Capítulo 76

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Kairlan.

Lo reyes llegaron al reino de Kairlan antes del anochecer, los recibieron en la entrada del castillo, tenían la libertad de rondar por el hasta que se les llamara para ir a la sala de los tronos. Por el momento, la mayoría se mantuvo en una sala con un gran banquete, además de la realeza, habían seres importantes de los demás reinos, como gobernantes.

—Es el anunció del compromiso de la princesa —dijo Malekau antes de llevarse la copa de vino a los labios —, no querrían que estuviéramos todos de no serlo.

—Puede que sea otro asunto, primo —se burló Osaen, futuro gobernante de la capital de Hikaun —, no llores tan pronto.

Había menos de treinta seres en la sala, el primer vistazo de Eider sería únicamente para los de importancia. Dorian tomaría de la realeza unos minutos antes de presentarla para que estuvieran listos, la seguridad de Eider era su prioridad, de no estar segura, nadie lo estaría. Creía que merecían una advertencia, si llegaban a tratar mal, a ignorar o hacerle una mala cara, Donovan los haría pagar. Confiaba que aunque no presentaran a Eider, los demás la notarían entre los demás, aún sin saber quién era o que hacía ahí, todos parecían notar a Eider.

Tampoco quería que la notaran de más, por el bien de los presentes debía obtener atención pero no ser el centro de las miradas.

—¿Seremos el único reino invitado? —preguntó Silya al ver que eran los únicos reyes presentes —. No veo a Solaneus, lo que es extraño.

—Este siempre ha sido como su segundo hogar, debe estar con Dorian.

Terminaron de arreglar a Eider, su vestido era largo, con una abertura en su pierna hasta el muslo, los tirantes eran delgados, hechos como una cadena plateada en sus hombros. Tenía un gran escote en forma de v que llegaba cerca del ombligo, era ajustado para mostrar la curva de su cuerpo.

Lo diseñó con las chicas del castillo desde que se le avisó de la reunión, quería que fuera una representación de su mundo, un vestido cercano a lo que usaría en su mundo. Se inspiró en su mamá, pensó que estaría orgullosa del resultado, era su primer diseño hecho realidad.

Usaba tacones plateados, también fueron diseñados a su gusto, los reyes estuvieron de acuerdo en mostrar lo que la representaba. Por el clima, insistieron en que llevará un abrigo o una capa, le dejaron dos opciones, tomó en capa de color cremoso que no le robara la atención al vestido.

Uso poco del maquillaje que encontró en ese mundo, le explicaron que se utilizaba para ocasiones especiales, no era como en su mundo que había miles de productos, ni se maquillaban de la misma manera que los humanos. Había delineador, sombra de ojos en colores típicos de los reinos y labiales, nada más, nada menos. Se las arregló para verse bonita, usando los colores plateados para hacerle brillar el rostro con cualquier tipo de luz.

Las pestañas fue lo más difícil, no había nada para hacerlas destacar, tuvo que usar su imaginación, se deseó suerte para no quedar ciega con lo que usó para que se notaran.

Salió de la recámara con el corazón latiendo tan fuerte que sentía que se le saldría del pecho, lo escuchó por encima de todo que le ocurría a su alrededor, no fue una buena señal.

Acomodó su cabello al caminar, se lo ondularon al trenzarlos por horas, le aplicaron un tipo de crema para cuando soltaran su cabello se mantuvieran la forma, le gustó el resultado. Antes de comenzar a arreglarla, Kiara le ayudó con su aroma, una nueva capa de Solaneus la cubría, las narices de la realeza eran más sensibles.

«No sé que esperan de mi, no puedo crear magia, ni siquiera la de espectáculos, no tengo un sombrero o un conejo para hacer el truco», pensó Eider.

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora