Capítulo 87

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9:12 a.m.

La distancia entre Joel y Eider no arruinó el desayuno que compartían con Katherine y Enzo, la animada plática de la pareja controlaba el tenso ambiente. Hablaron de la bebé, con emoción Katherine pasó por la mesa las imágenes de su ultrasonido.

—Tengo tantas ideas de vestidos para mi niña, estoy trabajando en ellos, estaba pensando en sacar una colección para bebés.

A excepción de Eider, los demás disfrutaban de su desayuno, su mamá comía de todo con tranquilidad. Eider tenía un burrito con todo tipo de carne en él, no le pareció una gran idea después de dos mordidas, lo alejó con discreción. Moría de hambre, pero no soportaba poner la comida humana en su boca, lo poco que comía apenas la mantenía activa para el resto del día. El sueño era su mejor amigo, no pasaba hambre a la hora de dormir, aunque la despertar su cuerpo le pesaba y le dolía el estómago por la misma falta de alimento.

El comandante Omny la veía cada vez más apagada, deseaba sacarla con urgencia del mundo, temía que enfermara. El rostro deslumbrante de su llegada desapareció en un instante, un sombra cubría sus delicados rasgos, despareció el color de su rostro.

No era el único preocupado por su estado, Joel le veía perdida, no tocaba su comida, lo único que aceptaba eran bebidas. El malhumor de ambos era evidente y los de su alrededor se esforzaban en no mencionarlo, si alguien podía alcanzar la irritabilidad de Joel, esa era su hija, no hablarse solo dificultó el desayuno.

—¿Eider? —le llamó Enzo.

—¿Sí?

—¿Estás bien?

—Tengo sueño, no dormí bien anoche.

Les mintió a sus padres y a Enzo, la realidad es que no tuvo problemas para dormir, dejó de tenerlos hace mucho. Su padre le pasó su café sin decir algo, no se atrevió a intercambiar palabras, no se arriesgaría a que le rechazara su café, le pareció que lo necesitaba más que él. Eider tampoco le agradeció, tomó el café caliente, lo bebió y sintió calma al sentir la calidez del líquido al deslizarse por su garganta.

—Con cuidado, está caliente.

No le importó, lo bebió como si lo necesitara para vivir, no lo alejó de sus labios hasta acabárselo. Cuando bajó la taza, los demás la veían con preocupación.

—Suficiente. —Joel se levantó de su asiento tomó sus llaves y jaló a Eider por el brazo —. Vamos a ir al doctor.

—¡¿Qué?! —Se soltó su agarre y retrocedió —. ¡No! No iré al doctor, estoy bien.

Las personas a su alrededor dejaron de comer para observar a la hija del dueño del club hacer una escena.

—No te estoy preguntando.

La atrapó cuando trato de correr, la cargo hasta ponerla en su hombro, no le importó hacer una escena, con tal de sacara a su hija del mal estado en el que se encontraba. Eider pataleó y golpeó su espalda para que la bajara, sin éxito, su padre era fuerte.

—¡Omny!

—No pienses en usarlo contra mi.

No obedeció la orden de Eider se lo impidieron, se quedó quieto en su lugar para que alguien con más autoridad tomara control de la situación.

—No será necesario, señor Carter —Joel se giró para ver al hombre —. Deje me encargo.

—¿Quien mierda es usted? —cuestionó sin pensar en sus modales, todo rastro de educación desapareció de Joel —. ¿Por qué se mete en lo que no le importa?

Príncipe del Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora