Un día en la playa, día de no pensar en nada más que pasarla bien y de eso se encargaba Edward, quería disfrutar estos dos días que le quedaban con Savannah antes de que se fuera y no la viera por tres largos días.
— ¿Fresas con nata y chocolate?
— De postre y el almuerzo será una sorpresa, de hecho, todo debía ser una sorpresa. Lo hubiera sido de no ser porque una persona impaciente entró a la cocina...
— Que ya me he disculpado, pero tú eres el primero que insistió en que saldríamos a las ocho y pues...
Edward dobló a la derecha y aparcó en el estacionamiento.
— Bien, llegamos y dejas el celular en el auto. — Savannah negó — Es solo para no tener ningún tipo de interrupción ni distracción. Tanto para ti como para mí.
— Créeme, siempre hay interrupciones de cualquier tipo. — dejó su celular en su bolso y salió del auto seguido de Edward, quien sacó del asiento trasero las cosas del pícnic y mantas para el frío.
Para Savannah la idea de hacer un pícnic en la playa era innovadora, ya que en su memoria recordaba que iban al campo o parques y pasaba esos momentos con su familia. Además, salían de la rutina de estar en casa, algo que le cansaba.
— Bien, son casi las diez y debemos desayunar. ¿Está de acuerdo Savannah Pierce?
Ella frunció el entrecejo y se sentó sobre la manta que Edward extendió sobre la arena, a una distancia lejos del agua.
— No estamos casados, así que seguiré siendo Savannah Foster. — soltó una risa cuando vio al Alfa rodar los ojos, claro que sabía que solo trataba de ser romántico y dejar en claro que su objetivo futuro era casarse con ella.
Eran los únicos en la playa, por lo que tenían más privacidad. Primero empezarían por el desayuno y así sucesivamente hasta llegar al postre, la parte favorita de Savannah. Ayer Edward sorprendió a su mate colándose a la cocina y robando un par de fresas, supo por sus expresiones que le fascinaban.
— ¿Y cuál es tu veredicto? — preguntó él al ver que daba un mordisco a su Hot cake.
— Sabes que eres un gran cocinero Pierce, pero sé que lo haces para que te recuerde que lo haces excelente. — agarró un poco de miel y le manchó la nariz, algo que causó risa en Edward — Solo una recomendación.
— ¿No que era excelente?
— Sí, pero hasta la perfección merece sugerencia para que lo haga aún mejor. — bebió un poco de zumo de naranja y miró el mar, hasta llegar al sol y Pierce esperaba su sugerencia — Prefiero los Hot cakes prefiero que sean redondos, no en forma de corazón.
— Solo es un detalle.
— Pues, lindo detalle. Supongo que tendré que acostumbrarme.
— A ese y a muchos más que tendré. — así como manchó su nariz hizo lo mismo con la de Savannah.
En las dos primeras horas que estuvieron en la playa ella pudo conocer un mejor lado de Edward, se soltaba más y no parecía un hombre sino un adolescente. De hecho, ambos parecían unos adolescentes. Corrían por la orilla del mar, el Alfa cargando la impidiendo que se escapara y besando su mejilla al ver el infinito final de la puesta de sol. El tiempo efímero los sorprendió y cuando la última fresa fue cogida por Savannah, Edward la quedó mirando fijamente.
— ¿Tengo algo en la cara?
— Te molesta que te mire.
— No, al menos no ahora. — dijo ella esbozando una leve sonrisa evitando mirarlo — Antes quizás te hubiera pedido que me dejaras en paz y que no me dirigieras la palabra.
— No soy de esos hombres que tiran la toalla tan fácilmente, sobre todo por lo que me importa.
— Lo tengo anotado aquí. — señaló su cabeza.
— Es bueno saberlo.
Hubo un silencio de no más de cinco segundos. Casi eran las seis y el Sunset los despedía, guardada ya las cosas y ambos caminando hacia el auto, era definitivo que fue un plan excelente y que los momentos inolvidables.
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Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |
WerewolfSavannah Foster, es una persona inteligente e independiente, que por azares del destino llega a manos del Alfa, Edward Pierce. Edward es alguien sumamente protector, tiene leves arraques de agresividad, y como es la naturaleza de cada licantropo, si...