Cuando te atormenta

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No podía negar que tenía unos espléndidos padres y no lo decía únicamente porque me habían regalado una casa para vivir después de graduarme e iniciar la universidad, sino también por los comprensivos que eran conmigo y que en verdad se preocupaban por mi independencia.

La casa nueva estaba algo alejada de la universidad pero disponiendo de mi propio auto para moverme no era ningún problema.
La instalación fue un completo éxito, no dejaba de sentirme emocionada porque finalmente viviría sola y aunque económicamente aún seguían sustentándome mis padres, aún así me sentía libre.

La casa era más o menos grande, de dos plantas, con varios cuartos, algo antigua y encantadora. Mis padres la habían comprado a un buen precio al banco y descubrí pronto la razón.

Empecé una rutina muy normal, de la universidad a la casa y por supuesto, un montón de encuentros con mi novio Colt, que aunque era militar y no pasaba mucho tiempo por sus servicios, yo no me despegaba de él cuando volvía.

En la casa empezaron a suceder cosas extrañas, empezando por la llave, esa maldita llave. Era una llave que no encajaba con ninguna cerradura hasta que finalmente encontré una puerta secreta en el sótano que abría un lugar extraño. Era un pequeño cuarto que tenía libros viejos de medicina, me puse a husmear y encontré varías fotos, entre ellas la de un chico moreno de ojos verdes vistiendo uniforme militar junto a otras dos personas. Supuse que pertenecía a los antiguos dueños y no le di tanta importancia, sin embargo, el descubrimiento del cuarto fue lo que dio comienzo a los sucesos extraños.

Para empezar las cosas aparecían en lugares distintos de los que recordaba. En las noches mis sueños eran puras pesadillas, cuando me duchaba sentía que alguien me miraba y poco a poco la actividad paranormal cobró más fuerza.

Mi vecina Rico se presentó a mi casa para espantarme más de lo que estaba el viernes en la mañana.

-Vecina...¡Que sorpresa tenerla aquí y a estas horas!

-Lamento si soy imprudente pero es que no puedo quedarme de brazos cruzados.

-¿Qué pasa?

-¿No se ha dado cuenta?

-¿De qué?

-De la casa...la casa es muy extraña.

-...

-Sé que suena muy loco pero esa casa está llena de desgracias, lo mejor que puede hacer es irse de una buena vez.

Me miró muy seria y después se marchó. Sus palabras me clavaron muchas dudas, dejándome peor.

En la tarde con los nervios de punta llamé a mi novio Colt desesperada para que me hiciera compañía, cuando llegó de inmediato me abrazó sin comprender mi estado de angustia.

-¡Tranquila, amor! Estoy aquí, cuéntame ¿Qué es lo qué pasa?

-Es que te juro que algo no está bien con la casa, para empezar las cosas se mueven, siento que hay un hombre acechándome, es el hombre de las fotos, el de ojos verdes.

-Oye...creo que estás muy nerviosa, vamos a sentarnos.

Colt estaba muy incrédulo por mi comportamiento, pero como el gran novio que era se quedó hacerme compañía hasta el domingo.
Me sentí más tranquila con él, la actividad disminuyó por completo hasta que llegó el sábado por la noche.

El sábado por la noche después de una velada romántica entre ambos me quedé acurrucada a él. En eso de la madrugada me desperté por un grito desgarrador de mi amado el cual no estaba a mi lado, con prisa fui corriendo a buscarlo por toda la casa.

Bajé finalmente las escaleras de aquel sótano, me paré algo nerviosa en la entrada del pequeño cuarto que había descubierto antes y ahí estaba parado de espalda mi amado Colt.

-Colt...¿Eres tú? ¿Cariño...qué haces aquí?

-...

Se dio la vuelta ligeramente y me miró fijo. Me miró con una intensidad inigualable, no parecía él, eran sus ojos pero no su mirada.

-Descuida (...), estoy perfectamente bien. Volvamos a la cama.

Se acercó hacia mi con normalidad, me tomó de la mano y subimos al cuarto.
Se acostó a mi lado mientras acariciaba mi espalda con suavidad.

-Siempre...desde que llegaste a esta casa...siempre quise hacerte mía.

-¿Qué estás diciendo, Colt?

Me dio la vuelta hacía él para de inmediato subirse encima de mi y agarrar mis muñecas encima de mi cabeza.

-C-Colt, actúas extraño.

Se acercó hacia mi con una fiereza impropia de él. Me besaba desesperado como un animal salvaje en busca de devorar a su presa.

-¡Ahg! Colt.

-No me llames Colt, desde ahora llámame Eren.

-¿Q-Qué?

Escenarios Eren Jaeger x lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora