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¨El amor puede rayar a la obsesión, ¿o la obsesión puede rayar al amor? ¨
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El segundo apellido.
05 de julio del 2021.
12:00 p.m.
Jeremy.
Carter fue un buen tío, algo ausente; pero bueno en ello al fin y al cabo. La milicia consumía mucho de su tiempo y cada que se liberaba, iba a visitarnos. Recuerdo que cuando estábamos creciendo, él era comandante y tenía tres fechas intocables en su calendario: mi cumpleaños, el de los gemelos y el suyo, las tres fechas las pasábamos juntos ya sea viajando o con un pastel de mierda en nuestra casa.
No tenemos más familiares, a Amelia nunca la consideré una realmente, la veía más como una empleada a la que debía tenerle cariño por criarnos, igual con eso, no era mucho mi aprecio, ni el de los gemelos y desde ahí nos pareció raro nuestro comportamiento porque la madre de Austin nos trataba bien, muy bien... hasta que Carter nos sentó a los tres y nos resolvió la duda ¨Un White no se pone a tener apegos con aparecidos, solo amamos a quienes tienen nuestra sangre o si llegamos a elegir a alguien para compartir el resto de nuestra vida, de ahí en más; todos son insignificantes¨. Aceptándolo o no, los gemelos siempre estuvieron conscientes de que eran parte del apellido... y a pesar de ello parece que lo manejan mejor de lo que lo he hecho yo.
Mis ojos se pasean por el cuerpo de escándalo de la mujer que duerme a mi lado, tomo un mechón de su cabello reparando el color fuego de este y es que no es un cobrizo cualquiera, es como si el mismo albergara una maldita hoguera. No puedo controlar el galopeo de mi pecho que me pone a tragar saliva viéndome en un infierno mucho peor que el de mis propias jaulas, mucho más tortuoso que ese sótano y mil veces más destructivo que el arzen; las ansias hacia la droga pararon hace rato siendo reemplazados por la necesidad de ella que me pone a inhalar su aroma estrechándola contra mí sin importarme despertarla.
—No me quiero levantar —Dice somnolienta mientras la abrazo llenándole el cuello de besos— Pero tendremos que ir a un lugar así que debemos salir de la cama.
Busco su rostro y abre los ojos debajo de mí, le beso la mejilla.
—Yo puedo quedarme en la cama porque soy un drogadicto y te puedes quedar conmigo bajo la excusa de que eres lo único que me hace bien.
—No eres un drogadicto y aunque lo fueras, quedarte en la cama no es tu solución a esta mierda.
—Tú eres mi única solución a esta mierda.
Me besa y se aparta saliendo a pesar de que me quejo, rabioso me dejo el brazo sobre los ojos cuando los dolores vuelven a tomarme el cuerpo, me quedo quieto no sé por cuanto tiempo mientras escucho que ella toma una ducha, me aprieto las manos en puño tensándome cuando pareciera que me arde todo y de últimas me siento al borde de la cama tratando de lidiar con esto, no he dormido porque las pesadillas son demasiado fuertes cada que lo hago, mi rodilla se mueve con la ansiedad que me agarra y la garganta seca junto con el dolor de cabeza me empiezan a acorralar.
Me froto la cara escuchando que ella sale acercándoseme, solo tiene la toalla alrededor de su cuerpo y la deja caer cuando tiro de ella subiéndola sobre mí. Es lo único que ansío y no me contengo, me estampo contra sus labios empezando a toquetearla por todos lados al tiempo que sus manos van a mi cabello correspondiéndome.
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CONEXIONES
SpiritualMagali Rosenzweig. Una exitosa empresaria mundialmente reconocida que lo tiene todo: dinero, belleza e inteligencia, pero con un pasado infernal que hace años se propuso dejar atrás. Con una nueva vida en Inglaterra y un éxito intachable en su carre...