Capítulo 39

1.1K 132 11
                                    

1:44 p.m.

El día comenzó soleado, con un calor intenso que azotaba contra la ciudad, pero al pasar las horas, se nubló el cielo por completo, oscureciendo la ciudad, dándole un respiro al los habitantes del calor infernal. Había un solo culpable de tal fenómeno, uno que se encontraba hospedándose en la mansión de Eider.

—No puedes alterar el clima de esa forma. —Eider estaba con su laptop en una de las mesas de su jardín —. Es un desierto, no suele nublarse de la nada.

—El calor me pone irritable —se excusó Solaneus —. A parte tu mundo disfruta más de este tipo de clima, de otra forma no estarías aquí afuera, conmigo.

—El calor que tanto te irrita, pone de buen humor a tu querida, ellos se nutren de la luz.

—No creí que sería tan difícil llegar a ella —le confesó a su compañera de mesa —. Dorian no tuvo problema alguno para conquistar a Kiara, fue algo rápido.

—No creo que tu amigo le haya mentido de su identidad a su compañera.

—No he mentido, solo reservo información.

—¿Jamás le dirás lo que hiciste?

—Jamás.

—¿Por qué no te le acercaste antes?

—Dorian lo quiso así, Kiara insistió y yo lo acepté, era lo menos que podía hacer después de arruinar algo que tenía que ser hermoso.

—Hubiera sido extraño si ninguno tuviera idea del vínculo y un dia común y corriente te empezaba a gustar la hija de tu mejor amigo.

—Hubiera sido mejor que esto, pero la desesperación te hace cometer locuras.

Por un momento, Eider despegó su mirada de la pantalla para ver el rostro de Solaneus, sus ojos permanecían normales, pero la humedad la abrazó. Estaba cambiando el clima de nuevo, sin darse cuenta de lo que sus sentimientos hacían. Era hermoso, podía verlo todo el día, Eider no entendía como Kailynn lo ignoraba con tanta facilidad. Un rey de cabello azulado que controlaba el agua, y a pesar de eso, no llenaba a la princesa de interés.

—Saldré en unas horas, toma el tiempo para hablar con ella.

—Me gustaría que fuera ella quien se me acercara, yo parezco incomodarla, todo eso hace que esto sea un completo desastre.

—Kailynn es un amor de persona, pregúntale sobre las flores, estoy seguro que te hablara de eso por horas.

—Me habla de como adora Hikaun, mi reino no es ese.

—Debes aceptar que sus gustos son diferentes a los tuyos, empieza con interés a lo que ella adora, un interés verdadero que cosas falsas, ya le dijiste demasiadas.

—Mi interés en ella es más verdadero que mi existencia.

—Eso no es suficiente para ella, porque no tiene idea de todo lo que pasaste, tiene que verlo, sentirlo, oírlo, que conozca tu interés.

—¿Eres un tipo de experta en conquistar mujeres?

—Sé que no me gusta que me mientan.

—Los gemelos y yo somos muy diferentes, no me compares con ellos —le pidió —. Soy alguien seguro de lo que siento, no necesito confundir a Kailynn como ellos hicieron contigo.

—Si que eres un encanto —susurró y continuó con su mirada en la pantalla, presionando con sus dedos hábiles el teclado —, se nota tu gran confianza.

—¿Qué haces? —Se puso de pie para llegar hasta la espalda de Eider, se inclinó hasta que su barbilla descansó en el hombro de ella, viendo lo que escribía con rapidez —. ¿Qué escribes?

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora