— ¿Qué estás diciendo? Edward, no entiendo, desde hace años buscabas a Savannah, ¿y ahora que está contigo quieres que se vaya?
Supo que las palabras que eligió y como lo dijo fueran una mala combinación.
— No es lo que crees, sería un imbécil si la dejara ir. Solo prefiero que esté segura en otro lugar a que pueda cometer una estupidez sí está cerca. Sabes que quedan solo dos días para que mi celo comience y lo que menos quiero es perder el control con Savannah.
— ¿Por qué no empezaste por ahí? Ahora lo mejor que puede hacer es que vaya a su departamento o casa de sus padres, ahí estará más segura.
Edward asintió y escuchó dos toques.
— ¿Edward?
Era ella, de seguro al despertarse se preocupó de no verlo en la cama.
— Di algo, se le escucha preocupada. — asintió y fue hasta la puerta. Savannah al verlo lo abrazó y preguntó si todo estaba bien, Edward sonrió, la preocupación de su mate hacía palpitar su corazón.
— Tranquila solo debía hablar con Wyatt, estoy bien.
— ¿Wyatt? ¿No estaba de viaje? — cerró la puerta una vez que estuvieron dentro y la guio hasta el sofá en forma de L para estar más cómodos.
— Estamos en medio de una llamada. — puso el speaker — Wyatt saluda a Savannah.
— Luna, ¿cómo está? — tal vez antes le hubiera dejado en claro que prefería ser llamada por su nombre, pero ahora no sentía la necesidad de hacerlo.
— Estoy de maravilla. — miró a Edward y para Wyatt era imposible no notar que reflejaba su mirada.
— Veo que me perdí mucho.
— No tienes idea. — murmuró Edward correspondiendo a la mirada de Savannah esbozando una amplia sonrisa.
Platicaron unos minutos más hasta que llamaron a Wyatt para que continuara con la reunión, pero antes prometió que volvería el viernes por la madrugada. En casa faltaba la presencia del Beta, él era el ánimo y consejero de Edward, también de Savannah.
— Bien, son casi las ocho... — fijó su mirada en su reloj — ¿Quieres cenar ya?
— Sí, muero de hambre, solo que habrá un cambio de planes. — con ese detalle se refería que ella se ocuparía de hacer la cena, ya que desde que Juliette se enteró de su embarazo, Edward era quien cocinaba.
— No, la respuesta es no, yo seguiré haciendo las labores de Juliette y esperarás sentada esperando.
— ¿En serio? Espero que disfrutes verme hacer lo contrario porque si ves bien tengo manos y puedo encargarme de la cocina también.
Aquella actitud contradictoria fue lo que lo admiró, y enamoró más.
— Eres la primera que no tiembla luego de contradecirme.
— Desde el principio nunca estuve de acuerdo con tu forma de hacer las cosas, también de pensar.
Sonrió y tomó su mano entrelazando sus dedos, y fueron hasta la cocina.
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Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |
WerewolfSavannah Foster, es una persona inteligente e independiente, que por azares del destino llega a manos del Alfa, Edward Pierce. Edward es alguien sumamente protector, tiene leves arraques de agresividad, y como es la naturaleza de cada licantropo, si...