Verla acostada durmiendo plácidamente era reconfortante, aunque le doliera el cuerpo y la cabeza.
— ¿No se supone que deberías estar durmiendo y no quedarte viéndome? — dijo Savannah con los ojos cerrados, pero evidentemente despierta — Aunque con el dolor que debes estar sintiendo es casi imposible, ¿o me equivoco?
— Soy un idiota, no debí tomar.
— Tampoco nadar estando ebrio.
— No lo hice, tampoco recuerdo cómo llegué a estar dentro de la piscina.
— Con la cantidad de alcohol que tomaste me imagino que era de esperarse.
Edward suspiró y miró al techo.
— No lo hiciste.
— No, ya te dije.
— No, no me refiero a eso. Habló sobre acostarte con Amanda.
— ¿Qué?
Savannah se levantó de la cama y fue por una carpeta que guardo en el armario. Edward se incorpora y la miró sentarse a su lado.
— En el hospital te hicieron análisis, solo para saber si tuviste un golpe o si la cantidad de alcohol sobrepasó los límites. — le entregó una hoja con los resultados de los exámenes — El doctor que atendió es de mi entera confianza, así que no temas por su secreto.
Edward leyó cada palabra mientras la escuchaba.
— Me sorprende lo que una mujer puede llegar a hacer.
— ¿Me drogo?
— Por suerte la cantidad no fue letal.
— ¡Esa perra me drogo! — arrugó el papel haciéndolo trizas con sus manos. La furia en sus ojos se podía notar, más en su voz era más evidente.
— Edward debes descansar, acuéstate ahora.
— Amanda me va a escuchar. — se levantó ignorando las palabras de Savannah yendo hacia la puerta.
Suspiró aliviada al ver que se detuvo, pero no fue por arrepentirse. Edward estaba débil, casi cae al suelo de no ser porque ella lo sujetó y llevó a la cama.
— Luego hablas con ella, no la lastimaras, aunque quieras. — lo miró fijamente — No lo hago por protegerla, solo no se vería correcto que el líder lastime a una mujer, por la razón que sea.
Acaricio su mejilla, Edward no apartaba la mirada de ella y sus labios.
— ¿Tengo algo en la cara?
— Si, unos labios que muero por besar. — susurró.
— Edward.
— Savannah, ¿estamos bien?
Si, ahora que el asunto de Amanda fue resuelto. Pero él debía descansar y precisamente con ella a su lado no lo haría, por lo que salió de la habitación, no sin antes darle un casto beso. La sala era silenciosa, todos estaban aún descansando, casi eran las seis de la mañana. Desde que regresaron hace tres horas las ganas de acostarse y dormir eran imposibles, ni por cuidar de Edward sentía cansancio. Wyatt cayó rendido en su cama, no sin antes despedirse de ambos. Savannah lo entendía, fueron muchas emociones. En cuanto se sentó en el sofá su celular vibró, era Marcus.
— Antes que todo, lo siento. Siento lo que pasó en casa de tus padres, Sav.
— Marcus, no tienes que disculparte, no hiciste nada malo. De alguna forma, eso hubiese pasado. — suspiro — Benjamín tuvo sus razones, reaccionó de la peor forma y lo entiendo. Desde un principio lo correcto hubiera sido confesarles lo que pasaba.
— Pero no es tan fácil, no fue sencillo y eso es algo que Benjamín debería tener en cuenta. Lamentablemente los sentimientos no ciegan y decimos lo primero que se nos ocurre.
¿Sentimientos?
— Tal vez no lo sepas porque tampoco para Benjamín es sencillo revelar lo que en realidad siente. Cuando lo seguí hasta su auto lo vi distinto, no era el mismo amigo que conocí en la escuela. — hizo una pausa — Sabes al igual que los demás que él no es de las personas que lloran en compañía de nosotros o incluso su familia.
Savannah miró hacia la ventana, el único punto que se le ocurrió concentrar toda su atención visual.
— A lo que quiero llegar es que debes entender, que tanto tú como él se ocultan secretos por distintas razones.
— ¿Dónde está?
— Decidió volver a Florida, necesita tiempo y más para poder hacerse a la idea de que sólo podrá ser su amiga. Fue un golpe duro saber que Edward y tú...
— Lo sé, pero, aunque se hubiese dado la oportunidad de que Benjamín y yo estuviéramos en una relación, créeme, no puedes ir contra el destino. Fui destinada a Edward, quizás desde antes de nacer. — Marcus soltó una breve carcajada que contagió a Savannah.
— Ambos son mis mejores amigos, pero te deseo lo mejor. Edward es muy afortunado.
— Creo que ambos lo somos. — esbozo una leve sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |
WerewolfSavannah Foster, es una persona inteligente e independiente, que por azares del destino llega a manos del Alfa, Edward Pierce. Edward es alguien sumamente protector, tiene leves arraques de agresividad, y como es la naturaleza de cada licantropo, si...