Capítulo 82.

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Las baterías se agotan y no siempre hay recargas. Con las fuerzas muchas veces es igual.

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REGLER.

Diciembre 26, 2021.

Derek.

La garganta me duele de tanto gritar, los ojos me arden de tanto llorar y tengo las rodillas raspadas y los nudillos rotos de tanto mantenerme contra el suelo llorando, golpeando, gritando. «¡Dios, ¿qué más quieres de mí?!» pienso mientras me ahogo en sollozos porque no puedo entender qué es lo que debo seguir haciendo.

He dedicado mi vida a buscar lo mejor para las consecuencias Graustin, he hecho de todo para que sea lo más tranquilo posible para ambos, pero ahora, en este punto, donde otros sufren las consecuencias de su catastrófica historia he de darme cuenta de que no puedo más, tengo que aceptar que hace mucho tiempo esto se me salió de las manos.

—Derek —me habla Axel Gregor y el tono tenso en su voz cortada por el llanto me hace saber lo que dirá—. Ya debes irte...

Me limpio las lágrimas enderezándome sobre mis rodillas y me mira con tanto pesar que sé que no tiene idea de qué decirme. El alemán ha cambiado un montón desde los años donde estábamos en la fidelidad Graustin al igual que Marcos y admito que por eso no los reconocí cuando los vi la última vez que estuve aquí, solo supe que eran ellos cuando me ayudaron a escapar luego de que Gretchen casi me mata a balazos.

—Ya casi se cumplen las dos horas —insiste el ahora militar— y si no sales ya las seis horas no te van a servir para buscar el camino más corto fuera de Europa antes de que los miembros del juego se esparzan en busca de tu cabeza.

Cuando Gretchen da una amenaza también ofrece una recompensa exorbitante que para los miembros del juego del arte es como encontrar oro. Por lo que si ella dio un tiempo es ese tiempo y ya, una vez terminado cualquiera podría matarme si no he salido de Europa.

—Debería dejar que me encuentren —susurro perdido en mi dolor— debería dejar que le traigan mi cabeza a Gretchen...

—Ella no quiere eso.

—Debería —lloro— no me merezco esas putas seis horas, no me merezco que me haya dejado vivir después de haberle disparado a John... no me merezco su misericordia.

El alemán toma aire y siento a otras personas acercarse, sé quiénes son y no hago más que bajar la cabeza hundido en la vergüenza.

—No sé qué hicieron Drakon y tú —dice Axel—, pero si tanto te arrepientes deberías dejar de lamentarte y ayudar a Magali que lo único que quiere es acabar con Adler y ser libre, ella no te está pidiendo que lo traiciones, a ella ya no le importa él, te está pidiendo ayuda; nada más.

—¿Ya la llamas Magali también? —me incorporo con las rodillas temblorosas.

—Gretchen murió con Britez —habla Marcos— y nosotros hace mucho que lo aceptamos.

Sacudo las manos antes de limpiarme la cara para alzar la cabeza topándome con el grupo de fieles a Gretchen, no me sorprende que ella los haya infiltrado tan bien, me sorprende haber creído que ellos la abandonarían.

—Hay un auto esperándote afuera que te llevará al aeropuerto —informa Valentina—, de ahí toma el primer vuelo que encuentres y haz que te busquen lo antes posible, no quiero más funerales por este mes.

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