Capítulo 40.

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“Mírate, naces siendo demonio pero uno que atrae la atención de los diablos más macabros"

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¡Feliz cumpleaños a nuestra diosa!

10 de noviembre del 2020.

22:45 p.m.

Unidad militar de alto rango, Manchester.

John.

Llevo tres días evitando a mi novia. Las cosas en mi cabeza no están funcionando como deberían de hacerlo y por eso prefiero mantenerme lejos.

Cuando conocí a Magali Rosenzweig sabía en lo que me estaba metiendo, ella fue clara, sabía que no era una persona tranquila, que no me metía en una relación cualquiera y que para seguir debía de aceptarla a ella y a todo lo que acarrea. Cuando pasó lo de Adler me lo volvió a advertir, me lo dijo, ella sabía que nada sería fácil por eso me dio la oportunidad de largarme y dejarla pero yo… no, no puedo, no quiero. Es algo a lo que me negué en ese momento y hasta ahora sigo sin aceptarlo.

«Es mía» así el mismísimo Lucifer suba del averno envuelto en llamas para proclamarla, lo asesino y me la quedo porque no acepto que vea a nadie más como nos ve a Jeremy White y a mí.

—¿Podrías prestarme atención? —Se queja justo el anteriormente mencionado— Sí no, puedo irme y te dejo disfrutar de tu viaje astral.

—Sí, por favor.

Se intenta poner en pie pero suelto a reír tirando de su camiseta para detenerlo.

—Estate quieto y no jodas con idioteces —Le digo y me mira mal— ¡Ya! Ya te hago caso.

—¡Hades, ven aquí! —Llama al cachorro que está en la puerta buscando salir de la oficina, se gira hacia donde estamos corriendo para saltar hasta subir sobre el regazo del rubio— ¿Dónde ibas?

Pone las patas sobre su pecho jadeando y el de ojos celestes le sonríe acariciándolo.

—Ya no te soporta por eso se quiere ir pero no lo dejas —Lo molesto sonriendo y toma al perro.

—Ve a dormir con papá —Me lo pasa logrando que borre la sonrisa tensándome mientras el animal se pone cómodo sobre mi regazo.

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