Capítulo 80.

421 32 5
                                    

▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎

No siempre eres el movimiento principal.

▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎☆▪︎

Contraposición.

John.

La sien me palpita y la rabia es tanta que no sé cómo controlarla, me muevo de llamada en llamada tratando de ignorar los reclamos de mi cabeza «fallé» no llevo ni veinticuatro horas en este cargo y ya he cometido lo que podría ser el error más grande de toda mi carrera.

—¡Todas! —Grita Jeremy a mi lado—. Necesito que se cierren todas las malditas salidas terrestres, aéreas, marítimas. Quiero policías en todas las fronteras y que retengan vuelos y peajes hasta nuevo aviso ¡que no dejen entrar ni salir a nadie de ningún país así esté a pie!

Aguarda respuesta rodando los ojos mientras yo avanzo por el pasillo que nos lleva a la sala informática donde está Jun.

—¡La orden va directamente del nuevo vicegobernador de Imperium! —se impone el rubio en la llamada—. Claro que sé perfectamente el caos que esa orden va a causar, sin embargo, no estoy dispuesto a retractarme.

Se queda discutiendo en el pasillo mientras yo avanzo afanado junto al japonés que ya me tiene noticias en cuando entro.

—No han salido de Londres, señor —informa mientras Nina está a su lado buscando más pistas en las cámaras de las calles—. Sin embargo, muchas de las cámaras han sido bloqueadas o manipuladas en tiempo récord. El último informe certero de los movimientos de los hermanos Rosenzweig que tenemos es que han sido dirigidos al suroeste de la ciudad, hacia los bosques donde estaban las cabañas del campamento White.

—¿Qué saben de Tomás Anderson?

—Su chip fue desactivado mucho antes de que salgan de la ciudad, no tenemos idea de donde pueda estar.

—¿Los hermanos tienen el chip activo?

—No señor, ellos no contaban con ningún tipo de rastreador.

«Me cago en...» Aprieto las manos tratando de lidiar con la rabia.

—Señor, tengo a Marcos en dirección a los bosques —me dice Nina—. Se desvió de camino a los calabozos de Red Chain cuando notificamos lo que pasaba.

—Es muy riesgoso que haga eso con presos a bordo —entra Jeremy—. Que se devuelva.

—Eso le dije, pero no me escucha.

Sacudo la cabeza llamándolo, no me atiende. Termino ordenando que saquen los vehículos que me muevo a abordar mientras en otro cargan el arsenal, Magali está en los brazos de Gerard tomando aire en busca de calma y cuando nos ve dirigiéndonos a los autos se acerca tratando de disimular que ha estado llorando.

—¿Qué tienen? —Cuestiona y es Nina quien le da las novedades, asiente—. Necesito que Axel se comunique con soldados de las fuerzas alemanas ordenando que se muevan a los terrenos más montañosos de Munster, que todos se centren en traerme a Hugo Harrington lo antes posible, que le digan que Gretchen Rosenzweig lo necesita ya mismo.

El nombre me endereza cuando capto el apellido y Jeremy tensa la mandíbula a mi lado.

—Mandé a cerrar las fronteras —le discute.

—¡Pues que las abran para él!

—No...

—No te atrevas a contradecirme Liam Jeremy White —le dice rabiosa—. Que mi puesto todavía me deja una cabeza por encima de ti y si no lo puedo traer por un lado, lo traigo por otro así que ahórrate los reclamos y deja que cumplan la maldita orden que he dado.

CONEXIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora