Capítulo 80

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Vulkanyn.

Cerró la llave para que dejara de salir el agua, se envolvió en una toalla por la cintura para salir de la regadera, tomó otra toalla para secar su cabello. Estaba tan cansado que no quería usar su magia para secarse la piel. Regresó a su recámara donde lo esperaba una copa con vino, la tomó y se sentó en un sillón.

Tomó su celular para responder los mensajes que tenía pendientes con su compañía, no se molestó en cambiarse, no tenía planes para salir por el resto del día.

La puerta de su recámara se abrió, no tuvo que mirar quién entró, nadie además de su esposa entraba a la recámara con esa confianza. No despegó su mirada del celular hasta que la figura de Idalia apareció por completo frente a él, tenia los brazos a cada lado de su cintura con desapruebo.

—Te busqué por todo el campo de entrenamiento —le dijo su esposa —, me dijiste que estarías ahí todo el día.

—Mi celular estaba como loco.

Kellan le mostró la cantidad de mensajes que tenía, como las decenas de llamadas perdidas, aun con responsabilidades en su mundo, debía mantener su negocio con los humanos. Le resultaba más entretenido, pasaba gran parte de su tiempo atendiendo llamadas, contestando mensajes, escribiendo emails, cada semana aparecían montañas de documentos en el escritorio de su oficina en el castillo.

—Acordamos que tomarías unas vacaciones de tu trabajo para concentrarte en este mundo —le recordó Idalia —. Desde que te recuperaste de tu viaje estás trabajando sin parar.

—La fortuna no se hará sola.

—No necesitas de una fortuna.

—Es el negocio que le dejare a nuestro hijo.

—Nuestro hijo será un rey, su falsa vida humana es un tema aparte, el negocio humano puede mantenerse solo.

Dejó el celular en la mesa a su lado, la atrajo con una de sus manos, Idalia se acomodó entre sus piernas, el gran vientre quedó cerca del rostro de Kellan, le dio un beso sobre la tela del vestido que usaba su esposa. Sintió el movimiento inquieto del bebé, provocándole una sonrisa, le dio unos golpecitos que el bebé respondió con patadas.

—Tengo un alma lista para ti —le habló a su hijo —, serás el ser de fuego más poderoso que este mundo conozca.

—Y oscuridad —añadió Idalia —, estoy segura que tendrá magia de ambos reinos.

Acarició con tristeza el vientre de su esposa, el tiempo pasó tan rápido, los planes que se hicieron desde hace siglos lo alcanzaron en un parpadear. El plan empezó con sus padres, Kellan recordó los cientos de veces que se le explicó lo que debía hacer, a pesar de ser joven se le forzó a participar. Cuando murió el rey Lazarus, él cargó con toda la responsabilidad, tuvo siglos para aprender con su madre lo que debía sacrificar para salvar su reino, para salvar el mundo de una ola de caos.

De todos los seres de la realeza con la que inicio el plan de restauración, solo quedaba Kellan, con él debía terminar el plan.

—Juro que si es como mi padre voy a matarme —bromeó para alejar la tristeza que Idalia notó —, espero que tenga la oscuridad en su ser, lo único que no quiero es que tengan su horrible personalidad, soy el único hombre agradable de la descendencia de ese imbécil.

—No es verdad, Dominik me parece realmente agradable —se quejó Idalia, se sentó en la pierna de Kellan —, es interesante.

—Sigue siendo el imbécil de mi padre, lo único que lo salvó fue que Donovan se quedara con todo lo malo, sino sería igual de mierda.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora