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“Sorpresa… es mi creador”
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Siguiente.
Línea temporal: durante los meses donde Magali estuvo en Alemania y John junto con Jeremy en América.
Manchester, Inglaterra.
Narrador Omnisciente.
El clima inglés se resumía a días grises con gotas leves que chocaban contra los parabrisas de los vehículos en movimiento, el reloj marcaba los veinte minutos de las dieciocho horas en lo que el mundo gira centrándose en contar la historia metida en otra cuando Anastasia Johnson estaciona su BMW en el parking del hospital clínico dónde baja buscando la entrada.
El maquillaje no logra cubrir de un todo las ojeras y los ojos hinchados que se le remarcan por el llanto de la noche anterior que recuerda junto con los errores que le han costado sacrificios de toda una vida. Su móvil suena y lo saca medio mirando la llamada del número sin registrar que ignora adentrándose a la sala de visitas donde la familia que la ve se pone en pie a recibirla.
—Anastasia —Saluda la señora de piel morena que la ve de arriba abajo con ternura— ¿Cómo estás?
—Bien, señora Narváez ¿Y usted? —Apenas termina la oración la mujer rompe en llanto sobre el hombro de la rubia logrando que su esposo se acerque preocupado.
La toma en brazos consolándola y la abogada no sabe cómo actuar, solo trata de obtener información del estado de su ahora ex prometido quien no ha obtenido el alta a pesar de sus avances durante las últimas semanas, los padres han tenido que viajar desde su país natal y en las próximas horas pelearán por la salida de su hijo con el fin de llevárselo a casa, Anastasia sabe lo que hace allí por lo que luego de terminar la charla con los señores Narváez se mueve a la habitación donde la máquina que le mide los latidos a Adrián está en función mientras la ve.
Medio se incorpora como puede, tiene vendas en todo el torso y el brazo fracturado, hematomas aún notorios en la cara, en la frente como también unos cortes que se están empezado a cerrar en los labios, han pasado ya casi dos meses ahora que enero está iniciando; sus ojos se posan en la rubia y respira hondo lidiando con la sensación de lejanía que nunca creyó llegar a tener con la mujer que ama desde que tiene veintitrés.
—¿Cómo estás? —Pregunta ella.
—Herido, supongo —Bromea haciéndola rodar los ojos— Ah, que amargada te has vuelto.
Sacude la cabeza con ella antes de contarle sobre todo lo que han dicho los médicos y terminan hablando sobre los últimos acontecimientos que los han hecho llegar a dónde ahora mismo están.
—Creo que si fui bastante cabrón en algunos puntos y te quiero pedir perdón, Anastasia —Las palabras de él la tensan de inmediato— Tal vez si hubiera controlado un poco mis celos sería diferente como también si hubiera comprendido el amor que le tienes a tus amigos ahora pienso y ni siquiera sé porque les tenía manía si ellos solo te protegían, desde la universidad ha sido así y aunque me cueste admitirlo, muchas veces, hicieron mejor papel de compañero de vida que el mío y tal vez mis actitudes se reducían a eso, a que me sentía muy por debajo de lo que ellos te daban, ellos comprendían tu libertad y yo quise imponer las mismas cadenas que por muchos años ya las tuviste con tus papás.
Las lágrimas de ella salen obligándola a limpiárselas con rapidez mientras toma una bocanada de aire.
—Te lo digo porque no quiero que te quedes pensando por siempre que lo nuestro solo está terminando por lo que te pasa a ti, es totalmente válido, yo no puedo obligarte a que estés toda la vida enamorada de mí —Sigue—. Era algo que podría pasarte a ti, como también a mí… y no sabes cuanto lamento que haya sido lo primero pero acepto que, en parte, es mi culpa.
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CONEXIONES
SpiritualMagali Rosenzweig. Una exitosa empresaria mundialmente reconocida que lo tiene todo: dinero, belleza e inteligencia, pero con un pasado infernal que hace años se propuso dejar atrás. Con una nueva vida en Inglaterra y un éxito intachable en su carre...