Capítulo 19

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Silencio.

Era lo único que los demás escuchaban dentro de la mansión, desde que Graham salió nadie había dicho alguna palabra. Aunque no era del todo silencio, Donovan escuchaba, se daba cuenta de los sonidos en toda la mansión, incluido el silencioso llanto de Eider como las respiraciones profundas de sus acompañantes.

— Necesita tiempo— Donovan fue el primero en romper con el silencio— hay que dárselo.

— Creo que necesita tener compañía— Isaiah no pudo llegar a las escaleras porque Donovan se interpuso— no tiene porque estar sola.

— Bajará cuando quiera hacerlo— no pensaba repetirse ante el humano— no la interrumpan.

Sin más remedio que obedecer, dio unos pasos atrás a modo de paz, no intentaba provocar a Donovan, no ganaría en una pelea con él. Poseía fuerza e inteligencia, dudaba que algo que poseyera le ayudara a vencer a tremenda bestia frente a él, si logró traer a Graham contar su voluntad, no podía arriesgarse.

— Dejando el tema de Eider a un lado— Lila llamó la atención de los hombres en la sala— ¿No quieres ir al doctor?

— Entiendo su preocupación, sé que quieren ayudar a Eider a salir de este problema, ya que así me han de ver, como un problema, no puedo negarlo soy uno muy grande... les puedo asegurar que en cuanto pueda me iré, será como si jamás hubiera existido.

— ¿Cómo piensas irte?

— Como llegué, con magia— de nuevo obtuvo una mirada de preocupación por parte de los amigos de Eider— confíen en lo que digo.

— Una persona sana no habla de esa manera, espero que lo tengas presente.

— No voy a obligarlos a creer, entre menos crean mejor para mi mundo, pero si empiezan a meterse conmigo o mis planes de salir de aquí, será cuando comiencen los problemas.

Dejó la sala sin querer continuar con la conversación, aún así debía evitar que llegaran a la habitación de Eider, por eso tomó asiento en las escaleras para calmar sus emociones y esperar como los demás.

«¿Dominik?».

La conexión fue casi inmediata, su hermano estaba sintiendo su preocupación desde que su rey le regresó sus poderes, a pesar de eso no le hizo saber que escuchaba cada una de sus palabras. Se detuvo en uno de los pasillo reales para prestarle atención, le interesaba saber lo que quisiese decirle a pesar de no poder responderle.

«Sé que estás en mi mente a diario, eres así de entrometido desde que tengo memoria y si pudiera bloquearte lo haría».

Una sonrisa se formó en el rostro de Dominik, lo conocía bien, había intentado no pensar en Donovan pero ese llamado lo atrajo a querer escuchar lo que pensaba.

«¿Cómo estás? Espero qué haciendo algo para evitar guerras, así servirías de algo a parte de lucirte por el castillo con tus mujeres. No puedo hacer nada desde aquí por eso me gustaría saber que alguien hace algo en ese inservible castillo que tanto adoran».

Por más que le gustaría a Dominik decirle que no había tocado a ni una mujer desde que se enteró que lo habían desterrado, no podía hablarle. Se arriesgaba a que sus reyes se enteraran y perdiera su magia de nuevo, no podía perder su confianza cuando se estaba acercando la fecha asignada para salir de su mundo hacia la Tierra.

«Este mundo es un asco justo como había pensado, comprobé que los humanos son seres despreciables, al menos en su mayoría, tantos escritos que leí sobre la especie no pudieron prepararme para lo que encontré en este lugar, no parecen mejorar con el tiempo».

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