Capítulo 62.

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"Venciste un mal pero te quedan otros más"

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Duelo.

Ocho días, 192 horas, 11.520 minutos con cinco inyecciones de ARZEN.

Keyla.

Mis soldados se alinean y termino el entrenamiento mañanero en cuando llega la hora del desayuno, todos se van y me muevo a la sala de capitanes cruzándome con Marcos a quien saludo pero me ignora como lo lleva haciendo hace semanas.

—Marcos —Lo llamo pero toma unas carpetas de su escritorio sin siquiera voltear a verme— ¡Marcos!

Respiro hondo en busca de paciencia mientras él se mueve hacia la salida en lo que yo me apresuro bloqueándole el paso y toma una bocanada de aire cuando me ve.

—¿Qué quieres? —Tengo que elevar la cara para verlo a los ojos.

—Ya deja de ignorarme —Le pido—, ya no es gracioso.

—No buscaba que lo fuera.

Intenta rodearme pero lo tomo deteniéndolo otra vez.

—¡Ya te he pedido perdón! No es mi culpa que ella se crea algún tipo de Dios a quien no se le puede llevar la contraria, el castigo no era lo que buscaba y no fue justo, solo lo hizo por estar celosa de todo lo que pasó entre...

—Keyla —Me corta y guardo silencio con la mirada cansada que me da— Si no vas a hacer otra cosa más que echarles la culpa a otros de tus acciones, te agradecería que me dejes trabajar, ya que lo último que necesito es otra sanción en mi expediente gracias a una niñita desesperada que no sabe cómo llamar la atención de un tipo que ya la rechazó.

—¡No soy ninguna niñita! Tú no me quieres escuchar cuando todo sucedió porque... —Me altera en segundos y busco justificarme pero el que alce una ceja mirándome con desaprobación solo empeora todo por lo que callo despacio y niega con la cabeza buscando irse pero insisto en detenerlo— Marcos...

—Deja de molestarme —Hace énfasis en cada palabra hablando con un tinte de rabia antes de apartar mi mano de su brazo chocando contra mi hombro cuando pasa por mi lado.

Se va y me quedo inhalando aire molesta, lleva semanas enojado conmigo por la sanción de parte de esa maldita que lo único que hace desde que volvió es buscar joderme la vida. Estoy soñando con que la próxima noticia viral sea sobre el choque de su avión regresando a Inglaterra, tomo mis cosas saliendo mientras trato de que mi cabeza deje de pensar en idioteces, la gente como ella nunca tiene su merecido, siempre encuentran como salvarse.

Lo que me molesta es la suerte de gente así, mientras se la pasa disfrutando al hombre que amo yo obtengo solo miradas despectivas de parte del mismo y, como si no fuera suficiente, ahora también tengo que soportar el enojo de mi amigo por algo que ni siquiera es mi culpa, sino que... ah, ya ni vale la pena. Tomo mis cosas buscando el camino que me sacará al campo de tiro y mi móvil suena en el camino con una llamada que ignoro.

—¿Por qué no contestas? —La voz con acento asiático hace que me sobresalte cuando Jun, uno de los nuevos, me habla al oído desde atrás haciendo que me lleve una mano al pecho.

—¡¿Estás loco?! ¡Casi me matas de un susto! —La respiración se me entrecorta y él suelta a reír como si nada.

—Te estás volviendo débil Maciel —Me dice— Si unas palabritas ya casi te asesinan, ¿Qué espero de ti en una guerra?

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