Capítulo 73.

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¨Muchas veces las promesas no son suficientes¨

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Jugada sucia.

Varsovia, Polonia.

Mientras Magali y Jeremy viajaban al CTM.

Adler.

Me maquina la cabeza a mil por segundo. La furia contenida no es más que un propulsor que viaja por mis venas haciéndome trabajar todo con demasiada... no sé ni cómo describirlo. «¡Me dejé ver la cara por años! ¡Años!».

Atrasando mi plan por ella cuando tenía la solución a todo frente a mis narices. Y no solo una solución, sino que dos, porque Magali Rosenzweig lleva veintitrés años ocultándome que tiene hermanos y he quedado como un imbécil por nunca siquiera sopesar la idea. Aparte de ello presentan ese absurdo proyecto que me pone todos mis negocios en riesgo ya que si mi infiltrado no gana esa maldita candidatura tendré que sopesarme a que lo haga John Black y me acabe toda la escala, como ya casi acabó con la Bratva por imbéciles.

Tengo una furia con ella y también con Alek por ser un metido de mierda que no sabe mantener las manos quietas, ahora debo bancarme que parte de las ideas se me tiren al pozo por su absurda intervención, la de él y la de su organización.

—Señor, debería calmarse... —Me dice mi escolta y yo sacudo la cabeza con los nervios a flor de piel, pateo la silla frente a mi escritorio volviéndome a mirarlo.

—¿Qué novedades me tienes? —Me paso la mano por la cara moviéndome al sofá donde tomo asiento dejando que él se enderece con sus hombres de confianza detrás suyo, uno de ellos le pasa una carpeta que me extiende, la tomo.

—Miriam es bailarina profesional desde los ocho años se formó en la academia de la que Magali es accionista, aparte de ello se graduó en psicología de una universidad rusa y tiene una clínica en Asunción hace seis meses —Abro la carpeta topándome con fotos de la chica que tiene los rasgos Kuznetsova mucho más marcados que los de su hermana, los ojos cafés oscuros le brillan resaltándole en cualquier color de cabello que luzca—. El chico, Matteo, se graduó del instituto el año pasado, está terminando el primer semestre de medicina y planea seguir la carrera en Alemania, en un acuerdo que tiene su colegio con una de las mejores universidades del país europeo, es aficionado al fútbol y tiene una red de negocios de venta de bebidas alcohólicas en Paraguay.

Las fotos del chico aparecen, en él resaltan los rasgos Rosenzweig siendo una copia más joven de Germán pero con los ojos más parecidos a los de Alicia, veo que la única que sacó los ojos fuertemente negros su padre, fue mi reina. Aun con ello, la hipnosis que causa Magali, también se ve reflejada en ellos. Estudio las fotos mientras él sigue.

—Todos estos años usaron otros apellidos e incluso hasta ahora siguen manejándose bajo estos, pero seguirles el rastro es difícil ya que casi no salen solos, tienen una guardia de quince hombres rodeándolos a ambos día y noche y cuentan con tantas propiedades en el país latinoamericano que es básicamente imposible saber en cuál están, ya que nunca se quedan en ninguno. Intenté saber los movimientos de Miriam en su clínica, pero los pacientes que logramos interceptar en estas horas han dicho que ella les ha informado que cerraría porque se iría a vivir a otro país, no les dijo cuál.

—¿El chico?

—No tiene mucho, señor... es un chico hormonal que se la pasa de fiesta en fiesta, no tiene nada que valga la pena para llegar a él.

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