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Sucesos imprevistos que llegan a ser tan visibles como los planeados.
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M de malentendido, M de maltrato, M de mal.
Marzo 26, 2020.
John.
Las luces de la discoteca me marean debido al alcohol que recorre mi sistema ahora mismo. Capto a Michael que toma la botella de ron vaciándomela en la boca y sacudo la cabeza tratando de recuperar la noción del tiempo cuando termina.
—¿Ya te acobardaste? —se ríe divertido y le saco el dedo del medio antes de arrebatarle la botella terminándola con un trago largo—. Deberías dejarlo un poco, todavía no llega Maga y me culpará si te encuentra tan ebrio.
Me encojo de hombros.
—Ella no me manda.
—Sí, claro. Señor todo me vale mierda, pero cuando parece que me va a dejar me aterro y termino regalándole una joya evaluada en millones de dólares.
—Lo hice porque quise —me defiendo arrastrando las palabras—. No por la estúpida discusión.
—No, lo hiciste porque pensaste que te iba a dejar.
Sacudo la cabeza, no lo quiero seguir escuchando.
—Guarda silencio, Michael; te lo ordena un superior.
—Superior mi culo —me quita la botella y me quejo logrando que me empuje enderezándome en la silla— ¿Por qué estás bebiendo tanto? —cuestiona arrugando las cejas— que yo sepa la joya le gustó y ya tuvieron sexo de reconciliación, ¿qué mierda te pasa?
—Me han asignado una misión en Rusia —no puedo controlar mi boca— y estaré cuatro meses lejos de ella si acepto.
—¿Y tu mejor opción es embriagarte? —asiento— ¿No has probado, no sé, ser un normal y hablar con ella?
—Se enfadará...
—No creo que estemos hablando de la misma Maga —arruga las cejas—. ¡Espera! Has dicho que, si aceptabas, lo que significa que no lo has hecho —deduce rápido— y para aceptar una misión en tu rango te dan al menos dos meses, es decir que tienes tiempo.
Sacudo la cabeza y me mira mal.
—¿Cuándo debes iniciar la misión, John?
—En una semana.
Se pellizca el puente de la nariz.
—¡¿Lo sabes hace dos meses y no le has dicho nada?!
Lo señalo con un dedo.
—Ves por qué te digo que se enfadará.
Estira las manos hacía mí como si me estuviera ahorcando y dejo caer la frente en la mesa tratando de calmar un poco el mareo, tomo aire y vuelvo a observarlo.
—¿Crees que se enoje mucho?
—No lo sé, te tocará preguntarle porque ahí viene.
Me giro de golpe hacia la entrada de la pista, pero mis ojos en vez de clavarse en la mujer que se adentra al bar, se enfocan en el hombre de melena rubia cerca de la barra que no la pierde de vista, idiotizado como muchos otros la sigue con la mirada mientras ella avanza escaneando el lugar hasta toparse con nuestra mesa y la sonrisa que se le dibuja cuando me ve hace que sonría para recibirla.
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CONEXIONES
SpiritualMagali Rosenzweig. Una exitosa empresaria mundialmente reconocida que lo tiene todo: dinero, belleza e inteligencia, pero con un pasado infernal que hace años se propuso dejar atrás. Con una nueva vida en Inglaterra y un éxito intachable en su carre...