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El diablo juega a verse tenebroso, cuando la realidad es que se ve hermoso.
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Intermedio.
Abril 11, 2020.
Magali.
Despierto con John dormido sobre mi torso y lo aparto como puedo encaminándome al baño donde me arreglo con una sonrisa estampada en la cara mientras me paso el exfoliante, las cremas y demás. Salgo con una bata de seda puesta posando los ojos en mi cama donde la espalda trabajada queda al descubierto, avanzo subiéndomele encima y sonríe cuando lo despierto repartiendo besos en su cuello.
—Buenos días, diosa —su voz ronca me empapa en menos de nada y quedo idiotizada, se voltea dejándome sobre el abdomen duro que me roza la entrepierna húmeda logrando que me apriete la cintura derritiéndome con la sonrisa que me dedica—. Que rico despertar.
Intenta quitarme la bata y lo detengo.
—No, no, no. Levántate —lo obligo a incorporarse— Ya tenemos planes para hoy, ve a ducharte.
—No puedes decirme eso con lo mojada que estás —trata de meter la mano y se la aparto inclinándome a darle un beso en los labios—. Maga...
Se queja cuando me bajo encaminándome a mi closet, le grito que vaya a darse una ducha y a prepararse porque debemos salir y rueda los ojos.
—¿Me recuerdas por qué acepte esto?
—¡Porque eres un curioso!
Se encamina a la ducha, tiene ropa aquí y me preparo riendo de sus quejas por no tener un mañanero mientras me maquillo, me aliso el cabello dejándolo suelto y me coloco una falda negra, una camisa tipo corset color rosa y unas botas cortas del mismo tono que esta última prenda. Me las compré hace poco y no las había estrenado, son preciosas.
John sale de su lado del closet vestido con pantalones y zapatos negros junto con una playera con cuello gris, clava los ojos en mí repasándome de arriba abajo mientras se abrocha el rolex en la muñeca.
—¿Eso que te veo puesto es rosa? —arruga las cejas— ¿Te tomaste en serio el apodo de Mike y ahora eres Barbie en el episodio tengo un auto nuevo?
Me hace reír y se lo contagio.
—Nunca te había visto de rosa —admite cuando me giro hacia él—. Estás preciosa.
Me le acerco a rodearle el cuello sonriente, es verdad que no soy mucho de usar colores claros, bueno, ya no. Pero la vez pasada vi ambas cosas en la misma tienda y pensé que me quedarían bien, como cosa rara, no me equivoqué.
El que ni con los tacones altos de las botas lo alcance me enloquece mientras que él me repara con ganas, vuelve a mi rostro y lo siento subir las manos por mis muslos buscando los glúteos que aprieta pegándome a él al tiempo que me besa.
—Vale, la falda está aprobada —dice contra mi boca.
Le sonrío dejando que me bese hasta que tocan la puerta obligándolo a apartarse con un gruñido de protesta, me río buscando mi bolso mientras mi escolta habla.
—Señorita Rosenzweig, ya están aquí —avisa y John avanza abriendo la puerta topándose de frente con Gerard.
—No me caes bien ahora mismo —lo atropella cuando sale y suelto una carcajada mientras mi escolta se queda atónito viéndolo irse.
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CONEXIONES
SpiritualMagali Rosenzweig. Una exitosa empresaria mundialmente reconocida que lo tiene todo: dinero, belleza e inteligencia, pero con un pasado infernal que hace años se propuso dejar atrás. Con una nueva vida en Inglaterra y un éxito intachable en su carre...