22

3K 219 3
                                    

Tal vez su nueva parte favorita de empezar el día sería ver a Edward dormido. Su rostro angelical y al acariciar su mejilla sentía la suavidad de su piel, no podía evitar sonreír y pensar que era hermoso.

— ¿Cómo serás en tu forma lobuna? — esa incógnita vagaba en su mente, Edward no especificó cuándo podría revelarlo, sólo dijo: pronto.

Suspiró suavemente y miró hacia la ventana, por la poca luz eran casi las cinco de la mañana, durmió de maravilla y le fascinaba, ya que hace tanto tiempo que no gozaba de ese privilegio. No le buscaba una respuesta porque ya la tenía, y era Edward. Tanto ella como él tuvieron problemas y fueron resueltos al encontrarse.

— Poco a poco me estoy acostumbrando y mentiría si dijera que no te tengo cariño. — murmuró lo último trazando una línea desde su mejilla hasta su labio inferior.

— Sé lo que sientes. — murmuró asustando a Savannah, ya que ella creía que en verdad dormía. Se alejó unos centímetros lo suficiente para admirar la sonrisa burlona de Edward.

— ¡Fingías estar dormido! — agarró una almohada y con la fuerza que poseía lo golpeaba con ella, aunque mucho daño no le hacía. Sus risas causaron que se enfureciera más, ya que no le veía gracioso.

— ¡Basta! ¡Basta! — no dejaba de reír con cada "golpe" de la almohada en su rostro, y por eso Savannah no se detuvo — Vale, en serio ya, Sav.

Sin poder prevenirlo ella ya se encontraba debajo de Edward.

— ¿No que los hombres lobo no son frágiles?

— ¿Quieres averiguarlo? Porque yo quiero comprobarlo contigo. - fijó su vista en los labios de su mate y relamió los suyos, pasó toda una noche soñando con ella, acariciando cada parte de su cuerpo y, sobre todo, probando su apetecible boca y dando una que otra leve mordida.

— Deja de decir tonterías Edward, quítate de encima, ahora.

— ¿Tú dando órdenes? Savannah, cariño, el Alfa aquí soy yo, así que estaré en esta posición el tiempo que desee.

— Idiota. — murmuró y esquivó su mirada.

— ¿Tan poco aguantas mirarme? Empiezas parecer una Omega, pero no tan sumisa ni temerosa, algo que sin duda me tiene totalmente enamorado.

— Hablo en serio Edward, pesas muchísimo...

— Quiero besarte.

— Y yo quiero que te quites.

Si bien en los días anteriores la paciencia de Edward se controló, pero siempre se podría dar la posibilidad de que no fuera así.

— En mi sueño te encantó tenerme así. — susurró rozando sus narices — Pedías que no me quitará y suplicabas que te besara de una buena vez.

— Claro porque solo cuando se está dormido los sueños se hacen realidad.

El llamado de Wyatt interrumpió el momento y obligó a Edward a quitarse de encima, murmurando un par de palabras que Savannah no llegó a entender. Lo miró ya estando él de pie.

— Esto lo retomaremos luego. — y salió de la habitación dejándola sin habla. No terminaba de entender la situación de hace unos minutos, pero lo que ahora sabía era sobre el sueño que Edward tenía sobre ambos.

La forma en cómo le hablaba y la mirada penetrante, cómo con tanta facilidad cambiaba el sentimiento en sus ojos. Edward la sorprendió una vez más.

Unida Incondicionalmente al Alfa | Libro 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora