábalos despertó a Rosa Silano.
Rosa: Ah Bea, tengo noticias.
Agarró una jeringa, llena con una sustancia verdosa.
Rosa: No quiero probarla en ti. Es lo más lejos que he llegado. Tendremos que ver si funciona...
Me abrazó. De la misma manera en la que una madre abraza a su hija. No estaba tan loca como la última vez.
Aún así, gracias a ella me estaba muriendo por dentro.
Amber: Chicas, tenemos algo importante entre manos.
En la sala de reuniones, Avoine torturaba al joven capturado. Recién levantado, fue amarrado a una silla y golpeado repetidas veces. Aún siendo Kat quien lo capturó, no le gustaban los métodos usados. Era mejor la técnica de Hanns Scharff, y así revelar información sin necesidad de violencia física y perder el tiempo...
Lo sé porque Kat lo sabe.
Avoine: ¿Ya vas a hablar?
Gared: ¡Les dije que hablaría! ¡Fuiste tú quien me golpeó de todos modos!
Janet: Joder...
Avoine: ¿Vas a hablar o no?
Gared: Prefiero cantar que hablar— dijo en forma de verso, como si no hubiera sido golpeado—
Kat: ¿Por qué tanto optimismo? Eres un prisionero de guerra.
Gared: Usted es de los nuestros. La Corporación Génesis te reclama Katherine Ábalos. Con sus convenientes y repentinas muertes, es hora de que lideres lo que quede de las Flores Escarlata. Piénsalo Ábalos, solo tú puedes detener todo esto.
Kat: No sé de qué hablas.
Gared: Claro, al igual que ocultas el hecho de que Bea es Milán— no lo dijo cómo insulto. Sonreía de felicidad— vamos Kat, eres una heroína dentro de nosotros. Tú, Marcy y Letty Sorín son nuestras grandes heroínas. Entrega a Milán, y serás tan grande como el Barón Vengeus o el Gran Frank Horrigan.
Reía. No como Sanguine. No como los influenciados por el ruido blanco. Reía como si hubiera contado un chiste.
Amber: ¿Bea es Milán? ¿Por qué?