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Amaba ver a los cachorros jugar, también correr de un lado a otro y la armonía que había, sonreía de manera sincera en cada momento que la saludaban o se acercaban a preguntar por su estado de ánimo.

— Es para usted. — agarró la rosa blanca que un niño le obsequió y al arrodillarse frente, y besar su mejilla. Sintió ternura al verlo sonrojado y olió el aroma de la hermosa rosa — Que tenga un buen día Luna.

Y luego de una adorable reverencia se retiró. Aquel niño del cual no sabía su nombre la dejó muy contenta.

— ¿Disfrutas de la mañana?

Detrás de ella estaba Edward sonriendo de oreja a oreja, porque quedó maravillado con la escena y le fue imposible no imaginarla con su hijo o hija.

— El día es precioso.

— Pero no más que tú, cariño. — la abrazo por la espalda dejando su barbilla sobre el hombro de Savannah. Ya aquellos actos cariñosos por parte de Edward no eran una molestia para ella, los encontraba muy reconfortantes dadas las últimas horas en las que no se sentía tan bien.

— No exageres. — y no lo hacía, era totalmente sincero, para él y cada persona de la manada Savannah era hermosa, sobre todo para los lobos jóvenes y aún sin sus mates.

— Créeme que lo que te digo está lejos de ser una exageración, eres muy hermosa por dentro y por fuera. — beso su hombro he hizo estremecer levemente a Savannah, aquel punto era su debilidad — En el desayuno no dije nada por qué no quería que dejaras de sonreír, pero se acerca un día muy importante y especial.

Savannah se alejó y volteo para mirarlo

— ¿Muy especial? No entiendo, si es muy especial porque podría dejar de sonreír, sería todo lo contrario.

— Créeme, lo es, pero es posible que te agobie o incomode...

— Tú solo dímelo y lo descubriremos. — le dio una amplia sonrisa y lo agarró de ambas manos.

— La luna llena, dentro de unos meses sucederá...

Luna llena, noche sumamente importante para todos los hombres y mujeres lobo, ya que en esa noche la mate del Alfa será presentada y deberá ser marcada, y desde ese momento en adelante serán solo uno.

— No Asher, estoy bien y si te llamé es porque quiero evitar que te preocupes, Chiara no contesta y los demás igual.

— Está con Dane, Demián y los demás están viendo una manera de que regreses a casa, no me preguntes cómo, porque no lo sé.

— Mañana es su cumpleaños...

— Créeme, no le importaría pasarlo buscándote, todos estamos preocupados. Dane no quiere estar en cama descansando, no le parece justo ser el único que no hace nada para encontrarte.

— Esto tiene que acabar, pero Edward...

— Aún tienes que explicarme quién es Edward.

— Es difícil y no creo que lo asimiles a la primera... — Asher suspiro — Bien, te lo diré, pero no digas nada aún.

— ¿Solo lo sabré yo? Sabes que Chiara también debería saberlo.

— Sabe un poco sobre Edward, no lo que te voy a decir, pero está enterada de un poco...

— Bien, comienza.

Dio un respiro largo y dejó escapar el aire, tenía que estar tranquila para confesar todo lo que había pasado. Al menos sabía que a la primera Asher pensaría que estaría loca.

— ¿Recuerdas la película de lobos y vampiros?

— ¿Esa en la que actúa Kristen Stewart?

— Si, esa. — ya con eso podría hacerse una idea — Bien, pues Edward esta vez no es el vampiro, es el lobo...

— ¿Esto es una broma? Savannah, no es el día de los inocentes, dime la verdad.

— Es la verdad, al principio no lo creía, pero lo es, estoy en la manada de Edward Pierce y soy su... ¿Novia?

— ¿Eres la chica de un hombre lobo?

— Técnicamente, sí.

— Pero no entiendo, ¿por qué te tiene con él?

— Escúchame con atención, cada hombre o mujer lobo tiene una pareja predestinada que pasará el resto de su vida con él o ella, sin su presencia a su lado no podría seguir viviendo en paz y calma, es muy importante. Aparte tengo un papel que cumplir aquí.

— Okay esto es muy... Definitivamente es demasiado... Savannah estás loca, tienes que salir de ahí ahora, ese tipo está loco si dice que es un perro grande.

— Hombre lobo, Asher.

— Lo que sea, el punto es que no estás segura ahí, dime dónde estás.

— No lo sé con exactitud, la única información que tengo es que estoy en el bosque. Pero confía en mí cuando digo que estoy segura, no tengo daños físicos y mucho menos mentales por causa de Edward.

— Es difícil confiar, pero lo haré, sé lo inteligente que eres y si pasa algo con el lobo solo llámame.

— Lo haré, bye.

— Cuídate, Sav. — colgó.

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora