Capítulo 24

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La forma en que veía a Donovan había cambiado por completo para Eider, no era el hombre normal con que había chocado una noche cualquiera, era un príncipe de otro mundo, un futuro rey. Seguía creyendo que estaba atrapada en un sueño, que nada de lo que había presenciado era real, no podía pensar con claridad.

—¿Entonces si mataste a un príncipe? —Llevaban juntos varías horas, donde Eider solo le hizo pocas preguntas.

—Le corté la cabeza —afirmó Donovan —. Era la mía o la suya.

Podía aceptar que hubiese inventado esas historias después de haber chocado con él, no le parecía que estaba bien mentalmente en el pasado. En ese momento le parecía duro aceptar la realidad de la vida de Donovan, era un hombre que estuvo en la guerra en verdad, que mató a otros seres por su reino.

—Imagino que no es muy diferente de lo que hacen los solados aquí —Se negó a ver a Donovan como alguien malo —, en todas partes hay guerras, ¿no?

—Se que esto es duro para ti, Eider —Entendía que creerle le tomaría su tiempo —. No te presiones a aceptar lo que hice, se que tienes pensamientos diferentes y los voy a respetar, no tratare de convencerte que soy alguien bueno.

—Es que... ese es tu deber, ¿verdad?

—Era el líder de los ejércitos de otros reinos, si yo ordenaba que debían atacar, mi ejército lo hacía. No voy a mentirte, mate a muchos seres de Laark, ellos mataron a muchos de mi reino y de otros.

—¿Volverías a hacerlo?

—Lo haría las veces necesarias, proteger mi reino es mi prioridad, habrá un punto donde no podré ir a la guerra porque seré rey, debo mantenerlo seguro mientras pueda.

—Creí que cuando hablabas de matar, salir a cazar y ese tipo de conversaciones, te referías a algún tipo de videojuego.

—No existe eso en mi reino.

Había leído una gran cantidad de libros sobre tipos como Donovan, personajes ficticios, jamás creyó que se encontraría en una situación similar a la de muchas protagonistas. Tenía a la realeza sentada frente a ella, un guerrero y futuro rey, confesándole sus batallas como si fuera lo más normal del mundo, lo era en el de Donovan.

—¿No te afectan esas muertes? —Tenía cientos de preguntas que le costaban sacar de su ser.

—Realmente no, como te he mencionado al morir solo cambiamos de cuerpo, no estoy matando almas, solo cuerpos que albergan mala energía, magia oscura. Libero esas almas para que vuelvan a nacer en un cuerpo que no esté contaminado, les doy otra oportunidad.

—Creo que eres el único que piensa que las liberas porque de no ser así, dudo que estuvieras en este mundo.

—Mi reina y madre no aprobaba mi conducta, mi rey tampoco, pero él creía que traerme sería un castigo demasiado duro, sin embargo aquí estoy.

—Lamentó que terminarás aquí.

—Yo no —confesó —. Pude conocerte en este mundo.

—Voy a extrañarte, Donovan.

Hablaba como si jamás volvería a verlo, esa oración lastimó su corazón como un pinchazo. Al recuperar su magia, una ola de sentimientos que parecían estar atrapados como su poder, se desataron junto con su liberación del bloqueo que le había hecho su rey. Sentimientos que no entendía, que llegaban a aterrarlo porque eran tan fuertes que Dominik los sentía.

Lo que más lo lastimaba era que Eider no percibía ese poder que él sentía crecer cada hora que pasaba junto a ella. En ningún momento ella había captado, ni sentido las corrientes que lograron llegar hasta Donovan en su estadía con ella.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora