el día del fin del mundo

289 20 74
                                    

Tosía repetidas veces. En lugar de flema, un líquido negro y viscoso emergió de mi boca. No podía mantenerme de pié. Tambaleante, caminé a una mesa de noche y agarré un tarro de miel y consumí un poco. Simplemente me senté en la fría silla de madera y seguí escribiendo con mi pluma.

.....

Bibian susurró en mi oído donde se ubicaría Maxine. Incrédula, le dije que debíamos ir de inmediato.

Bibian: Recuerda, no es un lugar agradable para gente inocente como tú.

Beatriz: Haré todo lo posible por mi amiga...

Ella me agarró de la mano y corrimos al cementerio. Afortunadamente, no nos encontramos con ninguno del grupo de amigos, pero si fue un tanto desafortunado que haya oscurecido tan deprisa.

Ambas entramos por la lúgubre entrada metálica del cementerio. Cómo si estuvieramos en una película, neblina se hizo presente. No veíamos nada, por lo que no vimos al hombre que se acercó a nosotros. Él, con sus negros cabellos, tenía una lámpara para iluminar el camino, un hermoso traje formal con zapatillas igual de elegantes y una palidez aterradora.

Bibian: ¿Quién eres?

????: Han de buscar a la puberta con franela de Flash— su frialdad y condescendencia asustaron a mi amiga

Beatriz: S-sí

????: Siganme

Bibian y yo cruzamos miradas un momento, preocupadas por las intenciones del ente. No tuvimos de otra que seguirlo.

Él nos guío a una vieja cabaña en medio del cementerio.

Beatriz: Señor, ¿Me podría decir quién es usted?— pregunté con mucha inocencia

????: No tengo nombre, pero soy el guardia, el sepulturero y el dueño del cementerio.

Beatriz: Todo el mundo tiene un nombre, usted debe de tener uno.

????:... Bueno, ciertas personas me han llamado Dreyland Scarab— un fuerte escalofrío recorrió el cuerpo de mi amiga y el mío

Él nos permitió la entrada a su lúgubre y solitaria cabaña. No había mucha cosa, solo un televisor viejo, un sofá viejo, y una amiga llorando en él, también vieja. Era Maxine.

Scarab: La encontré llorando en la tumba de sus padres— dijo desinteresado y frívolamente

Tanto yo como Bibian nos acercamos a ella y la abrazamos. Intentábamos consolarla, pero no nos escuchaba. Entonces, Dreyland Scarab se acercó a nosotras con una copa de vino.

Scarab: Conozco esa mirada— se refirió a la cabizbaja Max— alguien rompió tu corazón. O simplemente le gusta el mismo género.

Maxine asintió con la cabeza, aún cabizbaja.

Bibian: Wow, eso fue tan aterradoramente impresionante.

Scarab: Se cómo aliviar ese dolor.

Él la agarró de la mano y la llevó a la habitación más próxima: un estudio, y también habitación. Allí, Maxine se sentó frente al computador que había ahí.

Scarab: ¿Prefieres olvidarlo a él u olvidar tu nombre?

Ella solo susurró "ambos" y el sepulturero sonrió.

La Plaga De La LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora