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“El mundo no es justo por más que sea su única opción”
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Incorregible.
Londres, Inglaterra.
Siete horas, 420 minutos, 25.200 segundos con dos inyecciones de ARZEN.
Yamila Bresco.
Mis dedos recorren su mandíbula mientras mi cabeza evoca las palabras claves con él enfocando mi atención en una «obsesión», eso es lo que tiene por ella, simple obsesión que no hará más que desaparecer cuando se dé cuenta que no es la correcta, los ojos le pesan cuando intenta abrirlos por tercera vez en las últimas horas y me aferro a él nuevamente cuando tiembla con las pesadillas que debe soltar de alguna u otra forma.
Se calma minutos más tarde sin despertar y tocan la puerta a lo que doy autorización para que pasen.
—Señora, creo que esto podría causar problemas —Uno de mis hombres entra con una caja pequeña.
Le pido ver el contenido y saca un collar, un móvil y un reloj, el móvil ya lo han destruido, el primero se ve inofensivo pero el último no, lo tomo mientras oigo su explicación y entiendo en cuando captamos que es un reloj que le reporta los signos vitales de Liam a John, no tiene activada la ubicación ni la comunicación pero lo otro sí ya que eso no afectaría en casi nada para que sepan dónde está el otro, suelto el aire sabiendo que sí, esto podría ser un problema.
—Búscame a alguien que se lo ponga y con el que pueda recibir informes de un buen estado —Ordeno.
—Estamos en eso señora.
Asiento mientras recibo todos los informes que tienen las cosas bajo control, del cuerpo de Lizbeth me deshice hace unas horas, sus hermanos están en el sótano del segundo edificio y las tipas esas en el sótano de éste.
Tengo medido el tiempo según me explicaron y los hombres que me acompañan se encargan de todo lo demás dejándome sola con mi novio en una de las habitaciones del edificio donde pedí que nos dejen, el tiempo sigue pasando y se despierta despavorido en medio de la madrugada alertándome con la fuerza que lo hace retroceder hacia la pared, las cadenas que lo atan suenan cuando se mueve y el pecho le sube y baja con la respiración pesada que se le apodera.
—¡Estás demente! —Es lo primero que me grita cuando su mirada se posa en mí y tenso la barbilla saliendo de la cama con la mayor calma que soy capaz de reunir— Dónde me hayas tocado un pelo mientras estaba inconsciente juro que te vas a arrepentir…
—No estás en posición de amenazar realmente.
Me atonta con la sonrisa egocéntrica que me dedica a pesar de que el celeste de sus ojos se mezcla con el tinte medio rojo que se le resalta en la esclerótica de los mismos.
—¿Sabes cuál es tu mejor jugada? —Se lame los labios secos en tanto arrastra las palabras por los efectos de la droga— Dejar tu locura, entregarme a los míos y liberarme justo ahora.
Me río.
—Es estúpido lo que pides.
—Como estúpida quedarás tú cuando te vuelva pedazos y se los ponga en el desayuno a mi tigre.
La amenaza me hace pasar saliva pero no demuestro la tensión de mi cuerpo, simplemente me aparto dejando que los hombres que me acompañan hagan su trabajo cuando mueven la jaula de vidrio a la habitación dejándole ver a las chicas desnudas que destruyen frente a él y no me importa porque hasta a ellas las puso sobre mí más de una vez.
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CONEXIONES
SpiritualMagali Rosenzweig. Una exitosa empresaria mundialmente reconocida que lo tiene todo: dinero, belleza e inteligencia, pero con un pasado infernal que hace años se propuso dejar atrás. Con una nueva vida en Inglaterra y un éxito intachable en su carre...