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- Espera, ¿entonces solo se mostró en su forma de lobo y nada más? - Savannah asintió - ¿Chiara le crees?

- Sí, aún no ha pasado nada y cuando conocí a Edward me quedó claro que no haría nada sin tener el consentimiento de ella.

- Cassie, Chiara no es por eso que estamos en esta videollamada. - hablo Asher - Savannah quiere que le ayudemos a desenredar sus nudos.

- ¿Desatar nudos? Asher, habla en cristiano, no está tejiendo o cosiendo.

- Creo que sería más bien coser, porque para tejer necesitas lana. - sí, el tema se estaba desviando y Savannah suplicaba que hallaran el camino y se concentraran.

- Chicas, Savannah está perdiendo la paciencia. - ambas chicas se disculparon - Bien, recapitulemos. Edward te dijo que te quiere, pero sabes que en cuestión de días ese sentimiento va a crecer y tú aún no puede decirlo, pero si demostrarlo.

- ¿No les recuerda el dicho: hechos y no palabras?

- Sí, pero tal vez Edward quiera escucharle decir: te quiero, amor. - dijo Cassie.

- Sí, sé que es así, solo que no es fácil...

- Savannah, los tres sabemos que no lo es, también que puede ser posible. - Chiara tenía razón, ella era positiva.

Suspiro al ver que casi eran las doce del mediodía y a excepción de Juliette, que descansaba en su habitación debido al embarazo.

- Ahora, dijiste que tu hombre lobo tendrá sus tres días de calentura y por lo que estarás lejos de él, ¿confías?

Supo a qué se refería. Pero no lo pensó dos veces en contestar, Edward lo dejo en claro anoche.

- Sí, confío en mi hombre lobo. - los tres espectadores a través de sus cámaras vieron el leve sonrojo en las mejillas de su mejor amiga. Sabían que había sentimientos por parte de Savannah, solo es cuestión de tiempo para que los diga.

Silencio. Edward no decía ni una sola palabra al ver a su padre callado a través de la videollamada. Al principio pensó que era una pésima idea llamarlo, y aún seguía pensándolo. Lo único que no dejaba de repetir era que dejar que Savannah entre en su vida le mostraba cuando idiota podría ser al no meditar la situación. Sin embargo, no logró cambiar las cosas, él no escucharía las palabras de su necio padre.

- Hay muchas otras chicas en la manada, chicas que no tienen mate y tú te empeñas en seguir con ella.

- Ella es mi mate. Aunque quisiera no podría hacer nada, además la juzgas sin conocerla. Y ella lo sabe.

- Me da gusto que lo sepa, no es mi especialidad de hipócrita.

Suspiro.

- En fin. Vive tu vida Edward, sé el mejor Alfa que puedas al lado de esa chica, pero no esperes nada de mí. Mientras como mate tengas a una humana, yo no podré estar presente.

Sin que pudiera decir algo su padre terminó con la videollamada.

- Es un... - no podría insultar a su padre, le tenía respeto, aunque justamente en ese momento no se lo mereciera.

Salió de la oficina, lo único que quería y necesitaba era llegar a casa y abrazar a Savannah.

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora