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— ¿Dice que vino una amiga de Dane y entró por media hora? — el doctor asintió, Chiara ya sospechaba quien era esa amiga.

— El tiempo de visitas está por terminar, pueden pasar ahora, pero por favor no provoquen emociones fuertes. — Damián asintió e ingresaron. Dane por suerte aún estaba despierto, pero se le veía confundido.

— ¿La almohada no te deja dormir?

Levantó la vista y sonrió a medias, aunque fueran amigos de su hermana, ellos también le tenían apreció.

— No, no es eso, solo pensaba.

— ¿En? — preguntó Cassie.

Suspiró.

— Sé que sonará loco o poco creíble, pero Savannah estuvo aquí.

— ¿Savannah? Dane, hermano, no es posible, ella hace dos días que no aparece y según el doctor la única persona que estuvo aquí fue una amiga tuya.

¿Amiga suya? Dane no entendía, Benjamín debe estar bromeando. Con claridad escucho la voz de su hermana, porque, aunque estaba sedado, escuchaba perfectamente.

— Sí, no creo que sea capaz de inventarlo. — Marcus estaba igual de confundido que los demás. No querían que Dane pensara que lo tomaban por loco, pero quizás solo soñó con volver a escucharla y ese fue el resultado.

— Quizás debo descansar...

— Tu tranquilo, pronto estará de vuelta. — o al menos eso esperaba.

Miraba la pantalla de su celular y al leer cada mensaje era evidente la preocupación de cada persona o amigo cercano. Podría enviarle algún mensaje, ya que Wyatt le dio la clave del Wifi. Ya habló con Chiara y sabía que Asher exigía saber de ella.

Asher, estoy bien, no tienes de qué preocuparte. Llámame a penas puedas, por favor.

Se envió el mensaje y salieron los dos checks, pero azules. De seguro no traía el celular consigo.

— Savannah, ¿puedo pasar? — escuché al otro lado de la puerta. Sonrió y dejó el celular en la mesa de noche.

— Adelante.

— Te veo de muy buen humor, ¿estuvo buena la salida con Edward?

— No fue una salida, solo me llevó a ver a mi hermano al hospital. — sonrió.

— Bueno, ¿y cómo está tu hermano? ¿Fue un accidente grave?

— En verdad no lo sé, pero por los daños imagino que sí, y no pude ni preguntar por qué al primer minuto que digo que soy la hermana lo comunicará con mis padres y se irá todo a la mierda.

— Proteger a Edward.

— No tengo por qué hacerlo si él no cometió un delito, solo... solo me evitó yo problemas.

— Savannah tal vez no sea un delito, pero para ustedes los humanos no es lo mismo. Estás privada de tu libertad según las leyes estadounidenses.

Así como la preocupación se esfumó regreso como el viento.

— Pero olvida lo que dije, si, por el momento, bajamos a cenar, Edward está impaciente por verte.

Savannah asintió y junto con Wyatt bajo. La sonrisa amplia de Edward la recibió y en otra ocasión hubiera respondido de manera fría, pero en cambio le regresó la sonrisa.

— Los dejo cenar disfrutando de la comida. — se despidió Wyatt y ahora eran solo ambos.

— No sé qué es lo que está en mi plato, pero huele delicioso. — tomó asiento al otro extremo de la mesa. Edward bebió un sorbo de su copa.

— Es una especialidad de Juliette, no tiene nombre exacto, pero el sabor es lo que importa.

Savannah asintió y bebió de la copa junto a su plato. La cena transcurrió de maravilla, temas por ahí, confesiones por allá y si, Savannah olvidaba los problemas. Sobre todo, las preocupaciones.

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora