Capítulo 49.

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Nota: Hola, amores. Quiero mencionar este punto ya que sé que puede llegar a ser bastante confuso el tema de las fechas en las obras y el hecho de que vamos avanzando pero luego retrocediendo, lo que pasa es que como son puntos de vista diferentes prefiero narrarlo de esta manera que es la que más entendible veo, según yo, en todo caso, en un futuro puede que lo corrija pero solo quería dar esta aclaración para que no se asusten o se mareen cuando ya estábamos a finales de febrero en un capítulo pero en el siguiente volvemos a sus inicios. Espero no les moleste y puedan disfrutar de la lectura de igual forma, besitos.

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En las nubes.

04 de febrero del 2021.

05:00 a.m.

Adler.

El humo del puro se expande en la noche mientras la vista la mantengo en la mujer que cruza el lugar con sus escoltas detrás abandonando el sitio. Mi pecho no deja de recibir los bombardeos de mis latidos con el simple instante en que mis ojos contemplan su rostro y la veo salir sabiendo que piensa en mí como en la enemistad cargada de tensión que a pesar de todo nos rodea.

Coloco los codos en la baranda del edificio sin dejar el puro de lado a la par que capto el aura de el grupo criminal que ocupa el segundo puesto en la escala.

—Ya está —Adalia Jenell se me acerca con una venda en el hombro y con el tono de voz cargado de ira— Ya hice tu jueguito de porquería, ahora la sacas de dónde está y te olvidas de su existencia en el jodido planeta de mierda este o te juro, Adler Hersen, que te vuelvo un pedazo de basura toda la escala yo sola.

Hago un movimiento con la mano que mueve a Adil de inmediato a uno de los cuartos de a un lado. La puerta se abre y tira de la persona dentro de la misma la cuál parece estar en un estado inhumano dónde no habla ni parece querer moverse, tiene la mirada perdida, la piel pálida junto con las manos juntas sin estar amarradas.

La mafiosa se endereza con el cuerpo tenso detallando a su única hija quien sufre el peor estado de uno de mis componentes «la desconexión» un estado donde sientes todo pero no puedes hacer nada, pueden estar cayéndote a golpes con barrotes pero no podrás siquiera cubrirte mientras sientes absolutamente cada uno de los dolores que causarían tales golpes a un nivel tres veces mayor que el que sentirías normalmente, es como ser una cosa que puede ser utilizada al antojo de cualquiera, como vivir siendo el juguete de alguien más.

—Bella, Adalia —Me acerco a la chica de rasgos iguales a los de la mafiosa con los ojos de su madre sobre mí en todo momento— Es bastante bella tu hija, igual a ti.

No me contesta mientras mueve la vista a la jeringa que saco de mi bolsillo mientras el terrorista que tiene a su hija acomoda a la chica de cabello negro y ojos grises a quien le aparto la melena oscura clavando la aguja que vacía el componente del antídoto en su pecho.

Aparto la misma cuando termina y sus ojos se pierden a la par que Adil la suelta ya que tiembla unos segundos antes de caer sobre sus rodillas soltando el vómito que la encorva y mueve a su madre junto a ella.

—Ich bin hier, ich schwöre, ich bin hier —Le habla en un susurro desesperado mientras la menor se calma y deja de soltar arcadas— Ich bin hier.

«Ich bin hier, ich schwöre, ich bin hier: Estoy aquí, te juro que estoy aquí»

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