Escenarios Eren Jaeger x lectora

Cuando se merece un final feliz

  Un adiós y un hola ¿Acaso era un castigo?

Ocasionó la destrucción del mundo por el bien de su gente y en sus últimos segundos solo pudo sentir alivio porque eran sus amigos los que lo detenían, ellos eran los únicos que podían detener al monstruo que se había creado y estaba aliviado por eso. Ver a Mikasa llorar y decirle hasta luego sin duda alguna fue un momento emotivo que le llenó de alivio el corazón y entonces cerró los ojos. ¿Acaso era aquel su fin?

Cuando Eren cerró los ojos lo hizo con la idea de despedirse del mundo para siempre pero jamás contó con que podría abrirlos de nuevo y ver lo que veía en ese momento.

Había despertado de pronto en  una cama cómoda y caliente, al lado de una mujer, ambos estaban desnudos y abrazados.

Es asesinado por Mikasa y cierra los ojos diciendo adiós pero de repente los abre y se encuentra desnudo junto a una extraña mujer ¿Qué ha ocurrido?

-Buenos días, mi amor, ¿Dormiste bien?
-Tú...¿Quién eres?
-Santa Claus.
-¿Ah?
Aquella mujer quien estaba abrazada a él lo miró como si lo conociera de toda la vida.
-¿Qué ocurre Eren? ¿Por qué me miras así?
-Yo...no te conozco.

La mujer se separó de él mirándolo extrañada.
-Déjate de bromas Eren, a penas amaneció  y saltas con tonterías.

La miró bostezar y levantarse de aquella cama desnuda, era pequeña y....estaba desnuda, no pudo evitar sonrojarse y apartar la vista de inmediato.

Cuando la mujer se percató de aquello lo miró algo divertida.
-¿Por qué te avergüenzas, Eren? Ni que fuera la primera vez que ves a tu esposa desnuda.
-¿Esposa?
-¿Vas a seguir con esa broma de no reconocerme?
-Yo...

Parecía algo molesta pero se acercó de forma coqueta y le plantó un beso efímero pero algo ardiente en la boca y él reaccionó por puro instinto agarrándola y acercándola a él sin dejarla ir, cuando se dio cuenta de sus propias acciones se separó algo apenado.

Ella sonrió y entró al baño de aquella habitación.

Era una habitación de un tamaño considerable y al observar a su alrededor se dio cuenta que habían algunas fotos, fotos de él con aquella mujer pero ese no era exactamente él ¿O si?
¿Acaso era un efecto de los poderes eldianos y de todo lo que había sucedido? ¿Era un castigo o un premio? ¿Era un sueño? ¿aquello que observaba  era lo que había después de la muerte?
¿Eren Jaeger estaría destinado o premiado a vivir el resto de los días que le quedaban  con esa mujer? ¿Podría vivir feliz en un mundo ajeno a lo que conocía cargando con el peso de todo lo que había hecho?

-¿No quieres ducharte conmigo?
-...

Suspiró fastidiada, la miró cerrar la puerta del baño y escuchó el agua caer, cuando finalmente se duchó la miró cambiarse y  apartó la vista de inmediato, antes de que ella terminara, él entró aquel baño y se duchó.
No entendía completamente la situación, pero Eren era astuto y debía mantener la compostura ante aquella situación desconocida.

No era un sueño y si acaso lo era lo experimentaba demasiado real.
Cuando se duchó fue aquella habitación y miró en aquel closet, había ropa de su talla, ropa de él.
Se vistió y caminó despacio por aquellas escaleras, se sintió perdido y extraño, y entonces escuchó algunos gritos provenientes de abajo.

-¡Mamá Mamá ! ¡Carla no me quiere dejar jugar con ella!
-¡Porque rompes todas mis muñecas!

Eran dos niños muy parecidos, una niña y un niño, mellizos al parecer, de unos 4 o  5 años de edad, tenían sus ojos y el mismo pelo que aquella mujer.
Estaban sentados en la cocina de la mesa y la niña cual apasionada le lanzó una muñeca al niño quien respondió sacándole la lengua, era una pelea infantil aparentemente inofensiva pero volvía loca aquella mujer que intentaba separarlos sin muchos resultados.

-¡Ya basta dije! ¡Elena suelta a tu hermano Armin! ¡Armin ya suéltale  el pelo a Elena! ¡Por Dios Eren! ¡No te quedes ahí  parado! ¡Ayúdame  a separar a tus hijos!

La escena se miraba familiar, ésa era su esposa, ésos  eran sus hijos, ésa era su familia...o quizás no su familia, la familia de un Eren que él jamás llegó a ser pero que ahora le pertenecía y debía cargar con el dolor de aquel mundo y la felicidad de este.