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— ¿Nadas por las noches? — preguntó Savannah desde la puerta del jardín.

— Solo cuando quiero pensar.

— ¿Y en qué piensas? — Edward sonrió y nadó hasta la orilla.

— En ti. Pienso en ti. — sintió una corriente de solo mirarlo semi desnudo, apartó la vista sin pensarlo y aquella acción causó ternura en el Alfa — ¿Quieres hacerme compañía?

— Se te olvidó comprar un traje de baño, Pierce.

— No es necesario, lo que traes puesto funciona bien. — miró su short y camiseta — ¿O es que temes que el lobo feroz te muerda?

— No, nada de eso, solo que hace frío y no quiero enfermar. — sonrío y estaba por irse.

— Puedo darte calor, a pesar de la temperatura del agua conmigo no sentirás frío Savannah.

— ¿Son los beneficios de ser un hombre lobo? — lo pensó por unos segundos y la idea en sí era tentadora. Edward la miraba, leía sus ojos y su mente, esbozo una sonrisa al saber la respuesta. Savannah camino lento hacia él y vio como las gotas de agua en sus hombros descendían hasta su abdomen. Sus mejillas las sentía acaloradas, la mirada verdosa de su compañero la atrapó por completo.

— ¿Te gusta? — susurró Edward. Acarició con la punta de sus dedos la mejilla sonrojada de ella y con el tacto cerró los ojos — Savannah muero por besarte.

— No puedes.

— En eso estamos de acuerdo. No puedo porque nunca haría algo sin tu consentimiento. — se acercó hasta que sus labios rozaron el lóbulo de su oreja y susurro — Por eso esperaré hasta que tu corazón sea mío y tal vez tu cuerpo.

Despertó. Su mirada iba a cada rincón de su habitación. Si bien esta vez concilio el sueño, en él estaba Edward exactamente como en la noche en la piscina. Pero a diferencia de la realidad en su sueño hubo un beso, lento apasionado y con caricias incluidas. La manera en que sus manos se adueñaron de su cintura y sus labios encajaban a la perfección con los de ella, era inexplicable.

Una sonrisa se plasmó en su rostro y aún no terminaba de entender, más no le importaba.

— Vaya, por lo que me cuentas estabas así de cerca de besarla, pero te contuviste. Bien hecho.

— No fue sencillo Wyatt, tenerla cerca y mirar esos labios tan apetecibles, una tortura total. Savannah es ideal, la compañera perfecta para mí.

— Sí, porque son como el agua y el aceite, y no solo lo digo porque la especie es distinta. — palmeo su hombro y miro el reloj en su muñeca — Debo ir a la empresa te mantendré al tanto.

Asintió y se retiró.

Terminó de beber su café y miró a Juliette, quien estaba en la cocina terminando sus quehaceres. Recordó la conversación con Dorian en el auto y sentía curiosidad, así que fue hasta ella.

— Juliette no es por ser entrometido, pero Dorian nos platicó a mí y a Savannah sobre sus sospechas.

— ¿Sospechas? ¿A qué sospechas te refieres Edward? — por más que tratara de ocultarlo no pasaba desapercibido su nerviosismo.

— ¿Estás esperando un cachorro de Dorian? — directo al punto, así era Edward. Y más cuando sentía curiosidad.

El silencio en el ambiente alarmó un poco a Edward. Recordar la expresión de ilusión en el rostro de Dorian lo entristeció.

— ¿No es cierto?

— Veo que tratar de ocultar el aroma no sirvió de mucho. — murmuró.

— ¿Ocultarlo? ¿De qué hablas?

Juliette suspiro y dejó a un lado el cuchillo y los vegetales.

— Es verdad, pero no puedo confiarme de que sea una realidad, Edward. Desde que nos casamos Dorian y yo, anhelamos el tener un cachorro, pero tuvimos complicaciones, la solución fue que empezara un tratamiento...

— ¿Qué tiene de malo? Es una estupenda solución, eso significa que si este...

— Hay dos caras de la moneda que podría ver, la buena y la mala, Edward tengo miedo de que al esperar meses haya una complicación y.... y lo pierda.

— No pasará, las malas noticias o situaciones suceden primero, así que quita esa idea de tu cabeza. Serás madre de un precioso cachorro o cachorra, es una razón para celebrar.

Tenía razón. Debía alejar cualquier tipo de idea negativa y disfrutar de la maravillosa noticia.

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora