Capítulo 15.

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"A lo largo de la vida te pintan al diablo como si fuera un monstruo, te dicen que tiene una horrenda cara, que al sonreír muestra colmillos, que en sus ojos ves tu peor pesadilla, que tiene cuernos grandes y todo el cuerpo color sangre.

Pero no todos tienen en cuenta que podría venir siendo seres hermosos, con piel blanca, sonrisa encantadora, cabello innovante y mirada atrapante; que en donde deberías ver tu peor pesadilla solo ves un paraíso adictivo con una luz de esperanza que se desvanece en la oscuridad de una tormenta revelada.

También te dicen que solo existe uno pero no cuentan que ese uno puede crear a otros peores y que ellos no se quedan en el infierno porque Lucifer los envió fuera de ello."

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Condiciones y confesiones.

20 de abril del 2020

07:30 a.m.

Magali.

Mi espalda pegada al azulejo del baño con la lluvia creada por la ducha mojándome es lo que siento aparte de los labios del hombre que me besa con vehemencia mientras mis piernas se enredan en torno a su cintura.

Baja por mi cuello y sus dedos aprietan mi culo moviéndome sobre la verga erecta haciendo que mi sexo sienta el grosor, el largor y las venas marcadas pasar en medio de los pliegues. Jadeo y respiro con agitación mientras sus labios chupetean mi cuello y clavícula.

El agua cae sobre nosotros creando millones de gotas que recorren los cuerpos desnudos, gimo su nombre y se separa lo necesario para colocar la punta en mi entrada adentrándose a lo más profundo de una sola estacada, vuelve a sacar la mitad para meterlo de nuevo empezando con los duros estrellones que me hacen clavar las uñas en sus hombros, gemir con los ojos cerrados, la respiración agitada pero dispuesta a recibir todo lo que me da.

—¿Qué es, mi diosa? —Cuestiona antes de lamer mis labios y bajar dejando besos húmedos en mi barbilla llegando a lamer mi garganta. Abro los ojos y alza su vista clavándola en la mía.

El cabello mojado le cae en la frente y gotas de agua recorren el rostro con belleza infernal.

—Rico, mi amor —Respondo a su pregunta y sonríe antes de embestirme con fuerza al punto que siento la punta de su miembro en el lugar exacto y sus testículos chocar contra mi.

—¿Qué? —Vuelve a preguntar mientras saca la mitad y vuelve a entrar, le tomo las hebras negras llevando su cabeza hacia atrás lamiendo su cuello, mordiendo el lóbulo de su oreja antes de hablar.

—Rico… —Susurro en su oído.

Gimo con desespero enderezando mi espalda contra la pared cuando arremete con violencia a cien estrellones por segundo dejando que sienta cada parte llegar a lo más profundo sin dificultad mientras se lleva los pezones erectos a la boca chupando y mordiendo sin piedad.

El sonido del choque de nuestros cuerpos que solo nosotros podemos oír se toman el lugar hasta que siento mi sexo presionarse a su alrededor antes de experimentar las oleadas de placer que me envuelven con la llegada del orgasmo que se acompasa con su derrame.

Dejo mi frente sobre su hombro y sale de mí en cuando recupero mi respiración normal dejándome en el suelo pero sin soltarme para evitar mi caída por la debilidad en las piernas.

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