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— Lo dejaste en tu habitación... — dijo al extender aquel peluche ganado en el parque de diversiones — Supuse que lo olvidaste y creí conveniente traértelo, así no tienes pesadillas...

— Gracias, a decir verdad, no lo olvide, solo no creí necesario llevarlo conmigo. — contestó ella al agarrar el peluche — Y aunque no debiste traer más que eso.

— Es mi manera de pedirte disculpas, no sabía de qué otra forma hacerlo.

— Ha pasado tiempo y he descubierto que sueles dar cosas para que te perdonen por los errores que cometes. — suspiro — No toleras que alguien se enfade contigo y decida tener su espacio para pensar si perdonarte o no, cuando es lo que debes hacer.

— Fui un idiota, no debí malinterpretar los mensajes y las llamadas.

— Edward necesito estar al menos un día tranquilo sin que trates de cambiar mi opinión tan fácilmente. El hecho de que mis sentimientos sean claros ahora, no...

— Menos ahora me iré. Savannah, por favor, al menos déjame quedarme esta noche. — trato de buscar una forma de que ella lo mirase, pero era en vano — Juliette me tiene prohibido volver si tu decisión es seguir enfada conmigo.

— Quién lo diría, un Alfa es echado de su propia manada solo por ser un celoso y desconfiado. Nadie lo creería.

— Por favor, lloverá pronto y...

— Tú fuiste quien decidió venir, además no creo que Wyatt no pueda salvarte de esta situación.

— No cuento con su apoyo esta vez, y en su lugar o en cualquiera otra posición ajena a la mía, estaría de acuerdo.

Savannah suspiro cansada y de no ser por el dato del pronóstico climático, no hubiese cedido.

— Bien, pero dormirás en el sofá porque Asher no dejará que duermas en mi habitación sabiendo ya todo lo que pasó. — se levantó dejándolo solo en la sala.

Caminaba de un lado a otro hablando con Chiara, quien estaba casi un poco más enfadada que ella. Y la razón era porque no toleraba que nadie, ni el ser humano más perdidamente enamorado, dudase de la persona que amaba. La confianza, al igual que otras, es la base para que toda relación no esté destinada al fracaso. O al menos es lo que sus padres dicen constantemente.

— ¿Y Wyatt? — pregunto Chiara.

— Empiezo a sospechar que él estuvo de acuerdo con este absurdo plan para que perdone a Edward. — tomó asiento y miró hacia su ventana escuchando como las gotas comenzaban a bajar por el vidrio — No creo que regrese sabiendo que está aquí.

— No... No regresará porque acaba de enviarme un mensaje.

— ¿Dónde está?

— En casa de Demian y pide que lo perdones, pero que debes resolver tu problema con Edward. Ah, y que vendrá mañana a las doce.

— Genial, simplemente genial. ¿En qué momento se olvidó de que yo soy su mejor amiga y no él? — dos toques a su puerta interrumpieron su conversación por lo que se despidió con un: Te llamo mañana.

Una bandeja con helado y galletas con chispas de chocolate, acompañadas de dos tazas con chocolate caliente. La debilidad de Savannah y eso bien lo sabía Edward.

— ¿No te enseñaron a que no debes entrar sin permiso? — lo miro al ponerse de pie.

— No pensé que estuvieras haciendo algo importante, además toque dos veces. Creí que con eso sería suficiente. — entro y dejo la bandeja sobre la cama — Y no tienes que estar enfadada con Asher, él no tenía idea de que vendría. Quizás solo nos dio nuestro tiempo a solas.

— ¿Desde cuándo 'un tiempo' se define como un par de horas o toda la tarde y noche?

— Solo vine a traerte un poco de helado, galletas y chocolate caliente, ¿es un delito?

— Para las personas que quieren obtener el perdón tan fácilmente, sí. Pero, gracias.

Edward sonrió y se sentó. Savannah frunció el entrecejo, confundida de ver cómo se tomaba la libertad de ocupar un sitio en su cama.

— Solo me quedaré a verificar que termines todo, no te daré el lujo de que desperdicies deliciosa comida.

Negó y se sentó al otro extremo de la cama.

— Sabes que nunca cometería semejante error, después de todo el chocolate es lo que más amo en el mundo.

— ¿Debo sentir celos? — soltó una breve risa, al parecer tal pregunta fue graciosa para él, sin embargo, no causado el mismo efecto en Savannah — No sé si es estúpido preguntar, pero ¿qué más debo hacer?

— Te diría que te vayas por donde viniste, más no lo harías, de eso estoy completamente segura. — agarro la taza de chocolate y dio un sorbo.

— No tenías chocolate para taza, así que utilice los que compre. Sabe mejor en bebida, en mi humilde opinión.

Savannah esbozó una leve sonrisa y dio otro sorbo.

— Escucha, no es mucho lo que se tiene que hacer, solo ser sincero. No es necesario ser detallista para pedir perdón.

— Fui sincero.

— Pues los regalos no fueron un indicio de eso. Tal vez necesitabas un poco de apoyo.

Edward suspiró y negó.

— No es como tú piensas, yo en realidad lo siento, pido mis más sinceras disculpas por mi desconfianza hacia ti. En ningún momento traté de que se malinterpretaran el helado o los chocolates. Sabes que yo no soy experto en las relaciones, así que recurrí a Google.

— ¿Internet? Edward casi siempre se equivoca y no es necesario llevar algo consigo para obtener el perdón, al menos en mi caso. Solo quiero sinceridad.

— Y te daré sinceridad, además de amor, respeto y...

— Hechos y no solamente palabras. — dijo Savannah al momento de acariciar la mano de Edward y sonreír levemente. Él imitó su gesto y agarró una galleta.

— ¿Me perdonas? — pregunto.

— Eres sincero, ¿verdad?

— Completamente.

— Entonces se podría decir que sí. — tomó la galleta de la mano de Edward y le dio un mordisco — Si, si estás perdonado. Solo no dudes en el futuro.

— Si sé las consecuencias, ten por seguro que no voy a dudar ni desconfiar de ti. 

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora